'Migración: un viaje patas arriba': patos, familia y peripecias
Los largos desplazamientos de las aves ante los ciclos estacionales son una de las tantas manifestaciones del lado sorprendente y misterioso de la naturaleza. La circunstancia, reflejada en películas como ‘Volando libre’ (1996) y ‘Volando juntos’ (2019), inspira ‘Migración. Un viaje patas arriba’, nuevo movimiento más allá del 'universo minions' del estudio de animación Illumination y el siguiente después de su exitosa adaptación de Super Mario Bros. Muestra a una familia de patos que, a pesar de las reticencias del padre, sale de su estanque para descubrir mundo y por error sigue la ruta contraria a la de las demás bandadas, con lo que eso implica en cuanto a peripecias. La historia aplica con buena mano elementos y fórmulas reconocibles como indican su vistosidad, sus momentos divertidos y sus simpáticos personajes, entonamiento que lleva la mirada hacia la magia y el estímulo de las vivencias compartidas.
La premisa y el factor de la llegada a Nueva York remiten a las clásicas aventuras en la gran ciudad, esquema que para no resultar demasiado recurrente se reduce con acierto a un pasaje. El relato describe las paradas y los problemas en el camino, dinámica revestida del juego con la singularidad a través de los secundarios (esa vieja garza que asusta un poco, la pequeña jefa de las palomas, las aves que hacen yoga) y de un chef con malas intenciones. Lo mejor está en el retrato del miedoso padre y en lo que dice sobre la necesidad de evolucionar frente a los temores y encorsetamientos internos que también limitan a los que queremos.
Dirigida por Benjamin Renner, uno de los autores de las deliciosas ‘Ernest y Célestine’ y ‘El malvado zorro feroz’, y con el llamativo detalle de tener en el guión a Mike White, creador de ‘The White Lotus’, la obra viene precedida de un corto adscrito al 'imaginario minions'. ‘Alunizados’ revela lo que le ocurrió al villano Vector tras quedar atrapado en la Luna.
