Nowhere, el antifestival del desierto de los Monegros

Estos días conviven más de 3.000 personas de 45 nacionalidades en el Nowhere, en la sierra de Jubierre, en medio de un paraje estepario y sin sombras de 40 hectáreas.

El festival se celebra en medio de una zona desértica sin sombra de Castejón de Monegros.
El festival se celebra en medio de una zona desértica sin sombra de Castejón de Monegros.
Patricia Puértolas

Paloma Zulueta, natural de Madrid, volverá a celebrar su aniversario de boda en mitad del desierto de Los Monegros. Allí se casó hace ya siete años. La boda tuvo lugar el 7 de julio de 2016 y contó con miles de asistentes. Y es que se celebró en pleno Nowhere, el antifestival más singular y multitudinario de Aragón, donde los inscritos comparten víveres, arte y amor.

"Me gusta una buena fiesta", señala, a la hora de justificar el escenario elegido para su boda. "Me casé justo en el centro", explica, señalando el epicentro de un paraje estepario y sin sombras de alrededor de 40 hectáreas, en el municipio de Castejón de Monegros, en la sierra de Jubierre, donde desde hace ya unos días conviven más de 3.000 personas de 45 nacionalidades, con predominio de franceses, ingleses, holandeses y españoles. También hay grupos llegados desde Estados Unidos, Israel o Finlandia.

Desde finales del mes de junio, su desembarco ha sido paulatino, aunque la mayoría ha llegado esta misma semana y abandonará el lugar el próximo domingo, después de disfrutar de seis días de convivencia y poniendo a prueba su capacidad de supervivencia. De hecho, aquí nada se compra ni se vende, excepto el hielo. Los inscritos se agrupan por barrios y cada uno debe ser autosuficiente, es decir, debe traer consigo aquello que vaya a necesitar: víveres, productos de aseo o ropa.

Nowhere se define como un antifestival ante la inexistencia de una programación al uso. Ni hay artistas contratados ni actividades externas. Tampoco existe el concepto tradicional de público. Pero eso no significa que no haya qué hacer o cómo divertirse. "Todo lo contrario", apostilla Paloma. Los inscritos deben practicar la dadivosidad, es decir, estar dispuestos a dar y recibir.

Los ingleses Justin y Josh, dos participantes, con la cabina de un dj inspirada en una iglesia gótica.
Los ingleses Justin y Josh, dos participantes, con la cabina de un dj inspirada en una iglesia gótica.
Patricia Puértolas

Así siempre hay quién ofrece talleres de circo, cocina o arte mientras otros comparten cursos de meditación, yoga o masajes. Y, por la noche, también existen varias zonas con música en directo. Al caer el sol, es además uno de los mejores momentos para disfrutar de otro de los ejes centrales del Nowhere, el arte, con todo tipo de construcciones repartidas por el recinto, entre ellas, varias luminosas.

En esta edición, hay una gran estructura con forma de araña, dos medusas gigantes o una plataforma lista para despegar. El evento está considerado el hermano pequeño del conocido Burning Man, que tiene lugar en Estados Unidos y que está consagrado al arte. También comparte los mismos principios, desde la inexistencia del comercio a la apuesta por la autosuficiencia, la creatividad o el respeto al entorno natural.

La boda de Paloma y su marido, Freddie, fue un ejemplo de los valores que imperan dentro de esta comunidad del Nowhere. Hubo voluntarios que se encargaron de la decoración y otros se ocuparon del banquete. Los novios fueron llevados en dos de los vehículos artísticos que circulan a diario por el espacio y además, la estética fue la esperada en un lugar asociado a la creatividad.

Todo vale: tutús, pelucas, capas, elásticos, alas o medias de red. Hay personas que prefieren ir en traje de baño o directamente, prescindir de la ropa. "Aquí todo es normal y nadie te juzga; impera la libertad", señala Paloma, que, como era de esperar, fue una novia diferente y original. El matrimonio estuvo entre los primeros en llegar este año a la comarca de Monegros y estará entre los últimos en abandonar este inhóspito paraje, sin ninguna vivienda habitada en varios kilómetros a la redonda.

Ahora, Paloma, que lleva 25 años afincada en Londres, es una de las directoras del festival Nowhere, del que destaca su ambiente y filosofía y en particular, la belleza del proceso de construcción. "Al final, se trata de levantar una gran población en mitad de la nada; es algo mágico", relata. Todo está organizado al detalle. Hay 14 equipos de trabajo dedicados a diferentes áreas: logística, basura, comunicación, arte… y además, hay brigadas de limpieza o traductores. Todos son voluntarios. Y, cumpliendo otro de sus principios, se irán sin dejar ni rastro.

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