La Filarmónica de Berlín dio otro concierto histórico y recogió la ovación del Auditorio

La orquesta, con la soprano Louise Alder como voz solista y Kirill Petrenko a la batuta, interpretó obras de Beethoven y Schumann ante una sala repleta de público.

La Filarmónica de Berlín en la sala Mozart del Auditorio antes del inicio del concierto.
La Filarmónica de Berlín en la sala Mozart del Auditorio antes del inicio del concierto.
Oliver Duch

Como escuchar un disco con un buen equipo de alta fidelidad y en el salón de casa. Así fue el concierto que ofreció este viernes la Filarmónica de Berlín en la sala Mozart del Auditorio zaragozano. Si para un disco los técnicos eligen la mejor de cuatro o seis tomas, el concierto de este viernes, en vivo y en directo, alcanzó la perfección e intensidad de la mejor de las grabaciones.

La cita se preveía histórica, y media hora antes ya se apreciaba en las proximidades del Auditorio que el concierto no era uno más en el calendario de la sala. Dos enormes coches a la puerta, colocados por un patrocinador, algún que otro traje de noche del público que acudía con sus entradas en la mano, y mucho runrún, daban un inusual color a la tarde. Y el director del Auditorio, Miguel Ángel Tapia, dentro del edificio, recibía al público.

Conocidos melómanos zaragozanos no se quisieron perder la cita, como José Tudela, letrado de las Cortes y secretario de la Fundación Giménez Abad: "Tengo un oído desastroso -confesaba bromeando antes de entrar- pero un concierto como éste no nos lo podíamos perder. Por cuestiones de trabajo no puedo acudir a todos, pero sí hemos podido sacarnos un abono de media temporada". Alejandro Martínez, uno de los fundadores de la extinta Asociación Aragonesa de la Ópera y hoy en labores de crítica musical, vaticinaba: "Es un concierto ‘top’, a cargo de unos músicos muy especiales. Vamos a disfrutar".

Y la orquesta no defraudó. Los músicos habían llegado a Zaragoza a media mañana y se alojaron en el hotel Palafox (el director, Kirill Petrenko, lo hizo en el Reina Petronila). Los tres o cuatro españoles de la formación pidieron consejo para comer en algún restaurante local, pero la mayoría lo hizo en el hotel porque la pauta de trabajo de la Filarmónica de Berlín en sus giras no deja mucho hueco para el ocio. A las 17,45 estaban citados en el Auditorio para la prueba de sonido, eufemismo con el que se denomina un ensayo intenso en el que se interpreta prácticamente el programa entero del concierto.

Un cóctel privado

La Filarmónica de Berlín, que previamente había ofrecido conciertos en Zaragoza en 1941, 1942 y 2010, eligió para el de este viernes un programa integrado por la ‘Sinfonía número 25’ y el ‘Exultate Jubilate’ de Mozart; y la ‘Sinfonía número 4’ de Schumann, con Louise Alder como soprano.

El público disfrutó de la música con fruición (incluso se refrenaron casi todas las incómodas toses) y estalló en ovaciones al terminar, por más que se sintiera un poco desangelado porque la Filarmónica no ofreciera propina.

La Orquesta terminaba así su minigira española en Zaragoza (también ha estado en Madrid y Barcelona) e Ibermúsica, la empresa organizadora, y el Auditorio, le ofrecieron al terminar un cóctel privado, antes de que los intérpretes se retiraran a descansar.

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