artes y letras.

Con Jean Dieuzaide, habla la fotografía

La obra del gran creador francés, enamorado de España y de Aragón, cierra la carrera de Spectrum como galería

Michel Dieuzaide, hijo del gran fotógrafo, y Julio Álvarez.
Michel Dieuzaide, hijo del gran fotógrafo, y Julio Álvarez.Al fondo  las fotografías de Dieuzaide, que recorrió varias veces Aragón.
Guillermo Mestre.

Desde 1977, Zaragoza ha aprendido en Spectrum a leer los lenguajes de la Fotografía. Esta primavera acaba de inaugurarse su última exposición. Si repensamos lo visto allí en cinco décadas, se siente vértigo. Muchos de los mejores entre los fotógrafos internacionales, y casi todos los nacionales, junto a apuestas certeras por jóvenes aragoneses. Un visor sobre las vicisitudes de un medio en metamorfosis. El rol de la Fotografía es hoy mucho más central, su lugar en el Arte no se discute. Todo esto ha podido ir viéndose en la galería de Julio Álvarez Sotos. No parece que esta labor expositiva sistemática y continuada vaya a tener alternativa. Hasta ahora, gracias a Spectrum, Fotografía y Zaragoza se vinculaban muy directamente. Una línea de trabajo que alguna institución aragonesa (responsable) debería estar pronta a continuar.

La elección de Jean Dieuzaide (1921-2003) para cerrar esta historia es significativa. Se cierra un círculo, volviendo a unos orígenes en que la galería fue escaparate para maestros indiscutidos, pura historia, como Eiko Hosoe, Avedon, Walker Evans o Julia M. Cameron, programados en los primeros años. Algo peculiar de Dieuzaide fue su vinculación a Aragón. Francés del sur, nacido a orillas del Garona, descubrir ese otro mundo tras los Pirineos fue una inquietud de su infancia. En 1951, un proyecto le permitió conocer el corazón de España. En 2010, Julio Álvarez fue comisario de una memorable exposición en el Palacio de Sástago, ‘Por tierras de Aragón’, un recorrido por las imágenes aragonesas de Dieuzaide.

En aquella ocasión, Michel Dieuzaide, hijo del fotógrafo, y heredero de su pasión, fue adjunto al comisario. 

En la exposición de Spectrum, el comisario es él, y ha optado por una breve antología, donde cada pared aporta un asunto o modo de hacer, entre registros muy variados.

La famosa sartén espejo de Jean Dieuzaide.
La famosa sartén espejo de Jean Dieuzaide.
Jean Dieuzaide/Spectrum

Una breve antología

«Las cosas no son sólo lo que son lo que son. Dan más de lo que son», dejó anotado Jean Dieuzaide. Esta fe en un valor añadido, una mística de la realidad, se aprecia aquí.

Parte de su primera obra encaja bajo el concepto de ‘fotografía humanista’, que definió una célebre exposición de 1955: ‘The Family of Man’. ‘La gitana del Sacromonte’ (1951) o ‘El hombre del desierto’ (1964) son buenos ejemplos. Este interés humano se traslada al paisaje. Un simple paisaje (‘Alrededores de Zamora’, 1969) se hace metáfora de la eternidad campesina, con esos bueyes arando en dos planos. No obstante, como Kertész o Weston, Dieuzaide suma un paralelo impulso experimental. Esto se observa en sus trabajos sobre arquitectura, que exceden lo documental, y en las variadas imágenes donde superficies, sombras y reflejos cobran protagonismo.

Así, la serie ‘Mi aventura con la brea’ (1958) es excepcional en cuanto registro de brillos, plasticidades y evocaciones táctiles o incluso olfativas. Estas fotografías podrían incorporarse a cualquier revisión de los informalismos pictóricos. En ‘Lisboa, la ventana en La Alfama’, la sombra de un farol, en pleno día, lo replica sobre la pared. Se juega con las geometrías más humildes, no deshumanizando, sino introduciendo vida. Mi favorita entre estas fotos es ‘La sartén espejo’, reivindicación de un objeto humilde, pero también catálogo de opacidades y brillos. La más experimental de sus series será, no obstante, los ‘Centrichimigrammes’, «imágenes abstractas, únicas, conseguidas con una centrifudadora, conseguidas sin máquina fotográfica, ni tampoco negativo». De estas curiosas obras hay varios ejemplos, pero también retratos célebres como el de de Gaulle y el de Dalí sumergido.

Es importante recordar que Jean Dieuzaide fue también un activista, promotor, comisario y galerista. Gracias a él se abrió en su ciudad, Toulouse, la galería municipal Château d’Eau, que sigue siendo un referente para la Fotografía mundial. Toulouse, a pocas horas de aquí, es una de esas ciudades con las que Zaragoza debe compararse, y de las que seguro que puede aprender. Una ciudad que supo rentabilizar la presencia la activa de Dieuzaide, institucionalizando sus propuestas. Esta exposición podría ser llamada de atención. En Aragón, la acción de emprendedores, como Julio Álvarez también merecería tener un eco público, y no disolverse.

FOTOGRAFÍA

Jean Dieuzaide. Fotografías. Galería Spectrum Sotos. Concepción Arenal, 19. Hasta el 11 de junio.

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