Alejo Sauras: "El teatro es donde un actor se siente en su pecera"

El intérprete mallorquín (1979) representa estos días en el Teatro de las Esquinas la obra ‘La ilusión conyugal’, un juego de verdades incómodas.

Sauras, en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza
Sauras, en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza
FRANCISCO JIMÉNEZ

Hacía tiempo que no venía por la capital aragonesa...

Bastante, la verdad. Tenía muchas ganas de volver a Zaragoza.

¿Cómo vive las fiestas entre función y función? ¿Le queda tiempo para disfrutar de los Pilares?

Espero que sí. Lo bueno de las funciones de teatro es que por lo general no duran mucho. Tampoco puedes tener al público sentado cuatro horas (ríe). ‘La ilusión conyugal’ es una obra muy cortita, muy ligera, pero con mucha intensidad.

¿Es un juego de verdades incómodas?

Así es. Uno comienza pensando que sabe cómo va a terminar ese juego y está muy equivocado. Como tantas otras cosas que pasan en la pareja a lo largo de la vida. Creemos que las cosas son de un modo y que nuestra pareja es de una manera y de repente descubrimos que no es así, que todos tenemos secretos, que todos nos ocultamos cosas y que creemos controlar la situación, cuando realmente es la situación la que nos controla a nosotros.

¿Cómo llegó a este proyecto?

Me lo ofreció el director, Antonio Hortelano. Nos conocemos desde hace muchísimos años porque hemos trabajado juntos anteriormente. Tenía un texto de un autor francés que le gustaba mucho, y que ha adaptado él mismo. Me lo pasó, me encantó y me subí al barco con él.

¿Cómo funciona la química con los actores Ángela Cremonte y Álex Barahona?

Creo que los tres hemos cogido una sinergia muy buena y que nos compenetramos muy bien en escena porque esta función va muy rápido de texto. Hay partes que van a toda velocidad y exigen mucha compenetración entre los actores, y la verdad es que la hemos cogido muy bien. Estamos muy contentos en ese sentido.

El teatro ¿es un refugio para un actor tan expuesto a la fama televisiva (‘Los Serrano’, ‘Estoy vivo’...) como usted?

No sé si lo llamaría un refugio. Lo será, seguramente, pero para mí es la casa del actor. Me encanta hacer televisión, cine... de todo, aunque donde un actor se siente en su pecera es en el teatro, realmente. Yo, por lo menos, lo siento así. En cualquier caso, no es un refugio como un lugar al que vas cuando no tienes otros trabajos.

Desde luego.

En enero ruedo una película y sigo con mi compañía. No lo dejaré. El teatro es algo que un intérprete necesita. Cuando decides dedicarte a esta profesión es por vocación absoluta, porque es muy complicada, muy difícil, y que muchas veces no se desarrolla como tu quieres. El teatro es un lugar en el que uno quiere estar permanentemente.

En la pequeña pantalla ha trabajado en varias series. Una de ellas fue ‘Fenómenos’, del zaragozano Nacho G. Velilla. ¿Qué recuerdos tiene de aquella producción?

Muy buenos. Con Nacho trabajé anteriormente en ‘7 vidas’. ‘Fenómenos’ era una serie codirigida por Velilla y por Antonio Sánchez, con quien hice otra el año pasado. Es un mundo pequeño.

Estudió aviónica, e incluso aprobó unas oposiciones de Iberia antes de decidir dedicarse por completo a la interpretación. ¿Le sigue atrayendo el mundo de la aviación?

Claro que sí. Lo que pasa es que cuando uno está decidiendo lo que quiere hacer con su vida muchas veces se confunden las cosas que nos gustan con aquellas a las que nos queremos dedicar. A mí siempre me gustaron los aviones, me sigue apasionando la aviación y es una parte importante de mi vida. Pero la verdad es que me alegro de haber tomado esta decisión cuando se tuvieron que separar los caminos. Ser actor me permite seguir creciendo y al final la aviación la concibo como una afición. A lo mejor eso sí que es un refugio a nivel personal. La interpretación también es volar, pero de otra manera.

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