La odisea del rodaje de 'Lo que el viento se llevó' llega al Teatro Principal de Zaragoza

La obra 'Plátanos, cacahuetes y lo que el viento se llevó' está protagonizada por Gonzalo de Castro, Pedro Mari Sánchez, Carmen Barrantes y José Bustos.

Gonzalo de Castro y Carmen Barrantes, en 'Plátanos, cacahuetes y 'Lo que el viento se llevó'
Gonzalo de Castro y Carmen Barrantes, en 'Plátanos, cacahuetes y 'Lo que el viento se llevó'
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«Al mediodía pienso que es divina, a medianoche pienso que es pésima. A veces creo que es la mejor película jamás rodada. Pero si es solo una gran película, todavía estaré satisfecho». Así resumía el propio David O. Selznick lo que para el significaba una de las producciones más icónicas de la historia del cine. ‘Lo que el viento se llevó’ fue una película que rompió moldes en la industria cinematográfica antes y después de su estreno. La obra ‘Plátanos, cacahuetes y lo que el viento se llevó’, que desde este jueves hasta el domingo se representa en el Teatro Principal de Zaragoza, aborda cómo se gestó esta superproducción rodada en 1939, que está basada en la novela de Margaret Mitchell ‘Gone with the wind’, única obra publicada por esta autora estadounidense, por la que recibió el Premio Pulitzer en 1937.

Gonzalo de Castro, en el papel del productor David O. Selznick; Pedro Mari Sánchez, en el del guionista Ben Hecht; Carmen Barrantes, en el de la señorita Poppenghul, y José Bustos, como Victor Fleming protagonizan este montaje que ayer se presentó en Zaragoza la vicealcaldesa de la ciudad, Sara Fernández y el gerente del Patronato de la Artes Escénicas y de la Imagen, José María Turmo, además de los actores que componen el reparto.

El melodrama cinematográfico, ambientado en la guerra civil norteamericana obtuvo ocho premios Óscar y se convirtió en la película más taquillera de la historia. Sin embargo, la obra dirigida por José Troncoso, con adaptación al castellano de Daniel Anglès de ‘Moonlight and magnolias’ de Ron Hutchinson, se centra en los entresijos de la preparativos y la filmación de este extenso largometraje (casi cuatro horas), que vivió una propia guerra interna. Selznick, descontento con el guión, suspendió el rodaje a las pocas semanas de su comienzo y despidió al director, George Cukor. Llamó al guionista Ben Hecht, quien no había leído el libro de Mitchell, para realizar una reescritura del guión.

La obra propone al espectador reimaginar qué paso entonces cuando Hecht, Selznick, su secretaria Miss Poppenghul y el director Victor Fleming se encerraron en un despacho durante varios días para terminar el guión, con nada más que cacahuetes, plátanos y el texto de Margaret Mitchell sobre la mesa.

En este ejercicio de cine dentro del cine, o más bien cine dentro del teatro, los actores construyen una comedia «no de carcajada, sino que cuenta cosas muy profundas. Hay un tema fundamental que atraviesa el espectáculo y es el mundo de los judíos en Hollywood. El sueño americano es un sueño judío, cuando ellos inventan una industria, que es la del entretenimiento y crean una imagen que todo el mundo compra, una proyección de un ideal», ha explicado Gonzalo de Castro.

Sobre el montaje, Pedro Mari Sánchez subrayó que «es teatro puro que evoca la atmósfera del cine. Es un espectáculo sugerente, inteligente, sutil y salvaje porque tiene posturas muy enfrentadas entre Selznick y Hetch».

La actriz aragonesa Carmen Barrantes se mostró «feliz» de volver al Teatro Principal. Acerca de su papel de Miss Poppenghul , señaló que «aunque en principio es el de mujer florero, hemos ido rascando, le hemos dado una vuelta y al final resulta que acaba manejando el cotarro».

Por último, José Bustos (Victor Fleming) destacó la «pasión de cada uno de estos personajes, es lo que más me toca del texto. Llega un momento que a veces hasta me emociona». 

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