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Sharif, el ingeniero informático aragonés que ha hecho historia en el rap y mira a México

El artista zaragozano arranca el próximo 2 de febrero una gira que recalará en doce ciudades del país norteamericano

Sharif Fernández, en el estudio, cuenta los días para marchar a México.
Sharif Fernández, en el estudio, cuenta los días para marchar a México.
Guillermo Mestre

Este miércoles Sharif Fernández (Zaragoza, 1980) soplará las velas por su 44º cumpleaños. Una celebración en la que no faltará un regalazo: el próximo 2 de febrero el rapero zaragozano comenzará una gira de 12 actuaciones por México que concluirá el 17 de marzo. Será un mes y medio de aventuras en el país norteamericano.

"Es sin duda el mejor regalo frente a las adversidades de cumplir años. México es el país que me aupó como artista y ahora iré con mi equipo y junto a Charles Ans para presentar el disco conjunto ‘Órbitas’. Va a ser maravilloso", explica emocionado mientras ultima los preparativos para cruzar el charco.

Y es que la tierra de Frida Kahlo y de Cantinflas ocupa un lugar preeminente en el cuaderno de bitácora del artista aragonés. Allí, hace más de una década, acudió por primera vez en unas circunstancias muy diferentes a las actuales. "Hace 12 años fui a México con una mano delante y otra detrás, con la única compañía de mi ‘hermano’ Rubén Mefisto, que es fotógrafo pero que me ayudó en todo; necesitaba más a un amigo que a un DJ. Nos presentamos allí muy inexpertos, para bregar, con muchas ganas. Dimos muchos conciertos y sacamos muy poco dinero. Económicamente fue un desastre, pero humanamente fue mágico. Éramos dos chavales de Zaragoza que se dieron cuenta de que su música era apreciada por algunas personas al otro lado del Atlántico. Fue una revolución pequeña pero bonita", rememora. Tanto en sus afilados versos como en una conversación las palabras de Sharif rezuman verdad, un relato que estimula al oído y al corazón.

Una epifanía

Aquel viaje iniciático a México fue una epifanía, la revelación de lo inesperado, de la vocación. "Ni siquiera aspiraba a comerme el mundo. Pertenezco a una generación que no esperaba nada de la música, que no perseguía el éxito. Simplemente buscaba mi lugar en el mundo. En México descubrí que había otros locos que conocían mi música, que me esperaban y que me escuchaban. Fue una revelación. Ante mi falta de expectativas, observé una nueva perspectiva y fue el primer momento de mi vida en que sentí que era un auténtico artista", prosigue.

Sharif profundiza en esta argumentación: "Soy un chico de barrio y uno se dedica a lo que sea, a engañar a la nada. En realidad soy ingeniero informático y nunca esperé vivir de la música como hago ahora. El dinero me sirve para comprar tiempo. Cuando empecé, el rap en España no tenía éxito. Por eso, me siento una parte de los que construimos la escena que ha permitido que en 2024 propuestas como Natos y Waor llenen pabellones. Sin Violadores, sin Rapsusklei, sin mí... nada de eso sería posible".

El nuevo disco

Pero lejos de regodearse en la nostalgia, Sharif salta al gozoso presente, a su gira mexicana con doce escalas:Toluca, Puebla, Tijuana, Monterrey, Querétaro, San Luis Potosí, Cuernavaca, Ciudad de México, León, Guadalajara, Morelia y Aguascalientes. Entre ‘show’ y ‘show’ tiene una hoja de ruta trazada: terminar su próximo disco. "Tengo ya unas diez canciones avanzadas pero no acabadas. Hemos planificado una gira relajada, con dos conciertos por semana y nos llevaremos un estudio portátil con el productor el Gordo del Funk para terminar el trabajo", detalla.

Y es que los aeropuertos, los visados y los hoteles no son amigos de la inspiración. "No he parado en los últimos tiempos. En 2023 hice mi primera gira latinoamericana, en Guatemala, Costa Rica, Argentina, Chile, Colombia, Perú... No resulta sencillo parar para pensar y trabajar en las canciones. Espero que eso suceda en México", concluye.

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