Julio Llamazares: "Todos los personajes son las máscaras del autor"

El escritor leonés presenta en Zaragoza su nueva novela, 'Vagalume' (Alfaguara), la historia de un escritor secreto que dejó inéditos a su muerte.

Julio Llamazares rinde homenaje a algunos maestros del periodismo y a su primer editor Mario Lacruz.
Julio Llamazares rinde homenaje a algunos maestros del periodismo y a su primer editor Mario Lacruz.
A. C./Heraldo.

¿Cree usted en fantasmas? En ‘Vagalume’ (Alfaguara), novela que acaba de presentar en la librería Cálamo en conversación con Irene Vallejo, están presentes...

No es que crea. Los hay. Forman parte de la vida de la gente. Todos los que se van se convierten en fantasmas, los que se mueren y los que se alejan de nuestra vida. Vamos a ver...

¿Sí?

Cuando ve a gente hablando sola por la calle -ahora es distinto porque la gente habla solo por el móvil -, peor cuando dices, “habla solo”, no habla solo, sino con los fantasmas. Le está diciendo al jefe o a la mujer lo que luego no se atreve a decir en el trabajo o en casa. Eso son fantasmas.

¿Para qué y para quién escribe usted?

En esta novela he intentado responder a todas esas preguntas y creo que no he dado ninguna respuesta concreta. Y por eso seguiré escribiendo, porque si tienes la respuesta para qué vas a seguir escribiendo. ¿Para qué? Para vivir. Es mi forma de vivir y no sabría vivir de otra forma. Estos días he repetido mucho una frase de Cartarescu, que me impresionó… : "¿Qué haría usted si supiera que ha muerto el último lector de la tierra?", le preguntaron. Respondió: "Seguiría escribiendo". Escribes para vivir porque es tu manera de entender la vida.

¿Y para quién?

Intento escribir el libro que a mí me gustaría leer. A Juan Rulfo le preguntaron por qué escribió ‘Pedro Páramo’. Dijo que una noche no podía dormir, fue a las estanterías a coger un libro y se dio cuenta de que el volumen que quería leer no estaba escrito. Si estuviera escrito ‘Vagalume’ yo no lo escribiría, lo leería. Escribo para mí; luego siempre hay alguien en el horizonte.

Hay una frase de César, el protagonista, que podría parecerse a usted, que dice: «Sin escribir, yo sería un desgraciado».

Suscribo esa frase. Suscribo la mayoría de las que están porque las he escrito y porque es una reflexión por personas interpuestas sobre lo que significa escribir. César soy yo; Manolo Castro, el novelista, soy yo; la mujer de Manolo Castro, Elvira, soy yo. Las máscaras del autor son todos sus personajes. La literatura a mí me ha dado cosas impagables: me ha dado muchos amigos, y me ha permitido estar solo.

"En un mundo donde nadie escucha ni deja hablar, poder hablar y que te escuchen es un privilegio. Soy un privilegiado"

Dicho así, ¡vaya paradoja!

Claro. Te permite tener muchos amigos y a la vez te permite aislarte de la sociedad; en el día a día, tú no puedes contar todo lo que cuentas en un libro. “Déjame hablar”, se dice una y otra vez en los debates de la tele. En un mundo donde nadie escucha ni deja hablar, poder hablar y que te escuchen es un privilegio. Igual que no tener jefe ni empleados. Soy un privilegiado. Empecé en esto porque tuve y tengo una pasión y me parece un poco triste no tener una pasión que llene tu vida.

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Irene Vallejo, recién llegada de Nueva York, y Julio Llamazares hablaron de los secretos de la literatura y de la novela 'Vagalume'.
A. C./Heraldo.

Sin desvelar nada de la novela, ¿también escribe por amor?

No sé. Escribo por pasión, que en griego significa enfermedad, de ahí viene paciente. No escribo por amor concreto, que también puede ocurrir, y de hecho hay mucho amor en esta novela.

¿Qué le llevó a contar la vida de un escritor casi inédito como Manolo Castro?

Las novelas para mí no son estrategias literarias. No. Yo escribo a partir de un impacto emocional de esos que te dan como una descarga eléctrica. Las novelas para mí no son estrategias literarias. No. Yo escribo a partir de un impacto emocional de esos que te dan como una descarga eléctrica. Pueden ser entrar en un pueblo abandonado por primera vez en tu vida, en Ainielle, y de ahí sale ‘La lluvia amarilla’. O la magia y el impacto con los que me llegaban las historias de los maquis, cuando era niño, dio lugar a mi primera novela ‘Luna de lobos’. Y así sucesivamente.

¿Y aquí?

‘Vagalume’, que es una palabra gallega que significa luciérnaga pero también lumbre que vaga, nació de la noticia que yo recibo de que mi primer editor, que marcó mi vida y mi carrera, Mario Lacruz, muerto hace más de 20 años, dejaba muchos inéditos.

De eso va su novela...

Mario Lacruz marcó mi carrera y mi vida, fue el que me dio la oportunidad; era un hombre muy correcto, educado, pero un poco frío, de estampa británica. Un día me llamó su hijo y me contó lo que escondía en su despacho, en un armario cerrado con llave, que no dejaba abrir a nadie porque guardaba las herramientas de bricolaje, era aficionado al bricolaje y a la pesca submarina. Había doce novelas, no sé cuantos guiones de cine. Y no tenían ni idea ni la mujer ni los hijos. Ese hijo, que hace de intérprete en Bélgica, fundó la editorial Funambulista para publicar a su padre entre otras cosas.

Parece claro, entonces.

Y le rindo homenaje en esta novela con este personaje Vagalume, y al periodismo bohemio y a los secretos, que todos tenemos. Y me he inspirado en estos periodistas veteranos y apasionados que siguen trabajando con honestidad y entusiasmo, con otros métodos y un cierto romanticismo. Piensan que las noticias están en las calles o en las tabernas, más que en los propios ordenadores.

Por cierto, no sí si la ciudad es León...

No le pongo nombre a la ciudad, pero he pensado más en otras ciudades como Zamora o Salamanca, que poseen un gran río. León, donde empecé, tiene dos pero más pequeños. En realidad, aunque he hecho reportajes y colaboro en prensa desde hace muchos años, no he sido propiamente periodista.

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