‘La sociedad de la nieve’: recreación impecable de una tragedia
Juan Antonio Bayona ha dado sobradas muestras de su talentosa y enorme capacidad para trasladar al espectador hasta las situaciones más tensas –‘El orfanato’-, más angustiosas y dramáticas –‘Lo imposible’- o el drama sazonado con intriga psicológica –‘Un monstruo viene a verme’-, y hacerlo con tal intensidad que el que está en la butaca de un cine acaba convencido de que vive dentro de las secuencias que ve en pantalla. No era de extrañar que fuera precisamente Bayona quien quisiera volver a recuperar la que se conoce como la tragedia de los Andes.
Al hablar de esta película no hay ‘spoiler’ que valga, dado que lo que en ella se narra ya se ha visto en infinidad de trabajos escritos y audiovisuales. Bayona lo sabía y por eso en ningún caso ha intentado introducir variaciones sobre lo que sucedió en 1972 cuando un avión de la fuerza aérea de Uruguay que trasladaba hasta Chile a un equipo de rugby se estrelló en los Andes. Lo que allí pasó ya lo conocemos, así que lo que hay que valorar de ‘La sociedad de la nieve’ es su fuerza cinematográfica. Y ésta es mucha y hay en ella mucha energía. Bayona demuestra ser un gran componedor de efectos y un sabio en el tratamiento de los personajes y de las imágenes. El cineasta va describiendo las vivencias de sus protagonistas, que van de la desolación a la esperanza, del dolor y la inquietud a la solidaridad, el compañerismo y la ternura. Y todo ello lo acompaña de un apabullante ejercicio técnico al que se suman los sonidos, el ruido, la luz, la nieve y el paisaje, en un ejercicio dominado por la perfección. No sé si Bayona logrará hacerse con alguno de los muchos premios a los que ya es candidato, pero lo que sí es seguro es que ha construido una película con la que demuestra su mucho oficio y su talento para desarrollar secuencias impresionantes, por lo que en ellas muestran, cuentan o sufren sus personajes, o por las impresionantes imágenes que sirve a través de la cámara.
