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Paco Ortega: "El conflicto es la esencia del teatro y en las obras de dos actores se acentúa"

Teatro del Espejo, la compañía del actor y director, estrena en la sala del Mercado, de Zaragoza, de jueves a domingo, 'La huella' de Anthony Shaffer

Paco Ortega la ha sido y lo es todo en el teatro.
Paco Ortega la ha sido y lo es todo en el teatro.
Teatro del Espejo.

¿Ha decidido que la mejor manera de ser joven es el teatro: actor, director, adaptador y muchas otras cosas? 

Algo de eso hay, pero la mía no es una actitud impostada. Sigo en esto con las mismas ganas de siempre y no me puedo imaginarme a mi mismo sin una relación directa con la actividad cultural. Es mi sino, mi suerte y mi condena. Tengo que leer, escribir, dirigir, actuar. Es mi manera de estar vivo, compaginándola con el mundo de mis afectos: mi mujer, mis hijos, mis amigos. Antes, también mis alumnos.

¿Por qué ‘La huella’ de Anthony Shaffer, que llega este jueves 16 al Teatro del Mercado de Zaragoza, una obra anglosajona, con ecos cinematográficos?

El proyecto en realidad surgió hace ya dos años y se ha materializado ahora, aunque su estreno estaba previsto en febrero. Pero cogí el coronavirus y hubo que suspenderlo. Hace años monté como director ‘El veneno del teatro’, de Rodolf Sirera, que era un juego teatral muy parecido. Me gustan las obras de dos actores que luchan a vida o muerte por sus intereses. El conflicto es la esencia del teatro y las obras de dos actores acentúan esa esencia. Lo novedoso para mí es que en esta ocasión, y por primera vez, dirijo y actúo.

"Considero que sigue faltando una coordinación política, una visión global del futuro, un sentirse dentro de un movimiento potente. Falta estima y autoestima. Somos así"

¿Cómo define el diálogo y la relación entre dos seres tan distintos?

Es una lucha brutal de inteligencias, un combate de boxeo. Las dos versiones cinematográficas que he visto -la de Joseph Mankiewicz, en 1972, con Laurence Olivier y Michael Caine, y la de Kenneth Branagh en 2007, nuevamente con Caine, pero invirtiendo su papel, y Jude Law-, subrayan este aspecto. Pero ambas son sutiles e inteligentes. Creo que en la vida nos pasamos el día compitiendo pero con menos inteligencia y sutileza.

¿Saben los dos que uno de ellos es un traidor?

Si y no. Ambos creen que van a ganar. Ambos creen tener razón. Ambos están convencidos de su fuerza y de sus estrategias. Al mismo tiempo, ambos temen las armas que el otro puede ocultar. Ambos tienen algo de miedo, de inseguridad. Como la vida misma. Con su hermosura y su vileza. Y con la inevitable presencia de la muerte, ese punto final de obligado cumplimiento.

¿Cuál es el veneno o el fervor del teatro para que asuma proyecto tras proyecto como si no hubiera un mañana?

LÑe diría que “no hay un mañana”. Personajes tan variados como John Lennon, Albert Camus, Torrente Ballester o mi adorado Paul Auster, afirmaban que vivimos en un presente eterno y nuestra obligación como seres humanos es agarrarnos a él. Yo, al menos, no sé estarme quietecito en ese presente. Ahora escribo un monólogo para Isabel Rodríguez Romero y he terminado una novela para los que he tenido ayuda de varios facultativos del Miguel Servet; trabajo en Barcelona en la dramaturgia de ‘Cartas a un joven poeta’, de Rainer María Rilke, que se presentará en una iglesia desacralizada allí, y ya sé que más tarde ensayaré y estrenaré también en Barcelona ‘La última cinta’, de Samuel Beckett. Y sigo con las actuaciones de ‘Yo estuve allí (Mi vida con George Harrison)', con la que he estado en Madrid y Barcelona) y voy a participar en Julio en el Weekend BEATLES Festival de l’Estartit, que es una peregrinación anual de fans de los Beatles. Más o menos tan fans como yo.

Parece que viva varias vidas en una y, además, en la época de la jubilación. ¿Qué clase de actor quiere ser Paco Ortega?

Estoy en un momento curioso de mi vida. Me considero un actor novato, pero empiezo a creerme que transmito emociones y a la vez que poseo la suficiente técnica y serenidad en escena como para contar historias creíbles. En esto la vida ha sido una buena maestra. Rafa Campos me ha ayudado mucho en esto y el fruto de todo son los proyectos barceloneses que tengo por delante. A mi mujer Isabel le digo que debería haberme jubilado a los quince años porque ahora es cuando me siento muy bien encima de un escenario.

Roberto Millán es un actor de la Escuela Municipal de Teatro con un bagaje. Si pudiera ser objetivo, ¿qué le debe la profesión, en Aragón, a ese espacio que nadie ha sabido ni ha querido homologar u oficializar en condiciones…?

Roberto Millán es un amigo, un gran actor, y un ejemplo más de que la Escuela Municipal de Teatro ha servido para mucho. Es un placer trabajar diariamente con él. Sencillamente me parece una vergüenza que la Escuela no sea oficial. Esa vergüenza tiene nombres, apellidos y victimas: generaciones de actores y actrices que han cumplido con unas exigencias (de tiempo y dedicación) para luego obtener un simple certificado de haber pagado la matrícula. Este tema me sigue hiriendo personalmente.

"Roberto Millán es un amigo, un gran actor, y un ejemplo más de que la Escuela Municipal de Teatro ha servido para mucho. Es un placer trabajar diariamente con él. Sencillamente me parece una vergüenza que la Escuela no sea oficial"
Roberto Milán y Paco Ortega viven un duelo escénico en 'La huella' de Anthony Shaffer.
Roberto Millán y Paco Ortega viven un duelo escénico en 'La huella' de Anthony Shaffer.
Roberto Milán.

¿Cree que un proyecto como este, la Escuela, con más de cuatro décadas a sus espaldas, que nadie ha sabido darle el mérito que tiene, resume muy bien los fracasos de la cultura en Aragón?

Si. Resume la miopía de la mayoría de la clase política, con honrosas excepciones. Ejemplifica muy bien la cortedad de miras, la falta de una visión ambiciosa y a la vez realista de la cultura en Aragon. Y la falta de pudor de ciertos funcionarios a los que no les interesa que la Escuela sea oficial. Perderían entonces el control sobre ella. Les superaría, no podrían manipularla.

Tras la pandemia, ¿en qué momento está la escena en Aragón? ¿Le ha emocionado o conmovido alguna pieza especialmente?

Creo que se han puesto en marcha ciertas políticas adecuadas que han beneficiado al sector, al menos económicamente. Reconozco en esas políticas buenas intenciones y creo que sigue habiendo un potencial creativo enorme. Saludo con entusiasmo el trabajo de Rafa Campos y su Plató de Teatro, de Caleidoscopio, de Arbolé (desde aquí mi abrazo a un hombre valiente y progresista: Esteban Villarrocha), la perseverancia del Teatro de la Estación, de Ana Rut Serrano, de Sergio Muro. Me alegran, casi más que a ellos, los éxitos de José Luis Esteban, de Silvia de Pé, de Cristina de Inza, de Álvaro de Paz, de Ricardo Joven, de Rosa Vivas, de Raúl Sanz y de muchos otros. Pero considero que sigue faltando una coordinación política, una visión global del futuro, un sentirse dentro de un movimiento potente. Falta estima y autoestima. Somos así.

LA FICHA

'La huella'. Teatro del Espejo. Original de Anthony Shaffer. Adaptación: Paco Ortega. Interpretación: Paco Ortega y Roberto Millán. Teatro del Mercado de Zaragoza, de jueves 16 a domingo 19 de junio.

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