Eva Lago: "La cultura es parte esencial de la memoria y de la salud de un país"

La artista (Mallén, 1989) actúa este miércoles, a las 20.00, con Mabuse y Los Compayos en el centro Joaquín Roncal de la Fundación CAI dentro del ciclo Noches de Verano.

Eva Lago, fotografiada ayer en el centro de Zaragoza.
Eva Lago, fotografiada ayer en el centro de Zaragoza.
Oliver Duch

Flamenco, jazz, canción ligera… ¿Le da a todos los palos?

Me gusta interpretar muchos tipos de música, y para ello siempre hay que seguir estudiando. Me siento afortunada de cantar en formaciones muy diferentes entre sí, lo que me ha abierto un gran abanico de estilos: Mabuse y los Compayos, China Chana, Komando Komare, Dadá, Gabriel Sopeña, Alma de Cántaro... ¡Tengo compañeros increíbles!

¿Sigue sintiendo nervios al pisar un escenario?

Yo los llamo ‘nervios buenos’. Hacen que esté conectada y dispuesta a regalar una parte de mí. También paso algo de vergüenza, pero en cuanto tomo mi lugar y veo que las personas disfrutan, siento, sobre todo, gratitud.

¿Qué artistas en su infancia le hicieron convencerse de que la farándula era lo suyo? ¿Era muy terremoto de pequeña?

De niña me encantaba ir a mil actividades extraescolares pero lo que nunca dejé de hacer fue cantar. Estaba en el coro de Mallén y cantaba con mis amigas en las tardes libres. Creo que cantar con gente es una sensación muy poderosa, pero eso nunca lo hacía sola. Tenía miedo escénico. Es algo que superé al estudiar teatro.

He dicho eso de la farándula porque también ha hecho teatro y musicales, ¿cierto?

Sí, he trabajado muchos años junto a Caleidoscopio Teatro, Almozandia Teatro y, el año pasado, estrenamos el musical ‘Mátame tacón’ con Riesgo Teatro. Son tipos de interpretación muy diferentes lo que ayudan a aprender cosas nuevas. Además, cuando trabajaba con Imaquinaria, me encantaba ir a colegios a dinamizar grupos de teatro comunitario, pues compaginaba mi interés por la educación con la faceta artística.

Recomiéndenos alguna obra que le marcara y supusiera un antes y un después en su vida artística.

Diría ‘Una noche sin luna’, una obra de teatro de Juan Diego Boto, en la que encarna al poeta Federico García Lorca. La mires por donde la mires es perfecta.

Cuéntenos un buen y un mal momento que haya vivido sobre las tablas.

El domingo pasado creo que hubo de los dos en un mismo concierto. Tocábamos con Komando Komare en el Festival del Castillo de Aínsa y, justo cuando empezábamos el recital con una canción lenta, ¡un pájaro se me cagó en el pelo! ¡A mí, que soy ornitofóbica! Luego, lo compartí con las amigas y nos reímos mucho. En ese mismo concierto cantamos una canción dedicada a todas las mujeres que son asesinadas y acabó con una ovación inolvidable. Son aplausos que hablan por sí solos.

¿Cuántas letras de canciones tiene en su cabeza? ¿Se le mezclan o se le olvidan alguna vez?

¡Madre mía, son unas cuantas! Sí, sí, claro que a veces se va la letra, pero improvisas o repites algo. Lo importante es que sigas conectada con la canción y con lo que significa para transmitir la esencia.

Salimos de una campaña electoral en la que apenas se ha hablado de ‘lo suyo’. ¿Por qué cree que la cultura tiene tan poca presencia en la agenda política?

Creo que la cultura es parte de la memoria y de la salud de un país y, por tanto, para mí es otra forma de hacer política. La cultura hace que nos organicemos y nos pongamos de acuerdo de formas diferentes. Estas diferencias y los espacios creativos a veces dan miedo a los políticos, porque sienten que pierden el control. Es cierto que me hubiera gustado ver a los partidos hablando, por ejemplo, de cómo se va a desarrollar el estatuto del artista.

¿Las elecciones arruinaron algún plan de verano?

Mi plan de verano es trabajar. Hay que aprovechar la temporada alta. Las elecciones retrasan las contrataciones veraniegas lo que provoca más incertidumbre laboral en nuestro sector. Este año nos ha pasado que, hasta que no se han configurado los ayuntamientos, no se han empezado las contrataciones culturales.

¿Qué otras aficiones tiene al margen de dar el cante?

Me encantaría no tener tanta incertidumbre laboral para pasar más tiempo con la gente que quiero, andar por el campo, viajar para conocer otras músicas, sentarme a bordar...

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