'Rally Road Racers': la carrera alocada
En la animación infantil están las producciones que centran la atención, las de primera línea por los estudios involucrados, su recorrido o su tratamiento, y después, en los escalones inferiores, un amplio y heterogéneo volumen de títulos con menos nombre y perfil más modesto. En no pocas ocasiones esa ‘falta de pedigrí’ suele ser indicativa de su rango más bajo, como luego se constata por su aspecto formal o su narrativa, pero otras veces lleva aparejado el prejuicio porque uno descubre que, dentro de su menor vistosidad, cumplen de manera más que digna. Ocurre con ‘Rally Road Racers’, película que recupera la tradición de las historias en torno a carreras alocadas, con ‘Los autos locos’ como una de las fuentes de inspiración de las que se acordará el acompañante adulto. La competición mostrada recorre la Ruta de la Seda e implica a un loris perezoso que se juega mucho en esa experiencia épica y exigente. Ross Venokur, director de la curiosa y rescatable ‘El príncipe encantador’, articula una obra entretenida con apuntes simpáticos y buenas ideas detrás.
Aglutina múltiples aspectos clásicos, empezando por la descripción de Zhi, el protagonista, en cuyo retrato intervienen cuestiones como los sueños, el potencial todavía sin asentarse, la gran oportunidad, el corazón noble y el objetivo superior. El joven por fin vive lo que tanto deseaba pero se guía por el hecho de que debe ganar para salvar el pueblo y la casa en las que reside con su abuela. El aprendizaje interno, la superación y el descubrimiento conectan asimismo con lo reconocible y que no puede faltar, al igual que las trastadas y los intentos de sabotaje y la subtrama romántica en la que de inicio asoma la traición.
Dos interesantes personajes secundarios favorecen el relato, la vieja cabra en el rol de la figura que aconseja (el mentor) y el divertido sapo psicópata en representación del villano ambicioso, singular y desaprensivo.
