Paco Ortega: “Vengo a contar lo que mepasa y lo que nos pasa”

Ortega crea el Teatro del Espejo y presenta desde el jueves ‘No me jodas por favor’ en la sala deel Mercado.

Paco Ortega es profesor de la Escuela Municipal de Teatro, actor y dramaturgo.
Paco Ortega es profesor de la Escuela Municipal de Teatro, actor y dramaturgo.
Julio Álvarez

Paco, ¿lo suyo es vicio o es que no sabe parar? Esta sería por lo menos su cuarta compañía.

Es mi cuarta compañía. Pero hay una diferencia de matiz en cada una de ellas. El Nuevo Teatro de Aragón fue el lugar donde desarrollé mi trabajo durante casi 20 años, aprendí, arriesgué dinero, creé una empresa, contraté actores de aquí y de fuera, recorrí toda España, etc.

Fue magnífico, pero me juré no ser empresario nunca más.Teatro Íntimo, Dama de Noche (fundada con mi mujer Isabel Rodríguez Romero) y Teatro del Espejo son pequeños espacios de creación que aspiran a todo y no tienen nada. Son caminos abiertos, que iré transitando según la idea y el proyecto. Eso es lo que ahora quiero hacer.

¿Qué le da el trabajo, por qué reincide y, además, como autor también?

No me imagino vivir sin trabajar, sin inventar, sin conocer. En los últimos años he redescubierto en mí una faceta fascinante: la de ser actor. Eso lo interrumpí por pura mala suerte, incluso por mala fe de algunas personas. Tal vez las cosas no son por casualidad y, ahora que ya tengo unos años, comenzar una carrera de actor puede parecer una locura.

Yo lo veo al revés. Lo que he enseñado me ha servido para aprender. Eso me decía una importante persona dentro del mundo del castin en Madrid. Y ahora escribir: soy el primer sorprendido. Había traducido, escrito multitud de adaptaciones, pero nunca había escrito directamente teatro.

Este verano me puse a hacerlo y escribí una obra dos veces más larga de lo que ha terminado siendo ‘No me jodas, por favor…’ La dificultad ha estado en desechar escenas que me gustaban.

¿Qué quiere ser el Teatro del Espejo? ¿Nace con vocación de perdurar o puede ser flor de uno o dos montajes? Estos años ha montado mucho, ha estado detrás de varias cosas da la sensación de que se esfumaron pronto…

Si fuera una flor de un día tampoco estaría nada mal. Hay flores de un día que son preciosas. Pero no creo. Comole decía, es un camino que transitaré en las ocasiones que el proyecto encaje en ese engranaje. Me interesan el pensamiento y la filosofía, y dentro de ellas, la reflexión sobre el tiempo en el que vivo y sus contradicciones. Me interesa más que nada el ser humano, y para hablar desde el escenario de todo esto tengo ahora el Teatro del Espejo.

¿Es ahora, más que otras veces, el tiempo del teatro o sencillamente su vocación y su inquietud pueden más?

Puede parecer una frase hecha, pero no concibo mi vida sin teatro, sin verlo, gestionarlo, escribirlo, enseñarlo, actuarlo o dirigirlo. De hecho, no creo que haya transcurrido ni un solo día de mi vida en el que no haya tenido una relación con alguna de estas actividades. Lo cual no significa que a la vida no le haya dedicado tiempo. He vivido mucho. Soy provocadoramente feliz, y el teatro ha sido una de los aspectos sustanciales de mi felicidad.

Sorprende la idea del texto… ¿Qué quiere decir, por qué evoca a Moliére?

Por Molière he tenido desde muy joven un interés especial. Por su persona y por su obra. Como prueba, puedo decirte que he ido más de treinta veces a la Comedie Française a ver sus obras. Una de ellas, poco conocidas, se titula ‘Los importunos’, que es la antesala de su ‘Misántropo’. En ella relata con gracia y a la vez con tristeza lo mucho que influyen en la vida de las personas los pesados, en cualquiera de sus formatos.

Conforme me he hecho mayor, y desde que vivo con Isabel, actriz de la compañía, cada día me molestan más los pesados leves y graves. Como amo la vida, me molestan los agoreros, los pesimistas y los tristes. Como me gusta el silencio, detesto a los que hacen ruido. Como intento ser discreto, me molestan los bocazas… Y así sucesivamente.

¿Es, ante todo, una pieza contra el móvil y la televisión y la creciente ola de ruido o se ha planteado una metáfora sobre la comunicación?

No solo. Ese aspecto de la pesadez humana sería muy poco. Hay pesados leves y graves. Los graves son los que te aconsejan sin pedirlo, los empeñados en proclamar que la felicidad es imposible, los que remueven la tierra para desenterrar viejos conflictos que parecían superados, los trascendentes, los pedantes…

Shakespeare creó el personaje de Fortimbrás como pesado monumental: ya parecía resuelta la tragedia y asomaba él para estropearlo todo de nuevo. Los de los ruidos y televisiones son aprendices, pero todavía tienen un pase.

¿Se queja, denuncia, advierte, viene a provocar?

No lo sé. Vengo a contar lo que me pasa, lo que nos pasa. Y eso de provocar siempre me ha gustado un poco, lo reconozco.

¿Cuatro actores, que hacen seis o siete u ocho papeles cada uno, no se volverán un poco locos? Catorce actores, dieciocho escenas, puesta en escena sobria...

La fórmula no es nueva: pocos actores que cambian de personaje simplemente con un pequeño cambio de ropa en el contexto de una obra fragmentada en diecisiete escenas, independientes entre sí. Cada escena es de su padre y de su madre: las hay humorísticas, dramáticas, en el contexto del pasado, del presente y del futuro, juntando personajes que están muertos pero de épocas diferentes, situaciones disparatadas, como una conversación entre Luis XIV y el Lola Flores, etc.

¿Qué teatro querrían hacer? ¿Quiénes son las dos o tres compañías o cuatro que le interesan o que le inspiran?

No tengo un modelo directo en el teatro, ninguna compañía que en este caso me haya abierto los ojos. Si acaso lejanamente algunas cosas de Yasmina Rezza (‘Qué felices los felices’), o Pierre Michon (‘Historias mínimas’), o Javier Tomeo (‘Bestiario’).

¿Qué significa la Escuela Municipal de Teatro? ¿Es un vivero de actores del teatro aragonés de veras?

La Escuela ha sido y es mi vida. Y claro que ha sido un vivero de actores. Lo he contado en más de una ocasión. Cuando Fernando Fernán Gómez hacía el castin de ‘Vivir loco, morir cuerdo’ me dijo por lo bajo que le sorprendía extraordinariamente la calidad de los actores aragoneses. De esos actores que él veía, el 95% se habían formado en la Escuela.

Han desaparecido muchas cosas importantes en los últimos años a nivel cultural, como el Centro Dramático de Aragón y el Ballet de Zaragoza ante la indiferencia de la población, y, lo que es más extraño, del Sindicato de Actores y de los actores mismos...

¿A quien da una colleja?

Eso de que Zaragoza nunca se rinde es solo verdad contra los franceses. Escasa rentabilidad tienen muchos proyectos que ahora mismo están en la cresta de la ola, y para que algo tenga rentabilidad es necesario propiciar y hacer posible que la tenga.

La coyuntura actual de la Escuela es muy complicada. En su interior hay gente muy preparada, que ama su profesión, pero hay algunos desalmados que ni la entienden ni la protegen como merece a los que se les paga, por cierto, para entenderla y protegerla.

¿Cómo dirige a los actores? ¿Qué tipo de director es ahora, en qué ha cambiado con respecto al NTA, por ejemplo?

Los dirijo de manera diferente desde que soy actor, desde que lo soy sin complejos y con la certeza de que el actor es lo más importante de todo. Los entiendo mejor. No impongo casi nada. Veo lo que hacen y me quedo con lo mejor. No grito, no me altero. Propongo, escucho y elijo. Pero, al mismo tiempo, sé distinguir perfectamente los oficios. Dirigir y actuar son oficios diferentes.

¿Cuál es el momento de la cultura? Parece que se impone la idea de que cada vez importa menos.

Venceremos. La cultura, el pensamiento y el arte son imprescindibles para que la vida sea verdaderamente vida, no solo una actividad biológica. Nos pondrán trabas, estaremos dirigidos por incompetentes y manipuladores, perderemos público y lo ganaremos.

Nos recortarán el dinero, nos desacreditarán como seres humanos, nos harán la competencia con negocio desalmado y basura… Todo eso ha pasado, está pasando y seguirá pasando con mayor o menor virulencia, pero el camino es largo y venceremos. Seguro.

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