entrevista

Manolo García: "La música es una fuente inagotable de vida y de alegrías"

El cantante actúa este sábado (21.30) en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza

Manolo García (Barcelona, 1955) ofrece esta noche en Zaragoza su primer concierto de 2024
Manolo García (Barcelona, 1955) ofrece esta noche en Zaragoza su primer concierto de 2024
Montse Capel

El de este sábado va a ser su primer concierto de 2024 ¿Cómo afronta la reanudación de su gira?

Hicimos una veintena larga en el primer tramo y ahora vamos a por otros treinta. Volver a la carretera siempre me da alegría porque me gusta el oficio, un oficio que tiene muchas ventajas. La primera es que encuentras a la gente de cara, siempre de buen humor, con ganas de fiesta. A mí me gusta el escenario y compartir emociones con el público, aunque no es que no pueda vivir sin actuar ni que sea un enfermo del aplauso. Tengo otras vidas, maneras mías de vivir tranquilo, alejadas del mundo musical. Cuando terminan las giras me dedico a pintar, a estar tranquilo, en una situación mucho más calmada.

¿Recuerda sus primeras visitas a tierras aragonesas?

Venía a tocar con grupos de baile a Utrillas, en Teruel, y a muchos otros pueblos cuando tenía 18 o 20 años. Pero con música propia la cosa empezó a comienzos de los 80, con unas maquetas, unos temas de Los Rápidos. Me acuerdo de venir a Zaragoza porque nos decían que había un chico que se llamaba Cachi y que tenía un programa de radio.

Julián Torres ‘Cachi’, todo un referente de la radio musical...

Pues ahí estábamos, dándole la brasa para que nos entrevistara en Radio Zaragoza. Yo cogía un coche que tenía, un cacharro, y me venía a ver a Cachi. Ese es el primer recuerdo que tengo de Zaragoza, musicalmente hablando.

Y aquí está de nuevo, unos cuantos años después, con cientos de canciones. ¿Es complicado elegir la lista de las que sonarán esta noche en el Príncipe Felipe?

La verdad es que es un poquito estresante cuando me planteo hacer la lista. Empiezo a mirar todos los discos, los temas, y me cuesta, me sabe mal dejar algunas. Al final, lo que acaba sucediendo es que hago conciertos largos. Es por amor al repertorio, por cariño a las canciones, que son como hijos.

Han pasado más de 25 años de la publicación de ‘Arena en los bolsillos’, con el que inició su carrera en solitario tras El Último de la Fila. ¿Cuál es la clave para mantener el mismo nivel en todos sus álbumes?

Es un poco como cuando pinto. Para conseguir un cuadro que me guste igual he hecho siete o diez. Con las canciones pasa igual y con las años vas siendo más selectivo. También tu capacidad de trabajo aumenta porque hay menos horas de fiesta, de bares, de copas, de salidas alimentadas por la testosterona… Estás más relajado en casa, tienes más tiempo y te apetece componer. El truco, para mí, está en almacenar material. Luego, todo se va poniendo en su sitio con el paso de los días. El tiempo te da una claridad, ilumina la obra y le va dando a cada cosa su lugar.

¿Qué cree que es lo que le hace conectar con el público y que sus canciones sean la banda sonora de tantas personas?

Creo que el público percibe perfectamente el respeto que les tengo. No tengo una actitud soberbia, es al revés: me siento muy agradecido.

Siempre se ha tomado muy en serio su compromiso con quienes van a verle a un concierto...

Solo cancelé la vez que los médicos me dijeron: «Tienes que parar». Cuando convocas al público debes ir, hacerlo bien, dejarles satisfechos, que sientan que el dinero que han gastado en esa entrada y la ilusión que han puesto en la espera durante meses ha merecido la pena. Es sagrado que cuando tú llegues tu grupo preferido no solo no te defraude, sino que te haga pasar un rato inolvidable. Ese grupo, si va haciendo eso cada noche, donde vaya, tendrá más posibilidades de tener continuidad y una carrera larga. Si no, no hay manera. Y luego, evidentemente, hay que ir dejando un reguero de canciones que calen. Eso ya también es un misterio. Ahí no hay fórmula.

La observación, ¿es la materia prima de sus composiciones?

Soy observador y curioso por naturaleza. Eso me hace ser un espíritu joven. Siempre estoy aprendiendo y pensando que estoy en la primera curva del camino. Porque detrás hay muchas más y quiero verlas, aprender cosas, disfrutar, y la música es una fuente inagotable de vida y de alegrías.

¿Sigue intacta la ilusión después de tantos años de carrera?

Cada noche en cada ciudad es diferente, cada disco es diferente, cada grabación en cada estudio donde estés, con el equipo que estés: los técnicos que no conoces, músicos que no conoces... se establecen unos vínculos y unas relaciones nuevas siempre, irrepetibles. Como digo en una canción: «Nada es lo que fue, nada es lo que será». Yo me rijo por esa frase, me agarro al mástil de la barca y vamos tirando. La barca tirará para donde quiera. Al final, lo del timón es una falacia. El río nos lleva.

Una de los motivos por los que decidió emprender este camino es porque para usted la música es sinónimo de libertad…

Es el bien más preciado para cualquier ser vivo. Desde muy jovencito empiezas a darte cuenta de que los parámetros y las normas que rigen el mundo quizá no son las tuyas. Tú quieres estar un poquito lejos de las leyes de los hombres, como el tema de El último de la Fila. No ya de esas leyes morales, éticas, razonables de ‘no matarás’, ‘no robarás’… Todo eso es correctísimo. Me refiero a otras normas engañosas que nos envuelven, que nos aplastan en el fondo, y además con el cinismo de que son buenísimas y se hacen por y para nosotros.

La venta de sus pinturas solo se destinan a fines solidarios. ¿Le gustaría exponer en Aragón?

Siempre he tenido esa intención social. Si ya tengo la suerte de ganarme la vida con la música, querer por otro lado también pillar por ahí es un poco indigno. Si hay una propuesta bonita para exponer en Aragón, por supuesto que me apunto.

Con Quimi Portet publicó en 2023 temas de El Último de la Fila con nuevos arreglos. ¿Contemplan la posibilidad de juntarse en un escenario nuevamente?

Hicimos esta revisión de las canciones los dos solos. Ahí no toca nadie más. Lo de hacer giras, pues ni sí ni no ni todo lo contrario. Es improbable, muy improbable, pero nunca imposible.

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