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Artistas en miniatura: cuando el lienzo mide milímetros

Los zaragozanos Javier García y Andrea Macías se dedican a la pintura de miniaturas de manera profesional desde su estudio ubicado en el barrio del Oliver.

Andrea Macías y Javier García, en su estudio del barrio Oliver.
Andrea Macías y Javier García, en su estudio del barrio Oliver.
C.I.

Minucioso, tranquilo, original y, sobre todo, desconocido son algunos de los atributos que rodean al oficio de estos dos zaragozanos. Y es que Javier García Mir (34) y Andrea Macías Utrilla (28) se dedican a un oficio minoritario y en plena evolución en nuestro país. Son pintores de miniaturas. Formados en disciplinas artísticas, él en Bellas Artes y ella en ilustración; pronto descubrieron en esta suerte de hobby vinculado al mundo del coleccionismo de miniaturas y de los juegos de mesa la verdadera pasión de sus vidas.

“Fue por accidente, muy casual. Ni siquiera llegamos a imaginar que un día podría convertirse en nuestra forma de vida”, reconoce ella. De hecho, fue tras conocerse cuando surgió la idea de lanzarse de lleno a una piscina en la que, reconocen, por aquel entonces no sabían si había agua todavía. “Javi pintaba desde niño, siempre le había gustado. En 2016 perdió su empleo como frigorista industrial, y yo estaba de camarera, por lo que decidimos probar. “ Era ahora o nunca, el momento de empezar a estudiar la disciplina“, admiten.

Hoy, en un estudio que han habilitado en su casa, en el barrio Oliver, permanecen largas jornadas, pincel en mano, rodeados de botes de pintura acrílica -entre los dos cuentan con más de 300 referencias-, lupas y lámparas, aerógrafos; y, por supuesto, de sus figuras, o lienzos en miniatura y con todo tipo de volúmenes.

Las hay de varias escalas. Desde 32 milímetros -la más habitual- hasta 75; y luego los bustos y las denominadas “grandes obras”, que suelen ser ediciones limitadas de coleccionista. Sin embargo, ellos llevan tiempo focalizando su trabajo en las miniaturas con fondo. “Son nuestra especialidad”, admiten. El de estos pintores es un trabajo “totalmente manual y artesano”, reivindican.

Actualmente, dentro de este ámbito, en el mercado del coleccionismo existen las figuras de colección y las de juego. Y sí, no son muchos, pero hay grandes coleccionistas de miniaturas en nuestro país que, cada vez más, que ven en la personalización un plus a la hora de ampliar sus compilaciones. De hecho, algunas de estas colecciones están valoradas en varios miles de euros y cuentan con verdaderas obras de arte.

Cada una de estas piezas puede llevar entre dos y cuatro días de trabajo -una media de 24 horas en el caso de las más pequeñas- y sus precios en el mercado oscilan entre los 120 y los 1.300 euros -cuando son más especiales-. “Actualmente no existen unas tarifas estandarizadas y depende del artista y del encargo que te hagan. Está todo por hacer”, explican.

Pero, ¿de dónde surge esta profesión?. “Viene del mundo del modelismo clásico y de fantasía. Hace un par de décadas comienza a profesionalizarse el sector. Surge la necesidad de tener figuras únicas y perfectas, sobre todo por parte de aquellos coleccionistas que no quieren pintar sus propias piezas”, relata el zaragozano. Y aunque existen empresas dedicadas al coleccionismo histórico, bélico y de fantasía, capitaneado por la marca Warhammer, que cuentan con sus equipos profesionales; de un tiempo a esta parte comenzaron a surgir los primeros artistas freelance a nivel nacional e internacional.

Minucioso, tranquilo, original y, sobre todo, desconocido son algunos de los atributos que rodean al oficio de estos dos zaragozanos

Conocidos en el mundillo como Javi y Andrea, aseguran que lo más bonito que le puede ocurrir a un artista es que alguien quiera una pieza con su nombre. “Hay mecenas y coleccionistas que te llaman y te dicen que quieren tener una de tus obras. Y eso es un orgullo tremendo”, admiten, emocionados.

Para los zaragozanos, una de las claves de su éxito es, sin duda, la especialización en una técnica eminentemente autodidacta y haber crecido juntos en un mundo muy solitario. “Casi todos nuestros compañeros se han abierto paso solos, nosotros lo hemos vivido en equipo y creo que ha sido fundamental”, asegura Andrea. ¿Otro secreto?: “Observar, observar y observar”, asevera Javi. “Con el paso de los años vas cogiendo referencias e intentas quedarte con lo que te gusta de lo que ves, creando tu propio estilo”, señala.

Del barrio Oliver al mundo

Porque en un mundo en el que está todo hecho, y todo por hacer; ser capaz de hacer única una miniatura es todo un reto. De hecho, uno de sus trabajos actuales es un elfo, que están haciendo cada uno por su parte, y al que están dando una personalidad completamente diferente: “No es pintar y ya. Hacemos un estudio, dotamos al personaje de personalidad, le damos una expresión, elegimos un ambiente y una paleta de color. Es mucho más de lo que la gente cree”.

A su espalda hay una estantería con algunas de sus piezas favoritas, entre las que se encuentra Aries, de Javier, una figura con fondo ilustrado valorada en 1.200 euros con la que ganó una plata en categoría máster en la Exposición Mundial de Modelismo de Eindhoven, en Holanda, el pasado mes de julio. También se asoma el rostro de un ermitaño en formato relieve, ‘The Hermit’, del que tan solo existen 65 figuras en el mundo y en el que Andrea ha invertido más de dos semanas de trabajo. El precio de la placa asciende a 1.300 euros.

Además, en su batalla por dar a la profesión el lugar que le corresponde, cada día -de lunes a viernes- pintan en directo de 16.00 a 18.00 a través de su canal de Twitch en el que se reúnen medio centenar de personas. “Necesitamos una profesionalización para seguir avanzando, creciendo y, sobre todo, creando”, concluyen.

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