¿Qué significa el verano para usted, qué le sugiere?

Más horas de luz y buen tiempo, algo simple pero vital para mí.

¿Cómo lo vivía en su infancia y adolescencia?

En la infancia era el periodo de ocio más largo y maravilloso de todo el año. Pasaba el día en la calle sin horarios ni obligaciones, era una vida asilvestrada. Después ya en la adolescencia casi todos los jóvenes trabajábamos en verano para ayudar a nuestras familias en el campo. Pero también era una época de fiestas y sobre todo de reencuentros con las amistades que volvían al pueblo a pasar las vacaciones. Guardo muy buenos recuerdos de aquellos veranos.

¿Y en la edad adulta?

Cuando terminé de estudiar Derecho dedicaba mis veranos a viajar con organizaciones internacionales como voluntaria denunciando violaciones de derechos humanos. Poco tiempo después decidí estudiar Fotografía y dedicarme profesionalmente a ella y no tuve vacaciones durante más de 10 años ya que las dedicaba por completo a mis proyectos fotográficos. En esta época hice mi trabajo sobre las minas de coltán y el conflicto armado en el Congo, entre muchos otros.

¿Este año tiene o ha tenido tiempo para irse de vacaciones? ¿Adónde?

De momento he podido pasar un par de días cerca del mar y también he disfrutado del festival Castillo de Aínsa. También visitaré Omán. Tengo que trabajar pero también voy a dedicar unos días a conocer y recorrer el país de forma relajada.

¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?

Uno de mis primeros grandes viajes fue a Venezuela en el verano de 2000 y fue sin duda un viaje iniciático en todos los sentidos.

¿Cuál es su rincón de Aragón favorito para desconectar?

Altorricón, el pueblo en el que nací. Me gusta el ajetreo del trabajo en el campo en verano, la vida que tiene el pueblo en esta época. Y sigue siendo el punto de encuentro para quienes crecimos allí pero ahora vivimos fuera.

¿Qué destino vacacional tiene pendiente por cumplir?

Cualquier lugar del mundo en el que no haya estado todavía me parece un buen destino.

¿Recuerda alguna anécdota estival vinculada a su profesión o a las vacaciones?

Recuerdo unas vacaciones en las que pasé muchas horas en la cárcel. Fue en Panamá. No suena a vacaciones, de hecho, estaba trabajando en uno de mis primeros reportajes fotográficos, sobre las condiciones de vida de los presos. Pero es uno de esos veranos que nunca voy a olvidar.

¿Qué tipo de lecturas u otras actividades realiza estos días (conciertos, teatro, festivales...)?

La cultura forma parte de mi vida cotidiana, leo todo el año y voy a conciertos, al teatro o al cine siempre que puedo. Así que en verano, cuando estoy de vacaciones, procuro simplemente vivir sin que importe qué día o qué hora es.

¿Qué planes cumple de todos los que se propone cada verano: descansar, desconectar, crear...?

Lo que siempre consigo es desconectar de las rutinas cotidianas de mi vida en Zaragoza. Aunque tenga que trabajar, suele ser en lugares que no conocía o que, aunque los haya visitado antes, son muy diferentes a mi vida aquí. Eso me saca del confort cotidiano y activa mi mente en otras direcciones.

¿Qué película, canción y/o concierto evocan un verano inolvidable para usted?

Pasé un verano en Mánchester y muchas noches iba a alguna de las salas que ofrecían música en directo. Fue un verano con una banda sonora fantástica.