¿Tienen algún valor las antiguas lápidas funerarias aragonesas?

Patrimonio etnológico en peligro, algunas son casi una novela histórica. Una iniciativa popular nacida en Teruel intenta evitar que desaparezcan.

Lápida del cementerio de San Blas, barrio rural de Teruel.
Lápida del cementerio de San Blas, barrio rural de Teruel.
Juan Carlos Navarro

Si hay un patrimonio histórico ignorado, olvidado y destruido sin aparentes remordimientos en Aragón es el de las lápidas funerarias antiguas. Se respetan, eso sí, las de la antigüedad remota, romanas, por ejemplo, pero no se tiene ningún miramiento con las de hace un siglo o dos. Pero algo está cambiando. Hace tan solo unos días, la Diputación de Teruel acordó enviar una carta a todos los municipios para que protejan su patrimonio funerario, instándoles a conservar lápidas y monumentos fúnebres de más de 90 años de antigüedad y a recabar el asesoramiento del Círculo de la Libertad. Esta asociación, que recibe el nombre de un casino del siglo XIX que fue un importante agente cultural de Teruel décadas atrás, lleva un tiempo batallando para lograr que se preste atención a estas lápidas.

"Yo vivía en el barrio de San Blas, en Teruel, y en su cementerio es donde más lápidas antiguas de cerámica se han conservado -relata Juan Carlos Navarro, alma mater de la asociación-. En su día se habían trasladado allí, al cementerio 'nuevo', de 1910, lápidas incluso más antiguas. Me chocó muchísimo aquello. Habíamos creado una asociación cultural para el patrimonio que se conserva en los archivos y un día descubrí, visitando el cementerio, que de una lápida antigua que había visto rota dos meses antes, ya no quedaban ni los fragmentos. Y me pareció un patrimonio importante, así que lo acogimos en la asociación". Y Círculo de la Libertad empezó a trabajar para defenderlo. Al principio con cierta incomprensión, pero poco a poco ha ido calando la necesidad de cuidar y conservar estos documentos del pasado.   

"Hace dos años conseguimos que la DGA enviara una carta a todos los ayuntamientos de Aragón para que tuvieran en cuenta este patrimonio -señala Navarro-, pero muchos no se han dado por enterados. Tenemos una página de Facebook donde vamos informando de todo lo relacionado con este tema, y vemos que quienes asisten a los ciclos de charlas que organizamos se dan cuenta enseguida de que se trata de un patrimonio valioso. En el Ayuntamiento de Teruel se aprobó una propuesta instando a la conservación, pero no se ha traducido en nada. Después del reciente acuerdo de la Diputación de Teruel para enviar la carta a todos los municipios, vamos intentar que la DGA proteja la cerámica funeraria aragonesa".

¿Tienen valor patrimonial las lápidas antiguas? Sin duda. Hay que pensar en un valor doble: por un lado, los objetos en sí, que en el caso de las lápidas de cerámica provienen de alfares populares pero también de talleres de Muel y Valencia. Y luego están las lápidas como documentos sociales de su época. Muchas de ellas encierran dentro de sí mismas pequeñas novelas históricas. Todas son testigos de su tiempo y hablan a quienes las contemplan de epidemias que diezmaron a una población, de accidentes e incluso crímenes. "Las lápidas nos reconstruyen los pensamientos religiosos, los afectos, los sentimientos y los modos de vida de los aragoneses de otros siglos", subraya Navarro. En algunos casos concretos, además, se usaron para señalar el lugar donde había fallecido alguien, quizá para sacralizarlo. En Gea de Albarracín,  por ejemplo, en la calle de San Bernardo, una placa de cerámica marca el lugar de un crimen fratricida.

Círculo de la Libertad lleva años inventariando las lápidas de los cementerios de la provincia de Teruel, tarea nada fácil porque muchas localidades poseen varios camposantos. "Ha tenido que haber muchísimas lápidas de cerámica -señala Navarro-, porque la gente humilde no podía pagar una de piedra. El problema para conservarlas es su extrema fragilidad. Los nuevos usos, las lápidas y nichos más amplios exigen más espacio, pero los cementerios raramente se amplían, con lo que las paredes donde están colocadas las lápidas antiguas desaparecen tras los nichos". 

Muchas lápidas están rajadas o deterioradas por el paso del tiempo y se  suelen tirar a la basura o acaban siendo llevadas a la escombrera. "Se van convirtiendo en una rareza en peligro de extinción, por eso la urgencia de intentar frenar esa hemorragia y salvar las que quedan", subraya Navarro.

Los tres tipos de cerámica localizados en los cementerios en la provincia de Teruel son la valenciana, la de Muel y la de Teruel. Las lápidas más antiguas que la asociación ha localizado en cementerios públicos se remontan a 1833. 

"La cerámica valenciana la encontramos en el eje que constituye la nacional Valencia-Zaragoza. Su origen es, en su mayoría, de la zona de Castellón, Alcora u Onda, tal vez de Rivesalbes o Vilafamés, aunque también encontramos del resto de talleres de Valencia. Esta cerámica se producía en talleres especializados en azulejos, en los que mostraban gran maestría".

La de Teruel procede de los más de 50 talleres que existían en activo en la provincia a finales del siglo XIX, muchos de los cuales trabajaban con engobes y esmaltes. Realoizaban también piezas de ollería y tejas porque la mayoría de ellos no estaban especializadas. "El estilo es ferozmente artesano, huyendo normalmente de planificación ni diseño, más allá del más básico, aunque hay excepciones notabilísimas. Se encuentra en toda la provincia y en el Rincón de Ademuz". 

La calidad de la cerámica de Muel ya es bien conocida, y habitualmente jugaba con colores como el azul y el negro, que dotaban de elegancia a sus lápidas. "Los diseños son siempre elegantes, equilibrados y sobrios. La encontramos en el norte y noreste de la provincia. Tal vez haya entre ellas algunas piezas de cerámica de Villafeliche, pero no somos capaces de identificarla", añade Navarro. 

Lápida de Torre Los Negros, en cerámica de Muel. Año 1893.
Lápida de Torre Los Negros, en cerámica de Muel. Año 1893.
Juan Carlos Navarro

Circulo de la Libertad tiene ya identificadas 187 lápidas en la provincia de Teruel: 77 valencianas, 32 de Muel, 13 de talleres desconocidos, y 5 de Talavera. El resto, de talleres de la provincia. 

"Son un tesoro en peligro inmediato y constante de desaparición que hay que preservar, pues es un patrimonio único y diferente a cualquier otro, que nos identifica e individualiza", subraya Navarro. Y concluye: "Por su rareza, además de por su interés artístico, histórico, antropológico, etnológico y hasta sentimental, es urgente hacer cuanto podamos para frenar esa hemorragia en nuestro patrimonio y en la historia de los pueblos. Podemos salvar las que quedan por nosotros y para los que vivan en nuestros pueblos cuando ya nos hayamos ido". 

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