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Laura Rubio dibuja y cuenta en 'El fin del invierno' las leyendas de los Pirineos

La segunda parte de 'Zilia Quebrantahuesos', editada por GP Ediciones, nos transporta a un mundo de mitos cercanos

Detalle de una ilustración de 'Zilia Quebrantahuesos'.
Detalle de una ilustración de 'Zilia Quebrantahuesos'.
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Mujer y cómic

El ámbito industrial y de recepción del cómic cambia cada vez más. Durante décadas se ha constituido de forma aparente como un espacio eminentemente masculino, que ocultaba o impedía la entrada a muchas páginas creadas por mujeres. Sin embargo, las firmas femeninas se han incrementado progresivamente en los últimos años. Este hecho se ha producido gracias al empuje inicial de muchas pioneras. Una de las referentes del trabajo autoral y su reivindicación fue Núria Pompeia, colaboradora de medios como ‘Triunfo’ o ‘Cuadernos para el Diálogo’. Realizó libros entre los que se encuentran ‘Y fueron felices comiendo perdices’ (1970, Kairós) o ‘Mujercitas’ (1975, Punch).

Asimismo, nombres como los de Montse Clavé, Laura Pérez Vernetti, Mariel Soria o Marika Vila resultan claves. Fueron autoras que abrieron diferentes caminos a lo largo de la Transición y el conocido como boom del cómic adulto de los años ochenta. Comenzaron a descomponer los estereotipos dominantes asociados al género para dibujar con libertad y espíritu crítico. Llenaron con sus obras las páginas de publicaciones señeras como ‘El Jueves’, ‘El Papus’ o ‘Rambla’. Vila ha trabajado además desde la teoría, escrito una tesis doctoral titulada ‘El cuerpo okupado: iconografías del cuerpo femenino como espacio de la transgresión masculina en el cómic’ (2017) y realizado diferentes conferencias en reuniones científicas como el Congreso Internacional de Estudios Interdisciplinares sobre Cómic, de celebración bianual en Zaragoza.

Los noventa y la década de los dos mil trajeron consigo a nuevas generaciones que se integraron de manera firme en el sistema editorial y cuya producción refleja una realidad cada vez más marcada por la igualdad. Entre ellas se encuentran dibujantes aragonesas: Sara Jotabé destaca como colaboradora de la página especializada WeLoversize o de HERALDO y es la autora de ‘Diario de Una Vida de Mierda’ (LetraBlanka Editorial, 2017). Sara Soler publica con editoriales españolas e internacionales y es la creadora del fanzine ‘Us’ (2019), que narra el proceso de transición de género de su pareja.

Buen ejemplo constituye también Isa Ibaibarriaga, dibujante de la premiada obra ‘Gummy Girl’ (2015, con la aragonesa GP Ediciones). Se trata de un inquietante relato de suspense y terror publicado en una original tricromía que privilegia el morado.

Entre las autoras exitosas de los últimos años en nuestra comunidad localizamos además a Laura Rubio. Graduada en Bellas Artes por la Universidad de Zaragoza, publicó en 2015 durante sus estudios la primera parte de ‘Zilia Quebrantahuesos’ con GP Ediciones.

Con su cómic ‘Queronea’ (2017) y de la mano de la misma editorial, obtuvo el Premio del Salón del Cómic de Zaragoza al mejor cómic aragonés y el Premio Tran al mejor dibujo.

'El fin del invierno'

La historia de ‘Zilia Quebrantahuesos’ se desarrolla en el siglo XI en torno a los Baterou, personajes encargados de mantener el equilibrio entre el universo mágico y el cotidiano. La abrumadora orografía pirenaica ha dado lugar a numerosos mitos y leyendas que se combinan con otros transnacionales para formar un cóctel que, a nivel gráfico, recoge influencias como las del manga. El resultado final es original, una narración de aventuras que se lee rápido y deja con ganas de más. La segunda parte, ‘El fin del invierno’, presenta a una Zilia más madura, una heroína segura de sí misma y consciente de sus responsabilidades.

Gigantes

Miembro de pleno derecho de la hermandad de los Baterou, el relato de Zilia se acompaña por seres como los gigantes, cuya existencia condiciona el propio ecosistema. Laura Rubio configura un viaje de la heroína bien tramado, que sigue condicionado por el continuo aprendizaje y la toma de decisiones. Tanto las expresiones faciales arquetípicas, asociadas con distintas emociones, como la gestualización, nos remiten al manga. Sin embargo, se logran de una forma mucho más definida, en lo que supone una consolidación del estilo de su autora. Los planos seleccionados en las viñetas o la estructura de las páginas incluyen concatenaciones de imágenes que buscan aportar dinamismo. Se observa un flujo de influencias diversas, que abarcan desde el cómic norteamericano hasta autores como David Rubín.

La edición destaca por sus colores vivos y una cubierta brillante que refleja la nieve pirenaica. Junto a sus leyendas, el Pirineo se muestra en toda su fuerza deslizando, entre valles, riscos y nieve, la singular arquitectura del Monasterio de San Juan de la Peña. La segunda parte de Zilia constituye así un viaje por paisajes míticos, fascinantes y muy cercanos.

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