verano. leyendas y personajes

Maruja Falena, una poeta con pamela

Aproximación a la misteriosa escritora zaragozana, que firmó 'Rumbo' en 1935 y desapareció tras la Guerra Civil y murió en Madrid

Detalle del retrato que Federico Comps le hizo a Maruja Falena.
Detalle del retrato que Federico Comps le hizo a Maruja Falena.
Federico Comps/Cierzo.

Maruja Falena es la poeta más enigmática de las letras aragonesas. Es el seudónimo de María Ferrer Llonch, nacida en Zaragoza en 1905 y fallecida en Madrid no se sabe si en los años 70 o 90, como intuyen algunos de los estudiosos de su obra: Pepe Melero, Javier Barreiro, José Enrique Serrano, Chus Tudelilla, Juan Manuel Bonet...

¿Qué se sabe de esta mujer, que ha dejado un puñado de poemas de verso breve, fogonazo vanguardista, sencillez formal y aroma juanranamoniano? Muy poco, en realidad. Puede decirse que comparece en público, por decirlo así, a principios de los años 30 y que está siempre vinculada a ‘Noreste’, la revista que fundaron en 1932 Tomás Seral y Seral, escritor, galerista y un activista cultural de primer nivel, el escritor Ildefonso-Manuel Gil y Antonio Cano, escritor y dibujante. Ildefonso cuenta en el segundo volumen de sus memorias (Xordica) cómo la conocen él y Seral: en una fiesta campestre, y se presenta con una espectacular pamela. Enseña una foto de un perro lobo que tenía y confirma que escribe poesía, lleva algunos textos en el bolso. Se convierte en una asidua de la publicación, en una buena amiga de Tomás Seral y Casas, poeta que crea sus propias greguerías, ‘Chilindrinas’. En 1933, le dedicó a Maruja uno los poemas del libro ‘Poemas del amor violento’. Ella le correspondió con ‘La vuelta’ de su libro ‘Rumbo’ (Cierzo. Zaragoza, 1935).

Hoy, Maruja Falena se nos antoja escurridiza, pero entonces no lo debía ser tanto. Al parecer compartía estudio con la ceramista Dionisia Masdeu y apoyaba todo tipo de iniciativas culturales. Más allá de ‘Noreste’ logró publicar algunos de sus textos en revistas como ‘Isla’ de Cádiz, ‘Ágora’ de Albacete y ‘A la Nueva Ventura’ de Valladolid. El verdadero hito de su historia es la edición de ‘Rumbo’, con portada de Mariano Gaspar Gracián y con un retrato suyo del arquitecto y dibujante Federico Comps, que sería fusilado al inicio de la Guerra Civil en Zaragoza.

«Soy pobre falena con el ala rota, / que inestable y feble, por el aire flota. / Caña sin azúcar, colmena sin miel; / soy de jugo amargo, de exprimida hiel./ Zarzal espinoso que no tiene flores, / nido del que huyeron greguescos cantores»

Es la única imagen que nos queda de una mujer que respondió así al enigma de la identidad en este autorretrato: «Soy pobre falena con el ala rota, / que inestable y feble, por el aire flota. / Caña sin azúcar, colmena sin miel; / soy de jugo amargo, de exprimida hiel./ Zarzal espinoso que no tiene flores, / nido del que huyeron greguescos cantores./ Soy árbol sin savia, que no cría fruta;/invernada triste, que todo lo enluta./ (...) Soy lo que no soy! porque soy incierta, / soy arcilla viva con el alma muerta».

Se dice que se exilió en México (dicen que nunca perdió el contacto con Tomás Seral y Casas), y volvió a Madrid, donde murió en una fecha incierta.

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