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Modesto Lobón: "Uno es político siempre, tenga o no tenga cargo"

El exconcejal del Ayuntamiento de Zaragoza y ex consejero e ingeniero industrial publica sus memorias y dos novelas de asunto histórico y europeísta

Modesto Lobón, enamorado del proyecto europeo, camina, piensa, escribe y se mantiene ágil y comprometido con su tiempo.
Modesto Lobón, enamorado del proyecto europeo, camina, piensa, escribe y se mantiene ágil y comprometido con su tiempo.
Oliver Duch.

"La literatura me interesa desde hace mucho tiempo. Cuando estudiaba la carrera, Ingeniería Industrial, hicimos una revistilla para escribir. Hace 20 o 25 años realicé mi primera tentativa, era sobre la vuelta del general De Gaulle al poder. Luego escribí ‘El concejal’, una especie de autobiografía; más tarde redacté otro libro sobre Hitler y Churchill, que me costó diez años. Y después escribí otro sobre Mitterrand, Pompidou y De Gaulle», dice Modesto Lobón Sobrino, que publica en Amazon tres libros a la vez: las memorias ‘Un paseo por la democracia. Recuerdos de mi vida’, y dos novelas: ‘Amor en Berlín, 1945’ y ‘¡Va por usted’.

¿Siempre le ha gustado tanto la Historia, y Francia en concreto?

Desde luego. Y la Segunda Guerra Mundial. De eso va precisamente mi novela ‘Amor en Berlín. 1945’, que cuenta un relato de amor entre una mujer y dos hombres en esa época. Ella es una mujer creyente y católica que vive entre dos fuegos, pero su condición no le impide vivir una pasión plena, mental y carnal, con los dos. Además tenía ganas de hacer las memorias…

Ha escrito 657 páginas en letra más bien menuda. Nada menos.

Tenía ilusión en escribirlas. No tienen mayor trascendencia, pero lo que he pensado y lo que he escrito y debatido quería que quedase recogido para mí y para mi familia. Algunas cosas están sacadas de las actas municipales: he sido concejal veinte años. Es algo privado, en cierto modo, pero también se aborda lo público.

¿Cómo se define a sí mismo? ¿Qué concejal cree que fue?

Yo he estado en cinco partidos políticos. Estuve con la Democracia Cristiana de Lacruz Berdejo; luego en la UCD, del que tengo un recuerdo estupendo con Francisco Fernández Ordóñez; después en el PDP, partido que montó Óscar Alzaga; luego en el PAR y luego en el PP. Son cinco, pero el discurso es igual en todos.

"¿Mis memorias? Tenía ilusión en escribirlas. No tienen mayor trascendencia, pero lo que he pensado y lo que he escrito y debatido quería que quedase recogido para mí y para mi familia"

¿Qué es igual?

La estructura mental y la visión de la sociedad son las mismas en todos. Y los objetivos, iguales. El PAR habla de Aragón pero su sustancia política es como la del PP, exactamente igual: el concepto liberal y trascendente de la persona, la defensa de la sociedad democrática, el individuo como eje fundamental de la actividad. Y esas ideas han estado ahí siempre en los dos. Tengo la satisfacción personal de que no he cambiado.

¿Y eso es un mérito o un demérito? ¿Qué piensa?

No lo sé. Ha pasado mi vida, tengo 75 años recién cumplidos, y sigo pensando lo mismo. Creo que soy un hombre centrista, ni de izquierdas ni de derechas, abierto, tolerante, con un cuadro de ideas básicas, como es lógico, pero con respeto a los demás y con un estilo de no agresión al otro.

Tuvo sus enfrentamientos con Juan Alberto Belloch.

Sí, sí, los tuve y los recuerdo, pero siempre con un gran respeto. Sí, sí, los tuve y los recuerdo, pero siempre con un gran respeto. Y con una cierta admiración hacia su persona que nos permitió tener comidas a dos, y hablar de muchas, y eso lo he visto con satisfacción. Ese ha sido mi estilo que, curiosamente, no encaja con el estilo actual.

Vayamos con ello. ¿En qué sentido?

No lo digo por autoalabanza, ¡por favor! Ahora van todos los partidos contra todos. Hay que recuperar la categoría y la importancia de la política como actividad, que, desde el punto de vista público, es suprema. Hace falta que la gente se dedique con vocación, con convicción y con entrega. Sin buscar atajos cortos ni resultados materiales inmediatos.

¿En quién se reconoce usted en política, cuál es su modelo?

Mi gran ídolo es y fue Francisco Fernández Ordóñez, le conocí cuando tenía 30 años. En todo lo que he hecho he intentado hacerlo como lo haría él. Fue abierto con los medios de comunicación. Nunca daba un corte a un periodista ni decía, como se dice ahora: «Esto no toca». Toca todo siempre. Es como el toreo: estás en el ruedo y tienes que torear.

Modesto Lobón es un gran enamorado de la Historia, de la II Guerra Mundial y de Francia.
Modesto Lobón es un gran enamorado de la Historia, de la II Guerra Mundial y de Francia.
Oliver Duch.

¿Se arrepiente de algo?

No, no. Eso sí, le digo con toda franqueza que me hubiera gustado seguir en la política diaria.

"Ahora van todos los partidos contra todos. Hay que recuperar la categoría y la importancia de la política como actividad, que, desde el punto de vista público, es suprema"

¿Por qué?

Porque me gusta la política, sencillamente. Es una vocación profunda, uno es político siempre, tenga o no tenga cargo. Y ahora cuido mi melancolía de una forma muy sencilla: camino, leo y escribo. Esa actividad pauta el ritmo de mi corazón y de mis ideas.

No está mal. ¿Qué consigue?

Andar contribuye a filosofar; en la vida no hay metas. La vida es un ir yendo. Cuando paseas no vas a ningún lado, vas yendo. Cuando escribo, quiero escribir. Si uno tiene éxito, mejor; si gusta, mejor, pero no me preocupa el tema. El objetivo es escribir, proyectarme en la escritura.

¿Qué es ‘¡Va por usted!’?

Es ante todo un libro europeísta. Si alguna pena tengo es no haber podido ser diputado europeo. Cuento la campaña electoral de un torero joven y famoso, arquitecto de profesión e hijo de un mayoral salamantino, que bien podría ser alguien que está convencido de que ninguno de los partidos españoles jóvenes es suficientemente europeísta. Y monta el suyo.

¿Por qué cree con tanto afán que debemos ser europeos?

Ser europeos te daría un cuadro de valores fundamentales que pueden contribuir a humanizar la globalización. Ese para mí es el objetivo de Europa, siempre en diálogo con otras culturas.

Modesto Lobón, en el bar El Tíbet.
Modesto Lobón, en el bar El Tíbet.
A. C. /Heraldo.
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