Un autor ‘nuevo’ en el Auditorio
El arrebato característico del piano de Rachmaninov se manifestó mediado el primer tiempo de su ‘Concierto nº 3 para piano y orquesta en Re menor, Op. 30’ cuando el solista entró en diálogo con el fagot que atemperó su ímpetu, lanzándole luego a una prestidigitación dactilar de alta gama. Era el pianista israelí Boris Giltburg, al que acompañaba la prestigiosa Orquesta Sinfónica de la BBC bajo la dirección de su titular, el finlandés Sakari Oramo.
Suma delicadeza en la introducción orquestal del segundo movimiento ‘Intermezzo: adagio’, con fluctuaciones de la cuerda alta bien contrastadas por el tutti, hasta la entrada del teclado retomando el melancólico tema inicial que, tras brillantes arpegios y escalas, Giltburg transformó en algo vivo, en una visión trascendente de la realidad íntima del músico.
La gran sorpresa de la velada la constituyó la breve pieza ‘April-England’ de John Foulds, músico inglés casi desconocido. Tal vez nunca se había interpretado en el Auditorio una obra suya. Música descriptiva, bien construida, equilibrada y armónica, que se inicia con un tema jubiloso para retornar al final, tras haber paseado por el paisaje primaveral del país. Un homenaje de los músicos a su olvidado paisano, contemporáneo de los otros dos compositores que integraban el programa de este soberbio concierto.
Puede considerarse que, a continuación, fue Oramo quien quiso rendir otro homenaje a su compatriota Sibelius a través de la ‘Sinfonía nº 5 en Mi bemol Mayor, Op. 82’, de marcada intensidad estructural, interpretada con gran perfección melódica en los solos instrumentales y una conjunción sorprendente, muy bien gradualizada, en los ‘tutti’. Impresionante la transcripción paisajística que lograron los músicos en el segundo movimiento conjugando ecos y memorias. De propina, el ‘Vals triste’ del mismo compositor.
