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La zaragozana María Martín Hernández gana el I Premio de poesía joven 'Ángel Guinda'

Recibe el galardón, convocado por Olifante, por su libro 'Deshabitar el cuerpo', del que el jurado destaca "un lenguaje limpio y eficazmente poético”

La joven poeta zaragozana María Martín Hernández.
La joven poeta zaragozana María Martín Hernández.
Adriana Echegoyen.

La poeta María Martín Hernández (Zaragoza, 1996) ha ganado, por unanimidad , el I Premio internacional de poesía joven ‘Ángel Guinda’, convocado por Olifante, Ediciones de Poesía, por su libro ‘Deshabitar el cuerpo’, poemario que ha sido elegido entre 35 originales de diversos lugares del mundo por un jurado presidido por el poeta y editor Manuel Martínez Forega, y compuesto por los poetas y críticos Agustín Porras Estrada, como secretario, Reyes Guillén Bernad, María José Sáenz Rodríguez, Mariano Castro Ballester y David Francisco González. 

El premio, de carácter anual, está pensado para menores de 30 años, que no tengan un libro en el mercado, aunque puedan tener textos publicados, como sucedía con María Martín que ha colaborado en revistas como ‘Imán’, ‘Turia’ o ‘La página escrita’. El galardón consiste en su edición por Olifante en una nueva colección. María Martín Hernández cursó sus estudios universitarios de Filología Hispánica en la Universidad de Zaragoza. Empezó a escribir muy joven y ha sido finalista en varios premios literarios. Ha participado en varias antologías , recitales y festivales de poesía.

En el acta del fallo, los miembros del jurado han destacado en ‘Deshabitar el cuerpo’ “la gran intensidad conceptual de una obra excelentemente estructurada a través de un lenguaje limpio y eficazmente poético”. El libro se editará en septiembre en la nueva Colección Aiseul de la Editorial Olifante, diseñada para este premio por el artista Ricardo Calero, asiduo colaborador de Olifante.

“Aiseul era para Ángel Guinda un nombre mítico de Luesia y un juego literario. En Luesia, en las Cinco Villas, residió durante una década y allí ejerció su primer empleo como maestro de escuela. Daba clases de todo. Ese período significó para él el del descubrimiento de la poesía, en el sentido más formal, empezó a trabajar la palabra, eso que él anhelaba: la palabra puesta en pie”, explica la editora Trinidad Ruiz Marcellán.

A continuación, por cortesía de Olifante, ofrecemos tres poemas de María Martín Hernández.

***

OQUEDADES

En ese desierto donde la nada

no tiene nombre,

crece la conciencia

de la vida.

La primera melodía de una sombra

que esparce sus semillas,

esperando a que alguna crezca.

Precipitarme por la oquedad

de tus grietas,

fecundar el páramo

y buscar una raíz

a la que aferrarme.

Aferrarme a ti,

a tus entrañas.

***

NIDACIÓN

Como una ciudad que duerme

en espectral silencio,

me adentro en el zigzag

de tu órgano hueco.

Se posa la danza inquieta

de una sombra;

tus paredes vigilantes

aguardan el precipicio

de las horas.

Cierro los ojos para anidar

en esta patria oscura

de lo invisible.

***

GRAVIDEZ

El susurro subterráneo de un reloj

que con su tictac muestra esos segundos,

donde la vida comienza a latir.

Un relámpago retumba

en tus entrañas;

las manecillas apuntan

hacia el silencio coagulado

de mi garganta.

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