Por
  • Enrique Abenia

'A fuego lento': cocina, deleite y amor

Benoit Magimel y Juliette Binoche protagonizan 'A fuego lento'.
Benoit Magimel y Juliette Binoche protagonizan 'A fuego lento'.
H. A.

Las buenas historias sobre cocina ejercen un efecto especial: estimulan nuestro lado gourmet y sumergen en lo que transmite la comida y en lo que significa para los protagonistas. ‘A fuego lento’, desarrollada en el siglo XIX y centrada en un prestigioso gastrónomo y en su excepcional cocinera, describe a los personajes y su relación desde lo que preparan en los fogones. Sus elaboraciones representan lo que aman y les une y constituyen la manera de expresarse entre ellos. Su detenimiento y su deleite interno sumen a su vez en la evocación de esas dedicaciones sin las que uno no entendería su vida, rico cauce que promueve la inmersión por el foco expositivo del director francovietnamita Tran Anh Hung en los pasos de las recetas y los sonidos de lo que se cuece en las ollas. 

El inspirado tratamiento del autor de ‘Tokio Blues’ y de ‘El olor de la papaya verde’, premiado en Cannes, y las estimables interpretaciones de Benoît Magimel y la gran Juliette Binoche posicionan con sugerencia la película en la temática.

La obra, de acertado título español y que adapta una novela de Marcel Rouff, establece toda una declaración de intenciones narrativa en el largo tramo inicial que muestra el cocinado del menú con el que Dodin y Eugénie van a agasajar a sus amigos comensales y después refleja la ceremoniosa degustación de los primeros platos mientras la mujer ultima los restantes.

La dinámica entregada a las creaciones culinarias, que incluye inteligentes detalles de concisión y elipsis (lo referente al príncipe de Eurasia), otorga recorrido al modo de canalizar posteriormente la cuestión de la pérdida y la ausencia insustituible. La escena del banquete campestre (imagen que parece sacada de un cuadro de Renoir), la de la conversación de la pareja sobre el otoño y el verano y la del epílogo, exquisita y llena de sentido, suponen otras manifestaciones de la capacidad de Tran Anh Hung para la plasmación.

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