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'Un perro andaluz', de Luis Buñuel, fue un poemario surrealista antes que una película

Jordi Xifra publica en las PUZ el poemario, que ya había rescatado Sánchez Vidal en ‘Obra literaria’, y el guión definitivo coescrito con Dalí

La imagen de la navaja barbera que ha dado la vuelta al mundo.
La imagen de la navaja barbera que ha dado la vuelta al mundo.
Archivo Heraldo.

Dentro de pocos días se cumplirán 40 años de la muerte en Ciudad de México de Luis Buñuel Portolés (Calanda, Teruel, 1900-Ciudad de México, 1983). Este realizador, que ganó un Óscar y numerosos premios internacionales, fue calificado por grandes maestros del cine como Alfred Hitchcock, Johh Ford, Rouben Mamoulian y Robert Mulligan, “tú eres el mejor de todos nosotros”. Sin embargo, Luis Buñuel fue un joven errático que ensayó varias profesiones y pasiones hasta llegar a la definitiva: el cine.

Se inició en 1929 con ‘Un chien andalou’, (‘Un perro andaluz’, 1929) que suponía la clara intromisión del surrealismo en el cine y el principio de una estética clave. Amparo Martínez, estudiosa de Luis Buñuel, dice que en esa película ya está todo. “Todo, el deseo, la idea de amor y muerte, el placer por los ejercicios de extrañamiento, el uso de la cámara lenta, el sentido del ritmo, las asociaciones y enlaces visuales, los temas visuales. Y la libertad de la imaginación que consigue poner en pie un poema visual sin las lógicas narrativas convencionales”, explica. E insiste en algo más: “En ‘Un perro andaluz’ y en ‘La Edad de Oro’, está todo Buñuel, el del surrealismo y el que está por venir”, dice la estudiosa y editora de los guiones del realizador calandino, que acaba de impartir un pequeño ciclo sobre su cine y sobre películas como ‘Los olvidados’.

Luis Buñuel: "El título de mi libro de ahora es ‘El perro andaluz’, que nos hizo mear de risa a Dalí y yo cuando lo encontramos. He de advertir que no sale un perro en todo el libro. Pero queda muy bien y muy dócil. Además de risueño e idiota”

Lo más gracioso o paradójico es que ‘El perro andaluz’ fue primero un poemario. Eso sí, “un poemario fantasma, porque Luis Buñuel nunca lo publicó”, tal como escribe Jordi Xifra, director del Centro Buñuel de Calanda y editor entusiasta del realizador, en un nuevo título de la Colección Luis Buñuel. Cine y Vanguardias, que publica Prensas de la Universidad de Zaragoza, ‘El perro andaluz / Un perro andaluz’, que contiene el poemario, el guión y la copia mecanografiada a máquinas y con correcciones; y con todo ello, muchas notas, explicaciones y llamadas de atención del editor, cuya presencia entre nosotros -adquirió la casa de los Buñuel en Calanda- se está haciendo notar en Aragón.

Otra imagen surrealista: la mano llena de hormigas.
Otra imagen surrealista: la mano llena de hormigas.
Archivo Heraldo.

Jordi Xifra recuerda que el libro de poemas existió, y de hecho se rescata y se publica, ya desde finales de 1925 o principios de 1926, por lo menos en algunos avances. Íntimo amigo de García Lorca y Rafael Alberti, y también de Salvador Dalí y Pepín Bello, entre otros, Buñuel deseó en algún momento ser escritor. Buñuel quería publicar un conjunto de textos a los que llamó ‘Polismos’, de partida, y ya en 1927 anunciaba en su epistolario: “Preparo un libro para octubre si como hasta ahora tengo ratos libres”. Decía que lo publicaría en ‘Litoral’ o ‘Gaceta’. Por entonces, ya se había inclinado por el cine y quería rodar en 1928 (en el centenario de su muerte) una película sobre Goya con guión de Ramón Gómez de la Serna, que al final se abortó con gran decepción del autor de las greguerías.

A la vez, Buñuel seguía adelante con su afán de publicar el libro de poemas. A Pepín Bello, su gran amigo oscense, divertido y transgresor, tal como recuerda Xifra, le dice que el nuevo título ya no es ‘Polismos’ sino ‘El perro andaluz’. “Hay bastantes cosas que no conoces y aunque ligeramente demodés no están mal. Esto es para romper el fuego. Luego voy a publicar cosas gordas”, dice, lo cual parece corroborar sus ambiciones literarias. Le añade: “Con Dalí haré un libro en colaboración ese verano en Cadaqués y contigo he de hacer otro en cuanto se presente la ocasión. El título de mi libro de ahora es ‘El perro andaluz’, que nos hizo mear de risa a Dalí y yo cuando lo encontramos. He de advertir que no sale un perro en todo el libro. Pero queda muy bien y muy dócil. Además de risueño e idiota”.

En algunas ocasiones se había dicho que ‘El perro andaluz’ era Federico García Lorca, en concreto la imaginería del ‘Romancero gitano’, que fue objeto de críticas por parte de Dalí y Buñuel; este diría luego que “la obra maestra era él”. Buñuel sostenía una y otra vez, a sus amigos, que el libro saldría en breve: anunciaba cambios, describía poemas, hacía inventario de los contenidos, pero por múltiples razones, a pesar de haber publicado poemas sueltos, el libro nunca vio la luz. Y la fijación de los textos sería obra de Agustín Sánchez Vidal, que trabajó mano a mano con Luis Buñuel en México para la edición de ‘Obra literaria’, que publicó HERALDO en 1982, bajo la dirección de Joaquín Aranda.

Luis Buñuel y Salvador Dalí en Cadaqués en 1929. Colaboraron en la escritura del guión.
Luis Buñuel y Salvador Dalí en Cadaqués en 1929. Colaboraron en la escritura del guión.
Archivo Familia Buñuel.

Está claro que las imágenes del guión, que también se publica, de su primera película procedían de las algunas imágenes y metáforas de la poesía. Buñuel lo diría así en 1947: “Las fuentes en las que se inspira el film son las de la poesía, liberada del lastre de la razón, de la tradición y de la moral. Su propósito, provocar en el espectador reacciones instintivas de atracción o repulsión. La experiencia ha demostrado que este objetivo fue plenamente conseguido”.

Luis Buñuel: "Yo le conté un sueño que había tenido un poco antes, en el que una nube desflecaba cortaba la luna y una cuchilla de afeitar hendía un ojo. Él, a su vez, me dijo que la noche anterior había visto en sueños una mano llena de hormigas"

Xifra recuerda que el guión se publicó en la revista ‘La Révolution surréaliste’ el 15 de diciembre de 1929. En sus memorias, dictadas a Jean-Claude Carriere, Luis Buñuel dedica unas pocas páginas a contar cómo escribió el guión, “la confluencia de Dalí”, con Salvador Dalí: “Dalí me invitó a pasar unos días en su casa y, al llegar a Figueras, yo le conté un sueño que había tenido un poco antes, en el que una nube desflecaba cortaba la luna y una cuchilla de afeitar hendía un ojo. Él, a su vez, me dijo que la noche anterior había visto en sueños una mano llena de hormigas. Y añadió: ‘¿Y si, partiendo de esto, hiciéramos una película?’”. Escribieron el guión en menos de una semana, sin discusión alguna: “… enseguida advertí que la película sería totalmente insólita y provocativa, y que ningún sistema normal de producción aceptaría. Por eso pedí dinero a mi madre una cantidad de dinero una cantidad de dinero, para producirla yo mismo. Ella, convencida gracias a la intervención de un notario, accedió a darme lo que le pedía”.

En sus memorias también vincula la poesía y el guión. “Las poesías que yo había publicado en España antes de oír hablar de surrealismo dan testimonio de esta llamada que nos dirigía a todos hacia París. Así también, Dalí y yo, cuando trabajábamos en el guión de ‘Un chien andalou’, practicábamos una especie de escritura automática, éramos surrealistas sin etiqueta”. En 1947, escribió un texto sobre la película y ahí decía: “Su propósito es provocar en el espectador reacciones instintivas de atracción y repulsión. (La experiencia ha demostrado que este objetivo se alcanzó totalmente)”.

El poemario consta de 16 textos en verso y prosa, y está poblado de imágenes desconcertantes pero también en cosas curiosas, simpáticas, cotidianas: “¿En qué puede pensar una doncella / cuando el viento le descubre los muslos?”, dice en ‘Me gustaría para mí’. En ‘No me parece ni bien ni mal’ cierra el poema: “Yo creo que si me naciese un hijo / se quedaría mirando eternamente /las bestias que copulan en los atardeceres”. En ‘Al meternos en el lecho’ comenta: “Los chinos son los únicos que no temen /los fantasmas / que todas las noches a las doce nos salen de la piel”. Y en ‘A Ricardo Corazón de León’, entre imágenes más macarras, escribe: “Del corazón al sexo de la loba que huía en el bosque sin tiempo de la Edad Media (…) Las blasfemias flotaban en los pantanos, las turbas temblaban bajo el látigo de los obispos de mármol, se empleaban los sexos femeninos para moldear sapos”.

Luis Buñuel regresó a Calanda en 1963. A su izquierda, Tomás Gascón.
Luis Buñuel regresó a Calanda en 1963 y ejercitó algo que le encantaba: tocar el tambor.
Fernando de Yarza García.

El día del estreno, Luis Buñuel se esperaba lo peor. Incluso que los surrealistsa, a cuyo grupo se había incorporado, la abucheasen. Por eso se llenó los bolsillos de piedra. Así lo cuenta en ‘Mi último suspiro’: “No necesité las piedras. Cuando terminó la película, desde detrás de la pantalla oí grandes aplausos y, discretamente, me deshice de mis proyectiles, dejándolos caer al suelo”.

LA FICHA

'El perro andaluz / Un perro andaluz'. Luis Buñuel. Estudio y edición de Jordi Xifra. PUZ: Colección Luis Buñuel. Cine y Vanguardia. Zaragoza, 2023. 94 páginas.

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