La larga huida desde Afganistán a Aragón para escapar de los talibanes solo por bailar hip hop

Varios jóvenes refugiados intentan retomar en Huesca sus vidas ligadas a la música y al arte en libertad. Dos de ellos actuarán y contarán su experiencia en el próximo sábado 29 de octubre en el festival Periferias.

El 15 de agosto de 2021, los talibanes tomaron Kabul y recuperaron el control de Afganistán. Y con ello volvieron las violaciones de los derechos humanos y las restricciones de las libertades, incluso para bailar hip hop. Tanto que los miembros del grupo Superiors Crew tuvieron que escapar apresuradamente ya que sus vidas estaban amenazadas y se refugiaron en el vecino Pakistán. Durante 11 meses estuvieron buscando una salida hacia algún país occidental hasta que con la ayuda de la oenegé People Help pudieron viajar a España en julio de este año en un avión del Ejército cerca de un centenar de personas.

Una vez aquí, fueron repartidos por varias ciudades, entre ellas Huesca, donde ahora varios de sus integrantes pueden expresarse de nuevo con libertad y tratan de retomar sus vidas ligadas a la música y al arte. Y es que entre la huida y la espera en Pakistán, han estado más de un año sin poder practicar la cultura hip hop, que incluye muchas formas de expresión artística como el brekdance, el rap, el beatbox o los grafitis. Llevan ya tres meses viviendo en la capital oscense, unos en un piso de acogida y otros en un hostal.

Al mando de aquella ‘misión’ de huida estuvo Sajad Temuriam, instructor de hip hop, gestor cultural y que incluso hizo de traductor para periodistas de medios de comunicación estadounidenses en Afganistán. "Había hecho muchos contactos internacionales en mi país y cuando llegaron los talibanes, decidí llamarlos para que nos ayudaran a salir del país", recuerda. De ahí nació un movimiento que unió a la comunidad hip hop de varios países para salvar a los miembros de este grupo y sus familias a través de una campaña de recaudación de fondos que llevó el lema #saveafghanhiphoppers.

"Los talibanes odian todo y más lo occidental y la música, las tradiciones y las religiones de otros países... Cuando llegaron ellos, los sueños de la gente fueron destruidos. Por eso decidí irme tan pronto como pude"

Muchos familiares y amigos de Sajad se quedaron en el país pero él tuvo que escapar porque estaba en el punto de mira de los talibanes por promover el hip hop al ser un movimiento cultural y musical que nació en EE. UU. en la década de los 70 y que había llegado a Afganistán hace ya 20 años. "A ellos no le gusta nada. En general, odian todo y más lo occidental y la música, las tradiciones y las religiones de otros países... Cuando llegaron ellos, los sueños de la gente fueron destruidos y ahora no hay ninguna esperanza ni futuro. Por eso decidí irme tan pronto como pude ya que además no quiero luchar contra ellos porque no me gustan las armas y no quiero disparar a nadie", explica con mucho pesar. Además, lamenta el escaso apoyo que están recibiendo sus compatriotas por parte de la comunidad internacional.

Con todo, ahora quiere centrarse en volver a recuperar su trabajo con el hip hop para intentar hacer conciertos, exhibiciones, competiciones... "Estamos empezando una nueva historia y queremos vivir de este arte y hacer algo grande. Y creo que Huesca es un buen sitio para ello porque es un sitio tranquilo y pequeño, en Madrid o en Barcelona te pierdes".

Sajad, conocido artísticamente como Makhloot, quiere encontrar redes de trabajo "para empezar algunos proyectos y continuar con el arte porque somos bailares y músicos», recalca. De hecho, ha empezado a grabar dos temas con la ayuda de los técnicos del Art Lab de Huesca. Con él está también Naser Habibi, uno de los ‘hiphopers’ más veteranos de Afganistán y todo un referente ya que formó parte del equipo nacional de gimnasia. Ambos contarán su experiencia y actuarán el sábado 29 de octubre en el festival Periferias. Será a las 18.00 en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner.

Ya antes del restablecimiento del régimen sufrieron amenazas e incluso intentos de atentado en el gimnasio donde entrenaban por parte de presuntos terroristas suicidas. Una de las razones fue que practicaban con una mujer, Manizha Talash. Y es que, entre otras muchas cosas, los talibanes impiden a las niñas ir a la escuela y obligan a las mujeres a ir tapadas y siempre acompañadas.

De hecho, esta joven de 19 años huyó de Afganistán por una ruta entre las montañas. Se había enamorado tanto del hip hop que acudió al gimnasio donde practicaban Superiors Crew y se unió al grupo. "Probé otros deportes pero quería hace algo que fuera realmente duro y el break dance lo es", señala esta joven que ha viajado a España solo con un hermano aunque su madre y su otro hermano también quieren huir.

"los talibanes solo quieren que las mujeres se queden en casa, no trabajen, no estudien y no hagan nada más que rezar; y nosotros no lo aceptamos porque el Islam no dice nada de eso, somos personas libres"

Su amigo Tamim Saberi, instructor en ese mismo gimnasio, tuvo que esperar varios meses "escondido" en el país porque su madre estaba enferma y no podía viajar. Él primero fue gimnasta pero al conocer el break dance por vídeos de Youtube, decidió pasarse al hip hop. "Aprendí a bailar hace unos siete años viendo tutoriales, películas, deportes...", explica este joven, que elogia el valor de Manizha "porque los talibanes solo quieren que las mujeres se queden en casa, no trabajen, no estudien y no hagan nada más que rezar; y nosotros no lo aceptamos porque el Islam no dice nada de eso, somos personas libres, así que no podíamos quedarnos allí".

Al llegar a Huesca empezaron a entrenar en algunos parques, aunque al conocer su historia, la escuela Bailalé decidió cederles sus instalaciones de forma gratuita para que sigan practicando. "Estamos muy contentos de haber encontrado un lugar seguro donde nos sentimos libres", afirman, al tiempo que desean poder reencontrarse pronto con sus compañeros de Superiors Crew. Tanto Manizha como Tamim sueñan con volver algún día a Afganistán "pero siempre que vuelva a ser un país totalmente libre y haya paz".

Todos han sido acogidos dentro del programa internacional para refugiados. Durante seis meses no pueden trabajar pero tienen derecho a empadronarse, a la tarjeta sanitaria, a estudiar español, a asesoramiento legal y psicológico y a recibir formación para buscar empleo, entre otros servicios.

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