Blog - Los desastres de la guerra

por Gervasio Sánchez

HISTORIA CONTEMPORÁNEA 

El escritor Agustín Rivera recupera la voz de los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki

"Sabía que quería escribir el libro desde hace 20 años", dice el excorresponsal en Japón, que presenta su trabajo este martes en Cálamo con Sergio del Molino.

Agustín Rivera con una superviviente de la bomba atómica de Hiroshima.
Agustín Rivera con una superviviente de la bomba atómica de Hiroshima.
Toñi Guerrero.

"‘Hiroshima, testimonios de los últimos supervivientes’ es el libro de mi vida. La primera vez que estuve en Japón tenía 22 años y cubrí el 50 aniversario de la bomba atómica", explica el escritor y periodista Agustín Rivera (Málaga, 1972), que presenta su libro el martes 13 de febrero en Cálamo, a las 19.00, en diálogo con Sergio del Molino. Se trata de una crónica de los ‘hibakusha’, que son los supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, dos de los acontecimientos más impactantes del siglo XX.

Mediante la técnica del diálogo, Agustín Rivera recoge las voces, en primera persona, de las víctimas de una tragedia que marcó sus vidas para siempre: les dejó con el dolor a cuestas, las pesadillas, las secuelas e incluso el sentimiento de culpa por no haber podido ayudar a otros afectados en peor situación. A la vez, en el volumen que publica el sello Kailas cuenta su experiencia como reportero de ‘Diario 16’, ‘El Mundo’ y ‘El Confidencial’ en las coberturas periodísticas en Hiroshima y Nagasaki en 1995, 2001 y 2012. Por algo, el propio Rivera entiende que ha escrito una obra "para descubrir el ruido eterno de los muertos y la capacidad de superación, sin olvidar que somos memoria".

Agrega Agustín Rivera: "Sabía que quería escribir este libro desde hace 20 años, pero me faltaban lecturas, experiencia y saber más de los ‘hibakusha’ –señala desde Málaga Rivera–. Admiro la capacidad de resiliencia y de afán de superación de los supervivientes y también la ausencia de odio". La ausencia de odio es un matiz capital en este libro que también aborda la relación entre Japón y Estados Unidos.

Dos niños miran los rastros de la destrucción.
Dos niños miran los rastros de la destrucción.
Toñi Guerrero.

"Hay 19 testimonios publicados en el libro. Hablé con muchísimas más personas, claro, pero quería hubiera un hilo conductor y algunos testimonios repetían parte de las experiencias. No quería solo voces de primera generación, sino de segunda (los hijos) y de tercera (los nietos). Era importante para mí establecer un diálogo intergeneracional", aclara Agustín Rivera.

Los testimonios son impresionantes. En uno de ellos podemos leer: "Los japoneses deben saber lo que hizo Japón. Es algo necesario, pero no ha sucedido. El ejército utilizó al emperador. Los militares trasmitieron que todo estaba aprobado por Hirohito, pero no era así. En realidad fue un títere. Japón atacó Pearl Harbor porque le habían cortado el suministro de petróleo y había que actuar de alguna forma. Aunque se contaron muchas historias, como que algunos americanos sabían que iban a ser atacados y permitieron que Japón golpeara primero para poder entrar en guerra".

"Sabía que quería escribir este libro desde hace 20 años, pero me faltaban lecturas, experiencia y saber más de los ‘hibakusha’ . Admiro la capacidad de resiliencia y de afán de superación de los supervivientes y también la ausencia de odio".

Este párrafo lo matiza así el autor: "Los japoneses sí entienden lo que pasó. Por una parte no quieren venganza, pero la mayoría que cuentan lo que pasó, que son muy pocos por el estigma de ser ‘hibakusha’, no quieren que se les olvide. Sienten que Hiroshima, y mucho más Nagasaki, han sido olvidadas... incluso en el propio Japón". Quizá por ello en Hiroshima, la angustia de los afectados se mezcla con la compasión, y cierta dosis de ternura, para componer el relato de sus vidas en las dos ciudades japonesas, convertidas en símbolos de paz; justo cuando regresa el miedo global a las armas nucleares.

Este testimonio abunda en el vínculo desigual entre los dos países: "Las bases militares americanas en Japón son el ejemplo de la dominación de América. Japón, además, está muy americanizado desde la década de los 60. Los nipones agradecen la ayuda económica, no desinteresada de Estados Unidos, para lograr el llamado ‘milagro económico’, pero no entienden cómo no ha habido una petición de perdón expreso por las bombas atómicas de los gobiernos estadounidenses".

Agustín Rivera, escritor y periodista que fue corresponsal en Japón durante quince años.
Agustín Rivera, escritor y periodista que fue corresponsal en Japón durante quince años.
Toñi Guerrero.
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