Tercer Milenio

En colaboración con ITA

I FORO NACIONAL DE LA CULTURA

La cultura apuesta en Zaragoza por el metaverso y la inteligencia artificial

El I Foro Nacional de la Cultura analiza, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, numerosas líneas de trabajo en su apuesta por la innovación.

La mesa que abrió los debates. De izquierda a derecha: Borja Cardelús, Laurente Brunner, Ignacio García-Belenguer, Luis Calvo y Pablo Álvarez de Eulate.
La mesa que abrió los debates. De izquierda a derecha: Borja Cardelús, Laurente Brunner, Ignacio García-Belenguer, Luis Calvo y Pablo Álvarez de Eulate.
A. C. /Heraldo.

“La cultura si quiere ocupar su lugar en la sociedad tiene que vincularse a la innovación y a la tecnología”, ha dicho el director del Teatro Real de Madrid, el zaragozano Ignacio García-Belenguer, y ha añadido una clave más: la capital participación del público. 

La frase ha sido como un karma o la síntesis redonda de la inauguración del I Foro Nacional de la Cultura, que organiza la Fundación Cultus con su principal responsable Esther Ciudad al frente. Por la mañana, tomaban la palabra el alcalde Jorge Azcón, el académico Carlos Troyano y la propia Esther, ante un centenar de personas en el Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. Entre el público, había escritores, artistas, periodistas, gestores culturales, bibliotecarios, profesores universitarios, ponentes, etc.

Pablo L. Rodríguez: "El crítico alienta la vida del arte. No es su enemigo; es un elemento fundamental para su difusión”

Tras las palabras protocolarias, que han ido más allá, especialmente las de Carlos Troyano, tal como diría luego Miguel Ángel Yusta, crítico y divulgador de ópera en HERALDO, comenzaba la primera reunión, ‘Innovación a escena’, bajo la coordinación de Borja Cardelús. Luis Calvo glosó su gestión con el Sonna, que organiza la Diputación de Huesca, y recordó que detrás hay un equipo profesional que ya ha cerrado el programa de este año, variado como siempre y más bien interdisciplinar, “pase lo que pase tras las elecciones”.

Pablo L. Rodríguez, musicólogo de la Universidad de La Rioja y crítico musical de ‘El País’, ha abordado la función del crítico musical. Ha dicho que debe ser un buen profesional, no un aficionado ni un advenedizo, que debe conocer la historia de la música, no solo los contextos más populares sino también los nuevos caminos, las vanguardias y las últimas tendencias. Y ha recordado que a un buen crítico se le exige “rigor, conocimiento y responsabilidad”. Ha apreciado que aunque ahora ha perdido el impacto de antaño, “el crítico puede encumbrar o destrozar carreras”. Además de esos valores, añadía otros elementos: la capacidad de comunicar y el estilo, que contempla “una redacción elaborada”, la claridad y la voluntad de comunicación.

Entre otros detalles, Pablo L. Rodríguez ha aludido a Charles Baudelaire, que firmó críticas de arte; Gerardo Diego, autor de reseñas de música clásica, y ha recordado que Oscar Wilde escribió el libro ‘El crítico como artista’. Rodríguez, casi a modo de resumen del viejo debate del crítico como artista frustrado, ha dicho: “El crítico alienta la vida del arte. No es su enemigo; es un elemento fundamental para su difusión”.

Alrededor de un centenar de participantes se asomaron ayer al I Foro Nacional de la Cultura.
Alrededor de un centenar de participantes se asomaron este jueves al I Foro Nacional de la Cultura.
A. C. /Heraldo.

Laurent Brunner, director de la Ópera Real de París y del Castillo de Espectáculos de Versalles, explicaba su gestión y la política de ese espacio, que no cuenta con subvención pública, sino privada. Cuenta con apoyos individuales de entre 500 y 3.000 y de empresas, cuyos desembolsos oscilan entre los 5.000 a los 15.000 euros. Tienen un programa muy variado, en todos sus espacios, que contempla compositores desde Monteverdi a Mozart y programa todo tipo de funciones para todos los públicos. Con algunos de ellos logran congregar a 18.000 espectadores de 25 a 35 años; exponen a Jeff Koons o a Joanna Vasconcelos, organizan fiestas galantes y ofrecen numerosos conciertos en distintos espacios. Todo parecía ideal para un escenario que en sí mismo un museo de la belleza y la creatividad y que combina la mirada al pasado con las apuestas de futuro. Su incorporación a la escena francesa ha sido todo un éxito; el palacio, los jardines, los tesoros artísticos y la historia ya estaban allí, y lo que se ha hecho es darles una pátina de modernidad con la música como estandarte.

Ignacio García-Belenguer ha dejado huella, como se vería luego en el café, donde se glosó el asombro. Primero ha pasado un pequeño vídeo donde se explica cómo funciona el Teatro Real de Madrid, que recibió en el período 2020-2021 el título de mejor teatro de ópera del mundo. Despliega sus ricas actividades con variadas políticas de innovación, usos tecnológicos, modernidad y sostenibilidad: funciona con un presupuesto de 75 millones de euros, solo el 25 % es dinero público y cuenta con una plantilla de 1.000 personas. “Y en sus objetivos atiende, esencialmente, a la excelencia artística”. Sin ánimo de contarlo todo, García-Belenguer ha recordado que el Teatro Real colabora con países de medio mundo, que ha estrenado de forma absoluta cuatro óperas y en España, por vez primera, otras cuatro. Entre los programas que tiene, en uno, LÓVA (la Ópera, un Vehículo de Aprendizaje), se contempla poner en pie una ópera con los alumnos de un aula o de todo un colegio. El Teatro Real, entre otras peculiaridades, dispone de un sello discográfico y efectúa grabaciones de las óperas que estrena o representa.

En la apuesta por la sostenibilidad, Ignacio García-Belenguer ha anunciado que iban a crear una terraza de placas fotovoltaicas transitables. Las cifras de sus ventas, seguidores y ecos en las redes sociales (en 2016 ofrecieron por Facebook la ópera ‘Parsifal’ de cuatro horas) deslumbran por su calidad y por su cantidad. Ha hablado de ese proyecto que emula a La Barraca de Lorca y Ugarte: llevaron ópera por distintas ciudades, y hace algo más de un mes estuvieron en Zaragoza con dos cantantes y una pianista. “Si queremos llegar al público tenemos que usar el lenguaje que nos pide el público”, dijo, y reveló que el Teatro Real apuesta por el metaverso y la Inteligencia Artificial.

La innovación es, como dijo el propio Pablo Álvarez de Eulate, una forma de “empezar por lo posible para alcanzar lo imposible”.

Pablo Álvarez de Eulate, coordinador de Música de la AC/E (Acción Cultural Española), ha adelantado algunas de las claves del decálogo que se quiere ofrecer el viernes 10 al término de las jornadas. Ha glosado los objetivos de la institución: presencia de España en las exposiciones internacionales, eco en las conmemoraciones culturales e internacionalización de la cultura española. Y ha señalado que la innovación, como escribió José Almansa, necesita “imaginación, creatividad e inspiración”. Ha observado que se necesita un sueño, un reto, sentido del negocio e iniciativa cívica. “La cultura cumple una misión social de integración”, manifestó.

Así empezaba el I Foro Nacional de la Cultura y quedaban muchas cosas por delante. Era la llama inicial de los debates. Al fin y al cabo, la innovación es, como dijo el propio Pablo Álvarez de Eulate más tarde, una forma de “empezar por lo posible para alcanzar lo imposible”.

Clausura con música

El viernes 10 se celebran las dos últimas sesiones. A las 10.00, bajo el título ‘Tecnología y patrimonio. Diálogos entre lo real y lo virtual’, Juan Carlos Lozano, profesor de arte de la Universidad de Zaragoza, conversará con Mayte Ciriza, directora de Cultura de la Fundación Ibercaja; Alberto Nasarre, historiador del arte; Cristina Mur de Viu Bernad, jefa de Área de Acción Cultural Española; Fernando Sanmartín, escritor y jefe del servicio gestor de las Cortes de Aragón; José Manuel Aranda, alcalde de Calatayud; Pedro Ortega Ventureira, adjunto al departamento de Patrimonio Mundial, del Ayuntamiento de Madrid, y Javier Andreu, catedrático de Historia Antigua y director científico de Los Bañales. A las 11.30, se abordarán las 'Políticas culturales o ideología' reunirá a Juan Carlos Girauta, escritor y columnista; Chapu Apaolaza, periodista y escritor, e Higinio Martín Pedreño, profesor de Filosofía del hombre y de la cultura.

La clausura, a las 13.30 correrá a cargo del violinista Manuel Guillén, que estrenará obras de Francisco Fleta Polo, David Johnstone y Luis Barroso.

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