Una santera cubana en el corazón de Zaragoza

Yun Santamaría abre en el Tubo la primera tienda de la capital aragonesa consagrada al culto de origen africano muy extendido en el Caribe. 

Yun Santamaría, arreglando el vestido de un maniquí en su establecimiento del Tubo.
Yun Santamaría, arreglando el vestido de un maniquí en su establecimiento del Tubo.
José Miguel Marco

Hasta ahora la santería cubana en Zaragoza quedaba reducida a algunos pisos particulares y a anuncios en foros y redes sociales. Pero desde hace unas semanas ha echado raíces en el centro de la capital aragonesa. 

En la calle de Casto Méndez Núñez, 32, en pleno Tubo zaragozano, enfrente de la librería Luces de Bohemia y en un local amplio y luminoso, abre sus puertas desde hace unas semanas Omilay, una tienda especializada en santería cubana, y que no solo vende al público todo tipo de elementos utilizados en las ceremonias afrocubanas, sino que también se practican. 

Según se anuncia en el escaparate, se ofrecen "limpiezas espirituales" y "ebboses" (el ebbó es una ceremonia santera que puede ser de ofrenda o de purificación, y que comprende desde un baño con flores y hierbas hasta ofrendas de dulces a las deidades). 

La responsable del establecimiento es Yun Santamaría Pruna, una cubana nacida en La Habana hace 39 años, pero que lleva ya 22 en España. "Salí de mi país a los 18 porque quería cambiar de vida y España me acogió con los brazos abiertos -relata-. He estado en el País Vasco, he vivido seis años en Sabiñánigo y de allí me vine a Zaragoza. En España he trabajado en la hostelería y, tras hacer un curso de auxiliar de geriatría, a cuidar ancianos. Al final me he decidido a abrir una tienda cubana yoruba, una religión sincretista que nació en Nigeria y que me acompaña desde que nací. En Cuba se desayuna, se come y se cena religión. El 99% de la población es religiosa".

La santería es un conjunto de creencias de la diáspora africana que se desarrolló en Cuba a finales del siglo XIX y que se extendió rápidamente por toda la isla. Deriva de la cultura y la religión yoruba, que en Cuba se sincretizó con el catolicismo y el espiritismo. A diferencia de otras religiones, no existe una autoridad central que la controle y jerarquice. Es politeísta y gira en torno a deidades llamadas orisha, en cierto modo equiparables a los snatos católicos. Se hacen ofrendas de fruta, flores y licor tanto a los orisha como a los difuntos, y rituales de curación, remedios de hierbas y talismanes.

"En la santería decimos que todo tiene solución salvo la muerte -añade Santamaría-. Aquí hacemos consultas espirituales y vendemos productos de mi religión, pulseras, amuletos... Preparamos humieros para limpiar las malas energías. Atendemos todo tipo de problemas, intentamos hacer el bien y que quien entre por la puerta los visitantes encuentren paz. No hacemos vudú ni cosas raras. No buscamos el mal para nadie". 

Figura de la Virgen de la Regla a la venta en la tienda zaragozana.
Figura de la Virgen de la Regla a la venta en la tienda zaragozana.
José Miguel Marco

Actualmente las religiones principales en Cuba son la católica y la yoruba, sin ser excluyentes aunque la Iglesia católica no reconoce a la santería como culto cristiano. Pero buena prueba de que los cubanos las ven compatibles la da el hecho de que la santera zaragozana asegura que "todos los días voy a misa a la iglesia del Carmen, a rezar por mis ancestros. No somos incompatibles. Para entrar en esta religión tenemos que estar bautizados; si no lo estamos, no podemos 'recibir' a algunos de nuestros santos". Sin embargo, Santamaría es consciente de que para muchos españoles la santería tiene un halo oscuro, negativo, que la ven como una superchería. "Esto es para todo el mundo, no solo para cubanos o africanos. Tengo clientes nicaragüenses, argentinos y brasileños, y algunos españoles, aunque estos entran más a pedir información. Aquí no hay tabúes, no hay que tenerle miedo a esto. Es una religión limpia, que solo busca la paz interior para quien la practica". Y lo dice mientras le tintinean unas pulseras en el brazo. Son de Oyá, la Virgen de Santa Teresa, la dueña de los vientos. Y, por lo tanto, la dueña del cierzo. "Aquí siempre me han hecho sentir una aragonesa más", concluye.

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