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  • José Javier Rueda

Javier Cercas, el compromiso cívico de una chisgarabís en sus artículos de 'No callar'

Javier Cercas recopila en el extenso volumen 'No callar' más de 20 años de columnismo. Aquí lo vemos en Zaragoza en 2022.
Javier Cercas recopila en el extenso volumen 'No callar' más de 20 años de columnismo. Aquí lo vemos en Zaragoza en 2022.
José Miguel Marco.

Hay que leerse las primeras 428 páginas del último libro firmado por Javier Cercas para llegar a un párrafo que explica las 746 del total. Comentando una exposición de fotografías de Cartier-Bresson en el Palacio Grassi de Venecia, escribe: «Se estructura como he estructurado siempre mis libros, que es como se estructura la música que me gusta –desde la música barroca hasta el rock and roll–, es decir a base de repeticiones y variaciones de unos mismos temas, rasgos, maneras o tonalidades que aquí y allá aparecen, desaparecen y reaparecen». Efectivamente, en ‘No callar’ (Tusquets, 2023) reúne artículos, crónicas, prólogos, conferencias y breves ensayos publicados entre los años 2000 y 2022 en los que una y otra vez vuelve sobre sus argumentos preferidos: el oxímoron ‘memoria histórica’, «el franquismo fue la continuación de la guerra por otros medios», el golpe del 23F, la Transición democrática, el ‘procés’ («No es una cuestión de lenguas sino de poder»), la colonización de la vida pública por los partidos políticos, Europa como utopía razonable, «la literatura es lo que nunca, ni siquiera remotamente suena a literatura: suena solo a verdad», «los ingleses nos robaron a Cervantes para fundar la novela moderna»…

Este método de reflexionar obsesivamente en torno a unos mismos temas ya era claramente perceptible en su corpus novelístico. ¡Cómo no recordar la estructura de ‘Anatomía de un instante’ (2009)! En una de las obras más decisivas de las últimas décadas, este «catalán común y corriente” nacido en Ibahernando (Cáceres), que ya había ganado prestigio con ‘Soldados de Salamina’ (2001), investiga, disecciona, reconstruye, narra y recrea el puzle de lo que rodeó el intento de golpe de Estado del 23-F en Madrid.

Sin caer en la simplificación periodística, pero sin entregarse tampoco al engrudo académico, reflexiona sobre temas que no interesan sólo a especialistas, aunque sin ceder al escaparate de lo trivial.

Las antologías de artículos permiten un disfrute en profundidad del universo de un autor. En este caso, aborda todo tipo de cuestiones culturales, sociales y políticas. Hay mucha literatura y mucha crítica al secesionismo catalán, pero también abunda el cine, la historia o incluso el tenis, una de sus aficiones. Sin caer en la simplificación periodística, pero sin entregarse tampoco al engrudo académico, reflexiona sobre temas que no interesan sólo a especialistas, aunque sin ceder al escaparate de lo trivial.

Las señas de identidad de los artículos ‘cerquianos’ son lucidez, liberalidad, claridad, humor e ironía. No es un provocador ni recurre a sofisticadas florituras importadas de la Disneylandia cultural. Tampoco se resigna a ser catalogado como ‘intelectual’. De hecho, cita a Sánchez Ferlosio, «durante años nuestro primer intelectual», para establecer desde las primeras páginas su declaración de principios: «La palabra intelectual es demasiado respetable para mí. En el fondo no me siento más que un chisgarabís». El que hoy es quizás el narrador español más internacional se percibe, ante todo, como un escritor de novelas. Pero él mismo advierte que cuando el narrador decide firmar en prensa debe hacerlo teniendo siempre presente el imperativo que enunció Ezra Pound: «Haré declaraciones que pocas personas se pueden permitir porque pondrían en peligro sus ingresos o su prestigio en sus mundos profesionales». Cercas se siente un novelista libre que debe tomar partido. Por eso titula su recopilación de artículos con un insumiso ‘No callar’.

Su perseverante compromiso cívico le introduce en la nómina de rutilantes articulistas de la que da cuenta la Historia de la Literatura. De hecho, uno de los fenómenos más enriquecedores de las letras españolas ha sido el cultivo y la dignificación de los llamados ‘géneros narrativos menores’, como el cuento, las memorias y la columna periodística.

En el artículo literario, donde el pensamiento se compagina con la voluntad de estilo, hay maestros indiscutibles. Más allá de Larra, las figuras anteriores a la Guerra Civil (Azorín, Unamuno, Ortega…) y las de la postguerra (D’Ors, Sánchez Mazas, González Ruano…), las últimas hornadas han sido prolíficas. Sobresalen Umbral, Ferlosio, Marías, Vargas Llosa, Vicent, Azúa, Trapiello, Muñoz Molina, Pérez Reverte, Vila-Matas, Millás o Irene Vallejo, entre otros muchos.

‘No callar’ se construye sobre cuatro pilares. Primero, una sólida base de alta cultura, propia de quien fue profesor de Filología Hispánica en universidades de España y Estados Unidos. Está claro que escribe a hombros de gigantes. Más allá de una declarada pasión por Borges y Cervantes, al que cita profusamente, sus referencias son múltiples. Hay clásicos como Homero o Dante. Hay modernos imprescindibles como Kafka, Cortázar, Zweig, Kundera, Cioram o Bolaño. Hay muchos filósofos, desde Séneca a Zizek, pasando por Kant, Marx, Berlin, Ortega, Arendt y Savater. Hay también sociólogos como Weber, historiadores como Judt, periodistas como Fisk, juristas como Kelsen o cineastas como John Ford y Woody Allen.

El segundo pilar es una manera singular de ver la vida, una mezcla de inteligencia, liberalismo, antidogmatismo y sensatez. Las suyas son verdades del barquero. Igual fija el terreno de juego con sentencias del tipo «La ley es la única defensa posible de los débiles frente a los poderosos», como volea con «Yo no creo que la patria de un escritor sea la lengua; la patria de un escritor es el lenguaje» o da un golpe de partido con «El problema cultural de nuestro tiempo no lo provoca la gente que no sabe leer ni escribir, sino la que no quiere leer y no para de escribir».

El tercer pilar es su estilo, conciso y claro, forjado en la virtud de la transparencia. Lo define él mismo: «Para el lector, la escritura debe ser como el cristal de una ventana, que está ahí sin que se note, y que no llama la atención sobre él mismo, sino sobre lo que transparenta».

Y el cuarto pilar lo forman grandes dosis de humor e ironía. Es uno de los mayores atractivos del libro, que cualquier crítico podría destacar con facilidad a pesar de la «dificultad de reseñar un libro que se ha leído entero», dicho esto con la jocosidad del propio Cercas.

Javier Cercas: «Para el lector, la escritura debe ser como el cristal de una ventana, que está ahí sin que se note, y que no llama la atención sobre él mismo, sino sobre lo que transparenta»

Como aspecto negativo de este ‘No callar’ cabe apuntar la selección de textos, que no es exclusivamente suya. Seguro que el editor Juan Cerezo y Josep María Ventosa han hecho un arduo trabajo de expurgar, elegir y ordenar. Pero sobran algunos pasajes por reiterativos.

Sea como fuere, la brillantez de columnas como ‘Mujeres al poder’, ‘La gran traición’, ‘El lector vampiro’, ‘Ringo y yo’ o ‘Borges, en salsa picante’ autorizan a afirmar que, si algunas de las grandes obras narrativas de Javier Cercas son prodigiosas, no pocos de sus artículos también están a ese mismo nivel.

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