Ignacio García-Belenguer: "La ópera busca lo excelente, y la excelencia tiene un precio"

El zaragozano ha cumplido diez años como director general del Teatro Real de Madrid, al que ha convertido en el mejor coliseo de ópera del mundo

Ignacio García-Belenguer, hace unos días en la estación de Delicias, donde hizo escala para la entrevista con HERALDO.
Ignacio García-Belenguer, hace unos días en la estación de Delicias, donde hizo escala para la entrevista con HERALDO.
Guillermo Mestre

Llegó al Real en mal momento.

Era una época difícil, de recortes. Hubo que hacer un plan de gestión y reducción de gastos, reordenar el proyecto artístico...

¿Entonces le gustaba la ópera?

Sí, pero trabajar en el Real me ha convertido en un entusiasta.

El director artístico era Gerard Mortier. Un hombre polémico.

Mortier aportó muchísimo. Él supuso la internacionalización del teatro, nos descubrió una ópera contemporánea que no se había visto en Madrid. Pero también es cierto que su relación con el público no fue del todo buena, que se produjo un importante descenso de abonados. Mortier formará parte siempre de la historia del Teatro Real, como el actual director artístico, Joan Matabosch, que lo es desde 2013 y con el que todo el mundo está contentísimo.

Gran parte del éxito actual se debe a Matabosch.

Sin duda. Le ha sabido dar equilibrio a la programación, combina perfectamente las óperas de repertorio con otras mucho más contemporáneas, como las de Britten o Glass.

Y gran parte de ese éxito, también, se debe a Ignacio García Belenguer.

Había que reordenar económicamente el teatro y conseguir ser competentes artísticamente a nivel internacional. Hoy lo somos. En pocos años el teatro ha pasado de la irrelevancia a ser considerado el mejor del mundo para la ópera. Pero ese logro no es mío, sino de todo el equipo.

¿Y qué es hoy el Real? ¿Qué presupuesto tiene?

Tenemos 62 millones de euros, de los que solo el 25% llegan por financiación pública. En el Liceo de Barcelona, por ejemplo, el porcentaje es del 48%. Hay cerca de 300 trabajadores en el Real, más los 180 componentes de la orquesta y coro titulares. Y 130 empresas privadas nos ayudan.

¿No es poco presupuesto? El Metropolitan Opera de Nueva York tiene más de 300 millones.

Es un buen presupuesto. Uno superior sería fantástico, pero la temporada es excelente.

Habrá proyectos a los que dirá que no.

Todos los proyectos se pueden hacer, aunque a veces hay que buscar el momento adecuado.

La ópera sufre aún el estigma de ser un espectáculo caro.

No lo es. Tenemos abonos de muy distintos precios. Es cierto que uno para las mejores localidades, en turno de estreno y para todas las óperas de la temporada cuesta 4.636 euros, pero también lo es que ofrecemos abonos para cuatro óperas, en otros días, por solo 68. Nos interesa el público joven: cada año reservamos 5.000 localidades para menores de 35 años, hacemos cuatro funciones de estreno solo para ellos y tenemos ofertas de último minuto con entradas a 25 euros. La ópera es un espectáculo muy completo y complejo, en cada función trabajan más de 300 personas, sobre el escenario y fuera de él. Tiene voz, música, dramaturgia... No es que la ópera sea cara sino que es un espectáculo que busca ser excelente. Y la excelencia se paga.

Tras ser declarado mejor teatro de ópera del mundo, ¿cuáles son ahora los retos del Real?

Hay uno muy importante, el tecnológico. Disponemos de solo 2.000 butacas y no podemos hacer cosas solo para las 2.000 personas que vienen a cada función. Afortunadamente, tenemos usuarios de todo el mundo que nos ven ‘online’ a través de MyOperaPlayer. Desde el principio hemos tenido claro que el público tiene que venir al Teatro Real, pero que también el teatro tiene que ir al encuentro del público. Por eso hemos impulsado iniciativas como La Carroza del Teatro Real, un tráiler que se convierte en escenario y que permite llevar ópera a cualquier sitio. El 29 de octubre estaremos en Zaragoza. Hace unas semanas, y con la Reina Sofía, nos presentamos en Estados Unidos, en una gala en el Carnegie Hall de Nueva York, a la que siguió una función de la gira ‘Authentic Flamenco’ en la Fundación Ángel Orensanz. Este año iremos también a la India y a Brasil, y en 2023 queremos viajar a China. El flamenco nos permite recibir otro tipo de público, al igual que el Universal Music Festival, por donde han pasado desde Rod Stewart a Bunbury.

¿Por ahí crecerá el Real?

Aunque ya tiene un buen coro y la orquesta es de las mejores de Europa, debe crecer en, por y para la ópera. No podemos desvirtuarlo.

¿Tiene claque para aplaudir? Tras la primera función del reciente ‘Nabucco’ se sabía ya que en todas habría bis del ‘Va pensiero’.

No, no. De hecho, hay turnos más proclives a aplaudir y turnos más austeros. Lo de los bises nunca está preparado. El público los pide cuando le apetece y, si es insistente, el director los concede.

Un funcionario de carrera brillante

Ignacio García-Belenguer Laita nació en Zaragoza en 1967. Vivió en el centro de la ciudad, en Gran Vía, 3, y estudió en el colegio de San Agustín, aunque el último año de Bachillerato lo cursó en Estados Unidos, en la Lafayette High School de Williamsburg.

De vuelta a la capital aragonesa, se licenció en Derecho, y compaginó esos estudios en la Universidad de Zaragoza con los de Ciencias Políticas y Sociología en la Uned de Calatayud. "Era la única manera de compatibilizarlos», resume. En mayo de 1995 ingresó en el Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado. "Mi primer destino fue el Ministerio de Fomento, donde estuve 18 meses", relata. Fue jefe del Servicio de Patrimonio e Inversiones, puesto que dejó para convertirse en vicesecretario general de la Delegación del Gobierno en Madrid. De allí, tres años más tarde, pasó a Patrimonio Nacional, donde fue director de Coordinación de Medios. En 2005 fue nombrado secretario general de la Agencia Española de Protección de Datos, cargo que desempeñó durante siete años, para pasar al Teatro Real. "Entré allí como administrador pero estuve en ese cargo apenas tres meses, porque en abril me nombraron director general". Llegó en un momento en el que el Real estaba en el centro de varias polémicas, pero en los 10 años que lleva al frente del coliseo lo ha convertido en una referencia internacional. Y después del Real, ¿dondé irá? "Al Teatro Real. Aunque se haya considerado el mejor teatro de ópera del mundo, queda mucho por hacer", subraya. 

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