entrevista de verano

Eva Cosculluela: "Este verano leeré las memorias de la escenógrafa y pintora Victorina Durán"

La librera zaragozana se reparte estos días entre Soria y Málaga para ver a su familia y también aprovecha para sumergirse en libros que se le han escapado durante el invierno, así como en textos y diarios de mujeres de la Edad de Plata.

La crítica literaria y colaboradora de HERALDO Eva Cosculluela, siempre rodeada de libros
La crítica literaria y colaboradora de HERALDO Eva Cosculluela, siempre rodeada de libros
Guillermo Mestre

Cómo y dónde transcurren sus vacaciones?

Me reparto para ver a mi familia entre Soria y Málaga. Los dos sitios son estupendos, pero lo más importante es que en los dos tengo a gente muy querida.

¿Cuál ha sido el viaje estival de su vida, o uno que repetiría si pudiera?

Sin duda, un viaje a Guatemala en el que recorrí todo el país: la maravillosa ciudad colonial de Antigua, la selva del Petén, las ruinas mayas de Tikal, el mercado de Chichicastenango, el sincretismo de Santiago Atitlán y su santo, Maximón, al que le llevan como ofrenda ron y tabaco… Cruzando el lago Atitlán en una lancha nos preguntó el lanchero de dónde éramos y al decirle que de Zaragoza exclamó entusiasmado: «¡Oh, el gol de Nayim!».

¿Recuerda alguna anécdota veraniega vinculada a su profesión?

En el verano de 2006 viajé a La Habana. Había leído ‘La neblina del ayer’, de Leonardo Padura, y me había fascinado, así que contacté con él a través de una amiga común y le entrevisté. Leonardo me recibió en Villa Alicia, su casa del barrio de Mantilla, y fue amabilísimo. Era mi primera entrevista y la recuerdo con mucho cariño.

¿Qué tipo de lecturas, u otras actividades, realiza estos días?

Leo libros que se me han escapado durante el invierno y me apetecen mucho, ediciones anticipadas de novedades que van a salir a la vuelta del verano… Y cada año leo unas memorias o diarios de alguna mujer de la Edad de Plata: este verano leeré las memorias de Victorina Durán, escenógrafa, pintora y profesora de la Residencia de Señoritas.

Estas fechas se vinculan habitualmente a un reencuentro con la literatura, aprovechamos para leer libros que no hemos tenido tiempo de disfrutar durante el resto del año... ¿Qué lecturas recomendaría para esta época?

’Castillos de fuego’, de Ignacio Martínez de Pisón: durante el año quizá cuesta encontrar tiempo para una novela larga, así que leerla en verano, sin prisas, es disfrutarla doblemente. Y también ‘Gozo’, de Azahara Alonso: un libro que reivindica la vida tranquila, la pereza, el descanso…

¿Qué recuerdos asociados a su infancia o adolescencia tiene del verano?

Los veranos que recuerdo con más cariño son los de cuando era muy pequeña, tendría cinco o seis años. Mis abuelos me llevaban con ellos a Peñíscola y para mí era toda una aventura, desde el viaje en coche por el puerto de Morella, la inevitable parada en el tambor de Alcañiz y, una vez allí, los paseos por la playa, el viaje en la Golondrina… Mis abuelos me dejaban hacerles fotos y yo me sentía superimportante.

¿Qué plan cumple de los que se propone en estos meses?

Pues muy pocos, por no decir ninguno. Siempre me propongo hacer muchas cosas, pero cuando me doy cuenta ya ha pasado medio verano y ni siquiera he empezado. Antes me agobiaba, pero he aprendido a relajarme y no añadir obligaciones a las que vienen de serie.

¿Qué película, canción y/o concierto están asociados a un verano inolvidable para usted?

Un concierto de Bebo Valdés en el Festival de Jazz de San Sebastián en 2004. Había grabado hacía poco su disco ‘Lágrimas negras’ con Diego el Cigala, y tocaron juntos, pero también con su hijo Chucho, con su nieta Leyanis y con Irakere. Fue un concierto inolvidable.

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