PINTURA Y DIBUJO. OCIO Y CULTURA

Ana Baquedano expone la serie ‘Los niños perdidos’ en el bar En Frío

El bar zaragozano, sito en Josefa Amar y Borbón, ha expuesto a unos 70 pintores, de diversas disciplinas, a lo largo de siete años

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Dos de los dibujos con sus fragmentos vegetales, encerrados en una suerte de caja, de Ana Baquedano Ochoa.
A. C. /Heraldo.

José Luis Laín, el propietario del bar En Frío (Josefa Amar y Borbón, 13, en Zaragoza) lo tiene claro: “Hay que arrimar el hombro a los artistas y fomentar el arte”. Así lo siente y lo manifiesta. Él y su hijo Noel. Desde hace siete años su alargado local, donde manda el buen gusto y la selección de cuidadas tapas, expone a distintos artistas. “Tenemos por norma exponer uno al mes. Los artistas animan el local, lo decoran, y nosotros ofrecemos un lugar para sus cosas. Nos interesa todo: pintura, fotografía, cerámica (si es plana, claro), dibujos, grabados”, dice, y recuerda que tiene peticiones para todo el año 2023. El pasado día 3 de enero inauguraba Ana Baquedano Ochoa; y para febrero contará con Miguel Ángel Arrudi.

“Los artistas son muy amables. Y a veces nos dejan una de sus obras”, dice, y muestra una suerte de gran mural de muchas piezas de diversas técnicas: ilustración, cómic, y todo lo citado antes. Señala un bodegón y dice: “Para nosotros todas las piezas son valiosas, pero tengo la sensación de que este cuadro lleno de color, este bodegón de Fernando Moles es una obra muy especial”, dice. Y confiesa: “Es una sensación porque yo de arte entiendo poco”. Todos los artistas han hecho cuadros alusivos al frío. 

Los cuadros son en el fondo como una pequeña instalación donde la artista combina el dibujo o la acuarela con fragmentos vegetales, pueden ser hojas, ramas, detalles florales, y logra crear una pieza amable, etérea, decorativa, muy agradable de ver.

‘Los niños perdidos’ es el título de la veintena de piezas de Ana Baquedano, que muestra una selección de sus retratos (domina el dibujo), que tienen un carácter peculiar. Los cuadros son en el fondo como una pequeña instalación donde la artista combina el dibujo o la acuarela con fragmentos vegetales, pueden ser hojas, ramas, detalles florales, y logra crear una pieza amable, etérea, decorativa, muy agradable de ver.

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Otras dos piezas de Ana Baquedano, ahora de color, donde la artista juega con los peinados .
A. C. /Heraldo.

Ana Baquedano tiende a la estilización, a la sutileza, a la creación de pequeños detalles que funcionan a modo de sombreros, de estampa onírica. La artista encierra sus figuras, de aspecto gótico en ocasiones, en una caja que le permite crear un cierto relieve con los elementos naturales. El dibujo puede ser preciso, ceñido, de aire espiritual, pero también puede presentar algunos detalles de humor: hay una niña con un conjunto de hojas a modo de sombrero (que quizá hagan pensar en Eva Armisén), una joven que aparece prisionera en los hexágonos caprichosos de una colmena de viñedo, y hasta parece haber guiños a imágenes clásicas de la infancia soñadora como la niña que mira a la luna o la niña que parece dormir en la curva de la luna nueva. A veces se aproxima al trazo naïf.

‘Los niños perdidos’, de Ana Baquedano Ochoa, bien podría ser la exposición número 70 de En Frío. La cifra se dice pronto, y más en estos tiempos en que las salas de arte tienden a desaparecer. “Solo paramos con la pandemia. Y aquí estamos”, dice José Luis Laín. Repite: “Hay que arrimar el hombro al arte y defender a los artistas. Y todos tienen que empezar”. La muestra permanecerá colgada hasta el 31 de enero.

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