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El desgarrador grito de Gervasio Sánchez contra la guerra atrona en la Lonja de Zaragoza

La exposición 'Vidas minadas. 25 años' acoge 114 fotografías que plasman la vida de nueve amputados en los conflictos bélicos.  

Manuel Orellana, Gervasio Sánchez y Sofía Elface, este miércoles en la Lonja de Zaragoza.
Manuel Orellana, Gervasio Sánchez y Sofía Elface, este miércoles en la Lonja de Zaragoza.
José Miguel Marco

Poco podía imaginar Gervasio Sánchez cuando en 1995 recibió una llamada de una revista del corazón para realizar un reportaje relacionado con las minas antipersona que aquel encargo cambiaría su existencia. El fotoperiodista abrió la puerta a la titánica misión de documentar la vida de mutilados físicamente (y psicológicamente) por los conflictos bélicos bajo el paraguas de 'Vidas minadas', un proyecto que, para celebrar su primer cuarto de siglo, ha editado un libro e inaugura este jueves a las 18.30 una exposición en la Lonja de Zaragoza, que también recalará en Madrid y Barcelona. 

Vida y muerte. Júbilo y dolor. Amor y odio. Todas estas dualidades se plasman en la selección de 114 fotografías, protagonizadas por nueve personas, que podrán ser admiradas y reflexionadas hasta el próximo 7 de enero. Mónica Paola (Colombia), Medy Ewaz Ali (Afganistán), Justino Pérez (Nicaragua), Joaquina Natchilombo (Angola), Manuel Orellana (El Salvador), Sokheurm Man (Camboya), Fanar Zekri (Kurdistán iraquí), Adis Smajic (Bosnia-Herzegovina) y Sofía Elface (Mozambique) son los elegidos para denunciar, a través de las imágenes, las consecuencias devastadoras de las guerras y, sobre todo, para proclamar la imbatible capacidad humana para la redención y para renacer incluso en el peor escenario posible. 

Manuel Orellana tenía 20 años cuando perdió ambas piernas, en diciembre de 1991, mientras recogía café en una hacienda al lado del volcán San Salvador

El seguimiento que ha realizado Gervasio Sánchez de sus desgracias y de sus conquistas a lo largo de estos 25 años son un grito de verdad y de valentía. "Esto es periodismo puro y duro. La guerra no es solo bang bang, sino sus consecuencias, qué hay después cuando no hay medios que lo cuenten. Hace tiempo que perdí la confianza en el ser humano. Cuando todo se desmorona es cuando aflora lo peor de las personas. En los Balcanes he visto matarse entre vecinos, gente que había ido al mismo colegio. En Ruanda presencié que los tutsis eran cucarachas a las que pisar. Es muy difícil reconstruir la paz cuando se dinamitan los puentes", proclamó el Premio Nacional de Fotografía en 2009, que ensalzó la colaboración fundamental de DKV Seguros para que haya salido adelante esta aventura. 

Y prosiguió con su alegato: "Ante esta situación, tienes que buscar apoyos morales para seguir en el periodismo, un oficio que amo. Por eso busco a estos personajes que me dan lecciones continuamente. Como Sofía Elface, que sufrió una doble amputación de piernas y que acabó el Bachillerato recorriendo cada día 9,6 kilómetros de ida y 9,6 de vuelta para ir a la escuela. Hoy tiene cinco hijos y he asistido a dos de sus partos. O como Manuel Orellana, que en 1991 perdió sus piernas, con 20 años, mientras recogía café en una hacienda. Hoy ha conseguido que sus cuatro hijos vayan a la universidad gracias a que hace camisetas con su esposa. Son historias increíbles y los considero verdaderos héroes". 

Unas palabras y unas imágenes demoledoras e imbatibles que enfatizó con la asistencia al acto de presentación en la capital aragonesa de ambos, de Sofía y de Manuel. 

"Gervasio es muy importante en mi vida. Cada foto que se muestra aquí él la ha vivido conmigo y con mi familia. Ha compartido mi sufrimiento, que ha sido mucho, pero también las alegrías. Es como un padre y es maravilloso estar aquí y compartir este momento", aseveró la mozambiqueña con una emoción contagiosa. 

Sofia Elface Fumo tenía 11 años cuando pisó una mina antipersona un sábado de noviembre de 1993 sobre las cinco de la tarde mientras recogía leña con su hermana pequeña Maria,

Un sentimiento idéntico al del salvadoreño Manuel. "El apoyo de Gervasio ha sido fundamental en mi vida. Los discapacitados sentimos que nos representa. Si no fuera por su trabajo, muchos no seríamos visibles para la sociedad. Es muy hermosa su labor", compartió. 

Unos elogios que el veterano fotoperiodista, de 64 años, recibió con aplomo: "Ellos me han hecho mejor persona, más empático y mucho más crítico. Ante estas víctimas, cualquier discurso político se desvanece". 

Un sentido crítico extremadamente afilado que hizo acto de presencia. "El negocio de las armas y de las minas en España es una vergüenza. La venta se ha multiplicado escandalosamente. Con Aznar se vendían por valor de 400 millones de euros, el último año de Rodríguez Zapatero se disparó a 2.400 millones, con Rajoy a 4.400 y, con el gobierno progresista actual, en 2020 se produjo un récord de autorizaciones de ventas de armas con 22.545 millones en el primer semestre, aunque algunos de esos contratos no se llevaron a cabo por la pandemia. La hipocresía de la clase política con este tema es total, en España, en Dinamarca, en Francia... La ley prohíbe vender armas a países en guerra y se hace. Tampoco se puede venderlas a países que violan los derechos humanos y se hace. Es un gran problema y una forma vergonzosa de actuar. Ojalá los dirigentes tuvieran las agallas de poner fin a este mercadeo de la muerte", denunció.

Hasta que llegue ese día, pequeños grandes milagros como este 'Vida minadas' de Gervasio Sánchez serán el asidero al que aferrarse para seguir confiando en la bondad del género humano.  

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