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Marina Velasco publica 'Que no se olvide', una novela gráfica sobre la orientación sexual

La ilustradora zaragozana ganó el premio Fnac-Salamandra Graphic y narra seis historias reales de seres de ficción desde el franquismo hasta hoy

Una de las páginas de 'Que no se olvide'. La protagonista conversa, a través del ordenador, con uno de sus personajes.
Una de las páginas de 'Que no se olvide'. La protagonista conversa, a través del ordenador, con uno de sus personajes.
Marina Velasco.

ZARAGOZA. Marina Velasco Marta (Zaragoza, 1997) tiene determinación y un abanico de ideales en la cabeza, en el corazón y en las manos. Cree que el arte, el cómic y el dibujo pueden ser instrumentos para cambiar el mundo. Y a ello se aplica desde hace algunos años. Ha cursado la carrera de Biología, incluso ha trabajado en algún empleo relacionado con el universo medioambiental, pero su pasión y su pulsión son la ilustración, el color, el diseño. Y, por supuesto, la enseñanza. Tiene el máster de profesora: reside en Madrid e imparte, además de todo lo que hace, clases en la Universidad Complutense, en el sector de la Experiencia. «No querría abandonar nunca la docencia. Me gusta mucho», avanza.

Marina ha ganado el XVI Premio Internacional de Novela Gráfica-Fnac Salamandra Graphic, dotado con una edición de 2.500 ejemplares y con 10.000 euros en metálico con su primera obra: ‘Que no se olvida. Seis historias LGTBIQ+ desde el franquismo hasta hoy’. La presentaba hace unos días en la Fnac de Zaragoza y este miércoles hace lo mismo, en Madrid, en la Fnac de Callao.

«Esta novela gráfica nace de algo que había en mi propia familia, y era como un tabú, como algo que debía esconderse: se trataba de una tía mía que iba y venía con una amiga suya a todas partes con aparente naturalidad y a la vez vivía con un inmenso secreto. Me sorprendió que en mi propia familia pasase algo así, entre misterioso y oculto, y decidí tirar del hilo», cuenta. Esa tía, a la que no pudo interrogar porque ya había fallecido, le llevó a realizar una especie de indagación: quiso abordar «otra forma de memoria histórica y recuperar existencias que son conmovedoras y que están marcadas por la angustia, el drama, el silencio y el dolor. Historias humanas y emocionantes relegadas al olvido», dice.

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Una de las dobles páginas de este cómic lleno de historias humanas marcadas por el dolor y la ocultación.
Marina Velasco.

Ficción y realidad del dolor

La novela gráfica ‘Que no se olvide’ empieza con dos ancianas que caminan, una de ellas con bastón. «Hemos vivida juntas sesenta y cinco años. Nadie de nuestro entorno lo sabía, era como vivir en una gran mentira», dice una, y le responde la otra: «Pero volvería a hacerlo todo igual, solo por el hecho de poder estar juntas». Marina Velasco asume que han cambiado muchos las cosas, que se ha legalizado el matrimonio homosexual, que ella misma pertenece a la comunidad LIGTBIQ+, pero aún hay mucha gente que no se atreve a salir del armario, que no quiere exponerse al rechazo o vencer su pudor.

Dos mujeres caminan, una de ellas con bastón. «Hemos vivido juntas sesenta y cinco años. Nadie de nuestro entorno lo sabía, era como vivir en una gran mentira», dice una, y le responde la otra: «Pero volvería a hacerlo todo igual, solo por el hecho de poder estar juntas».

Bastante de todo ello también lo ha percibido en su trabajo. «Contacté con diez personas que aceptaron contarme su historias. Son homosexuales o bisexuales, y han vivido situaciones de incomprensión, de soledad, de miedo y de acoso desde la posguerra hasta nuestros días: los años 2020 o 2021. Aceptaron contarme la historia de su vida pero varios de ellos con la condición de que no pusiera sus nombres ni pudiesen reconocerse por rasgos de carácter», cuenta. Lo que hace Marina en ‘Que no se olvide’ es como un reportaje periodístico por temas de lo que le han ido contado personajes de Madrid, Azpeitia, Ainzón, Calzadilla de los Barros, etc.

«Todo lo que cuento es verdad, los testimonios de Paquita, Arnau, Santiago, Manuel, Carmen y Olivia son ciertos, sucedieron, pero ellos son personajes imaginarios. Quería abordar también la diversidad». A la vez, en sus pesquisas y en la presentación de sus criaturas, también habla de sí misma, del presente. Y deja muchas notas y anécdotas sobre la historia de España en escenarios como San Sebastián, Barcelona, y algunos apuntes sobre hechos concretos: la liberación de los viajes, la incomprensión o la complicidad de los padres, el cuarto propio como único espacio de libertad.

Secuencias de color y cercanía

Más allá del tema, de los personajes, tan humanos, de la variedad de atmósferas y ambientes, Marina Velasco ha hecho un cómic muy narrativo, casi cinematográfico. «He intentado que todas las páginas tengan una personalidad, que sean distintas. Hay dobles páginas a modo de gran panorama, pero también pequeñas secuencias, y dentro de un tono realista a veces he creado como un discurso complementario, más fantástico, casi de realismo mágico. Me ha interesado mucho que el lector tenga la sensación de que también él conversa con los personajes», dice Marina, y recuerda la elección de un dibujo sencillo, desenfadado, directo, de colores suaves y envolventes. «Insisto: quería crear una sensación de cercanía con los personajes. Siempre he tenido en la cabeza transmitir la sensación de proximidad. Cuento historias íntimas, muy confesionales».

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Retrato de Marina Velasco Marta, nacida en Zaragoza en 1997. Tiene 26 años.
Archivo Velasco Marta.

«Yo he encontrado en mi casa apoyo y comprensión en esta vertiente de mi vida –confiesa Marina Velasco desde Madrid–. Todo se ha aceptado con naturalidad. Y me sentido amparada y protegida en mi interés por el arte y la cultura. Desde muy pequeña me han enseñado a ver y sentir el arte, a mis hermanas y a mí nos han llevado a ver exposiciones, hemos ido a museos. En cierto modo, mi inclinación hacia la creación es lo más natural», dice.

«Hay dobles páginas a modo de gran panorama, pero también pequeñas secuencias, y dentro de un tono realista a veces he creado como un discurso complementario, más fantástico, casi de realismo mágico»

Confiesa Marina Velasco que aunque ya ha concluido su carrera científica, lo que quiere hacer es contar la vida y los sueños a través del color, el dibujo y esa mirada que está cargada de intimidad, de dulzura, de arrebato y de denuncia.

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