Los Fabulosos Cadillacs: "Gozamos cada canción, por eso estamos donde estamos"

Cerraron ustedes en Zaragoza, la ciudad de ‘Zona de Obras’, aquella gira española de ‘Calaveras y diablitos’. Han pasado 25 años. ¿Cuál es el mejor recuerdo que guarda de aquello?El recuerdo de esa gira es grato, siempre. Aquella aventura fue un placer. Poder regresar a tocar a España de cuando en cuando nos pone muy felices, y tras 40 años de carrera, seguir haciéndolo es aún mejor.

¿Qué hace más ilusión, tres llenos consecutivos en el estadio de Obras Sanitarias en Buenos Aires o 300.000 personas en el Zócalo mexicano este verano? Si es que cabe la comparación…Bueno, no sé si cabe la comparación, ambas situaciones son felices. Un músico debe ser feliz y disfrutar de un escenario haya cincuenta, cien, mil o decenas de miles de personas delante. Si hay tres escuchando, será lindo tocar. El Zócalo y los días de Obras son unas experiencias que simplemente mueven al agradecimiento, tocaste a mucha gente    y sigues vigente, puedes continuar en esto, actuando y disfrutando tanto a estas alturas de nuestras vidas.

¿Qué es lo más bonito que le ha dicho un seguidor?Una vez me dijeron que mis bases de bajo se podían silbar. Eso me gustó muchísimo, lo guardo como uno de los elogios más lindos que me tocaron.

¿Sienten que les falta algún salto mortal por dar en su carrera musical, con una trayectoria tan larga y exitosa?No, ya no. El público nos ha puesto en un lugar hermoso, es una locura que nos sigan permitiendo estar aquí para ellos. Nos llevamos muy bien en la banda, estos tipos son familia, mis hermanos musicales en el rock. Más allá de pensar en metáforas saltadoras, el asunto va por ahí. Lo pasamos de maravilla.

¿Oiremos ‘Matador’ y ‘Mal bicho’, o les pasan de puntillas en algunos repertorios en vivo?Sabemos de la relación de amor-odio de algunos músicos con sus ‘hits’, pero no nos pasa. Disfrutamos tocando todos los temas que hacemos en vivo. Se nota, se ve, no hace falta ponerlo en palabras, ni siquiera falsearlo en una respuesta para quedar bien. Te doy una respuesta sincera: gozamos cada canción, por eso estamos donde estamos, tras toda esta ruta de rock. Las interpretamos felices, y eso es clave para que quienes vienen a vernos lo sientan.

¿En qué concierto gozó más, y por qué?No se puede elegir uno. Es muy motivador tocar lejos de casa, incluso lejísimos como ahora en España, el ‘show’ es aún más loco así, distinto. Tocar en Europa es interesante porque sales de tu cultura y te encuentras con la adhesión de quienes están por aquí, aunque también haya paisanos viajeros y asentados en esta tierra que vengan a vernos en las giras. En México pasa lo mismo, o en Perú y Chile, que están más cerca: sabemos que la banda tuvo la trayectoria que tuvo en América, pero el hecho es que también los españoles nos dan mucho cariño.

¿Qué tiene este Vive Latino, que tanto gusta a los artistas involucrados en él?El Vive Latino, si no es ‘El Festival’ con mayúsculas, sí está entre los más interesantes que existen en el mundo. Por muchas razones: su capacidad de elegir artistas de diferentes matices y colores, el respeto con el que se nos trata allá, incluyendo a los iniciantes... No es así en todas partes, créeme. Miro mucho ese detalle: he cerrado festivales con los Cadillacs, pero he tocado temprano como solista y con otras bandas como invitado, y el trato no era el que se tiene en el Vive. Hay muchos detalles que hacen de este festival algo único en cuanto a sensibilidad y calidad.

Una de fútbol, y le dejo tranquilo: ¿el Mundial de Diego, el de Lio, los dos?El de Diego en el 86, su proeza en México a la distancia, empieza a ser a mis ojos como un acto mágico, alquimia. El de Lionel nos ha dado una alegría tan necesaria y entrañable a todos los argentinos que simplemente debo quedarme con los dos.