C. Tangana desnuda su ego en el Festival de San Sebastián

El músico llena el Velódromo de Anoeta con 'Esta ambición desmedida', un documental que retrata sin pudor los entresijos de su última gira, un éxito creativo y un fracaso económico.

El músico C. Tangana, a su llegada este miércoles al 71 Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
El músico C. Tangana, a su llegada este miércoles al 71 Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Juan Herrero

Qué feliz se le ve a C. Tangana en el Festival de San Sebastián, rodeado del aura de las grandes estrellas del cine. Se asoma por la puerta del hotel María Cristina y se desata la locura de los fans, que parecen tener ante sí al nuevo Prince. Pucho, como le conocen sus amigos, está en el Zinemaldia para presentar 'Esta ambición desmedida', un documental que ha agotado las 3.000 butacas del Velódromo de Anoeta y que recoge cuatro años en la vida del músico, desde la génesis de su disco 'El Madrileño' hasta la creación de la gira más ambiciosa de su carrera, 'Sin cantar ni afinar'. Una cinta de dos horas y cuarto que se exhibirá en cines el 26 de octubre y después Movistar Plus emitirá en tres partes. Café para los muy cafeteros, porque si no te interesa el personaje, nada sacarás de este descenso a sus infiernos.

En cambio, si te atrapa el carisma y la música del rapero, no podrás despegar los ojos de la pantalla. Todas sus facetas aparecen en el filme: el productor, el compositor, el empresario hipercontrolador y Antón Álvarez Alfaro, el chico de 33 años que estudió en un colegio concertado de curas de Carabanchel y después pasó por la Facultad de Filosofía. La superestrella de Sony Music que con 'El Madrileño' ganó tres Grammy latinos y tuvo más de 2.000 millones de reproducciones. "Antes de salir al bolo no se puede hablar con Pucho, se está transformando para enfrentarse a esas miles de personas", aseguran los directores del documental, Santos Bacana, Cris Trenas y Rogelio González. "Cuando suelta un suspiro, ya se ha convertido en Tangana".

'Esta ambición desmedida' arranca con los personajes en los títulos de crédito, como si fuera una película de ficción: el manager (el donostiarra Kigo Elosegui), el director musical, el estilista, el road manager. Y estrellas invitadas como Andrés Calamaro, Niño de Elche, Nathy Peluso, La Húngara. Estamos en el Wizink Center y 'El Madrileño' ha sido durante su primera semana en las plataformas de streaming el disco más escuchado en el mundo. Tangana se prepara para salir al escenario ante 16.000 personas. Más que un concierto, es casi una representación teatral elaboradísima, cuya confección conoceremos sin ocultar los malos momentos de un artista que duda permanentemente pese a su fanfarronería. "¿Tú sabes el pánico que tengo a cantar?", afirma. "Estoy hasta los huevos, no lo voy a volver a hacer nunca más en mi vida".

Imágenes de archivo de sus comienzos, cuando se hacía llamar Crema y cantaba con sus colegas de Agorazein. De recitar "me comes la polla" y el banco del parque a las suites de hoteles de lujo. "Si yo hago canciones y alguien las escucha, que me las pague", decía ya cuando era un crío. A lo largo de la película se dan cifras, muchas cifras. "De los seis millones que teníamos en la mesa para facturar la gira nos vamos a gastar seis y medio", lamenta el artista, que ha hecho del dinero uno de los temas centrales de su carrera. "Llevo un año trabajando en esta gira y no voy a ver un puto euro", llora Kigo, su manager. Pero Tangana es mucho más inteligente que esos raperos rodeados de chicas desnudas, billetes y coches rápidos, aunque se haya aprovechado de esa escenografía. "Ser una rockstar está bien, pero quiero dejar de hablar de la ambición", confesaba en México hace tres años.

Pucho contándole a su madre por teléfono que ya es hora de que compre una casa en Madrid, Pucho filosofando con Calamaro y una birra en las azoteas de un rascacielos de Azca, Pucho expresando sus dudas sobre el nuevo disco o reflexionando sin que sepamos si va en serio o en broma. Tan pronto reconoce que "la manteca me gusta más que la música", como se califica de "uno de los mejores artistas que ha tenido esta generación". E insiste en sus inseguridades como cantante: "Soy un creador, no un intérprete. Quiero actuar, la música no es lo mío". "Antón es un exrapero, que ha reconocido las cosas elementales que tiene el rap y, a partir de ahí, ha creado otro mundo, otro imaginario", alaba Niño de Elche. "Tengo que conseguir cerrar el episodio de la música. Es que todo el rato digo que se va a cerrar y no se cierra. Pararía en seco", reconoce al final de 'Esta ambición desmedida'. Y confirma su madre: "Ya no quiere tener exposición. Va a hacer cine y va a dejar de tener tanta exposición".

Siempre con el móvil en la mano, C. Tangana demuestra su talento para rodearse de gente con talento y una vocación de cineasta para concebir un espectáculo que iba mucho más allá de la música, un fracaso económico que empleó a un centenar de personas y deslumbró a todo aquel que lo vio. Un enfermo del trabajo que, para desesperación de sus colaboradores, no sabe si hoy es fiesta y un tío de barrio con don de gentes. "A veces soy egoísta, maleducado, pensaba que había que ser un tiburón en la industria y te he presionado para que fueras un hijo de puta con la gente", le llora a su manager. Inconformismo crónico, sentido del espectáculo y sarcasmo: "Después del primer disco de éxito viene la caída, hasta acabar de jurado en 'La Voz'".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión