Juan Gómez-Jurado: "El ‘thriller’ es una metáfora perfecta de nuestro siglo XXI"

El escritor madrileño (1977), el más vendido en lengua española, firmó ayer ejemplares de su novela ‘Todo vuelve’ en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza.

Gómez-Jurado, ayer en el Gran Hotel de Zaragoza
Gómez-Jurado, ayer en el Gran Hotel de Zaragoza
José Miguel Marco

Usted dice que esta nueva obra es su mejor novela. ¿Por qué?

Simplemente, digamos que lo siento así. Si me pide la explicación de ese sentimiento, necesitaríamos más tiempo y una doble página en la que desarrollaría por qué he llegado a este punto después de muchos años. Es una pregunta que en realidad no se puede responder sin muchísimo tiempo y muchísimas páginas.

Da a las mujeres un protagonismo y una visibilidad que quizá no siempre suelen tener en la literatura, el cine, el teatro...

Bueno, creo que hemos tenido años malos y años anteriores mejores. Si uno coge ‘Moll Flanders’, lee una novela de una protagonista arrolladora, y si lee ‘Orgullo y prejuicio’, ‘Cumbres borrascosas’, ‘Ana Karenina’… nos podemos fijar en lo malo o en lo bueno. Yo me he limitado a escribir la historias de las protagonistas que necesitaba. No creo haber aportado nada en ese sentido.

Su forma de narrar es directa y muy cinematográfica. ¿Es una de las claves para conectar con los lectores?

Hay 18 maneras de responder a esta pregunta. La más fácil es sí, pero tiene razón, aunque yo pondría ese «lectores» en singular. Alguna vez me preguntan cuál es el secreto de que mis novelas las leas tanta gente. Pues es no pensar en ellos, despluralizar la palabra lectores. La única manera posible de hacer las cosas bien es pensar en un único lector. Y ese lector soy yo. Y no concretamente el señor viejo y gordo de 46 años que tiene enfrente, sino el chaval de 13 años que se metía debajo de las mantas con una linterna de petaca para leer. Ese es el único en el que pienso, en esa energía que te provocaba estar a mitad de un capítulo y que tus padres te dijeran: «¡A dormir! ¡Apaga la luz!». No he perdido esa energía, porque sigo queriendo hablarle a esa persona, a ese chaval que dice: «Necesito saber qué va a pasar después».

¿Está contento con la adaptación de ‘Reina roja’, la serie que se estrenará el 29 de febrero en Amazon?

Sí, estoy contentísimo. La serie es mejor que la novela, aunque cuando digo esto en una presentación se oye un murmullo. Pero hay condicionantes en esta respuesta: primero, se ha añadido el talento de muchísima gente muy buena que ha respetado el espíritu de la historia y el espíritu de lo que es ‘Reina roja’. Y el segundo, y no menos importante, es que todas esas personas se han asegurado de que el personaje de Antonia Scott que se ha hecho es el mía. La serie es muy bonita. Y luego, claro, es que la interpreta Vicky Luengo, que es una maravilla. La mejor actriz de España. Y Hovik Keuchkerian, que es el Jon Gutiérrez perfecto y se conoce los libros mejor que yo. Se los ha leído cinco o seis veces.

Entre sus diversos proyectos literarios, radiofónicos y audiovisuales, después de siete novelas en 15 años y ser el autor más vendido en lengua española, ¿ha digerido el éxito?

He estado en el otro lado. No lo he contado nunca, algún día lo explicaré con detenimiento. Me encontraba tan en la ruina cuando todo esto empezó que tenía que mirar con muchísimo cuidado hasta el más mínimo gasto, viviendo de alquiler en un sitio muy alejado del centro de Madrid, con dos trabajos, casi tres, más escribir... Eso me caló tanto que no ha habido digestión. Eso está a un centímetro. Veo siempre la posibilidad de cagarla constantemente. Incluso en una entrevista. Una respuesta mal dada que dé o se malinterprete, me convierte instantáneamente en un imbécil para miles de personas. Eso es así. Así que no, no lo he acabado de asimilar. Pero eso es bueno. Tener hambre, tener miedo, tener sueño, tener frío… es buenísimo para la creatividad, aunque solo sea emocional. Obviamente, los lectores me han colocado en un lugar en el que me resulta más cómodo escribir porque puedo hacer libros mejores. Vivo con miedo constantemente y no está mal.

¿De dónde le viene su afición por el ‘thriller’?

No lo sé, porque sorprendentemente he dejado de leer ‘thriller’ norteamericano, por ejemplo, que antes de los 30 leía muchísimo y ahora ya nada. Salvo los libros de mis buenísimos amigos César Pérez Gellida, Dolores Redondo, Manel Loureiro, Mikel Santiago o Benito Olmo es un género que ha dejado de interesarme como lector, no como creador, pero siempre he pensado que es una metáfora muy buena de nuestra época.

¿Es el género de estos tiempos?

Cada vez todo va más rápido, más deprisa, cada vez el mundo está más en nuestra contra. Y esas son las claves del ‘thriller’: el peligro físico, el peligro social, el reloj en contra. Eso se acaba volviendo una metáfora perfecta de nuestro siglo XXI. Como si todo lo que nos rodea parece que estuviera destinado a destruirnos. El fin del mundo sucede tres veces por semana. Y si no pasa, algún político se encarga de asegurarnos que va a suceder.

En alguna ocasión ha dicho que uno de sus referentes literarios es el escritor Javier Sierra...

Un aragonés, turolense de pro y otro de mis amigos. Me da igual cómo sea como escritor, porque eso es irrelevante para el resto de la contestación, porque todo el mundo sabe que es muy bueno, y es uno de los que más camino nos ha abierto a los autores en otras lenguas. Creo que es una de las mejores personas que me he cruzado en mi vida.

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