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Muere Emilia Baylo, la bailarina y maestra de danza que dedicó 40 años a un sueño

Miguel Ángel Berna, Ruth Miró y Elena Gil se formaron en su estudio de Zaragoza

Emilia Baylo, en una de sus últimas sesiones en su estudio, en junio de 2018.
Emilia Baylo, en una de sus últimas sesiones en su estudio, en junio de 2018.
Toni Galán.

ZARAGOZA. «Emilia Baylo era alegre y fuerte, y sin pretenderlo, elegante y sofisticada. Le bailaban la melena y los brazos, las manos y el cuello. Valses, mazurcas, sus clases eran para gozar al ritmo de la música. Caminaba con paso firme y contundente. A su paso dejaba un aroma intenso a Opium, su perfume favorito. Enseñó a bailar a muchas chicas y chicos. Tenía ojo para ver a todos en la clase, hasta el último, y sabía sacar de cada uno nuestra mejor línea, nuestro mejor salto o pirueta. Deja una estela de amistad entre sus alumnos y un legado vital de amor por la vida y la danza importantísimo para todos», decía ayer, conmovida, la actriz y gestora cultura Blanca Carvajal de su gran amiga Emilia Baylo (Lérida, 1946-Zaragoza, 2022), que fallecía ayer de un tumor.

Blanca Carvajal: "Tenía ojo para ver a todos en la clase, hasta el último, y sabía sacar de cada uno nuestra mejor línea, nuestro mejor salto o pirueta. Deja una estela de amistad entre sus alumnos y un legado vital de amor por la vida y la danza importantísimo para todos"

Una de las últimas salidas de Emilia Baylo al Teatro Principal, donde era tan feliz, fue para asistir a la despedida de su exalumna Elena Gil con La Mov. «Emilia con los niños era maravillosa, y las clases eran como un juego de música, baile e interpretación. Mi interés fue creciendo, y acabé yendo todos días después del colegio a sus clases. Lo mejor de Emilia era que sabía transmitir su pasión por la danza (y por la vida). El bailar disfrutando de cada momento se lo debo a ella. Era una gran amiga a la que admiro profundamente», explicaba Elena.

Otro de sus alumnos fue Miguel Ángel Berna. Detectó pronto su talento: «A algunos se les ve ya en la primera clase que son distintos, que tienen algo. Me pasó con Miguel Ángel Berna», le decía Emilia a Mariano García en estas páginas en 2018, cuando abandonó su carrera de profesora. Estuvo 42 años dando clases. Miguel Ángel Berna decía: "Emilia fue mi primera y diría que casi única maestra de ballet clásica que he tenido. Empecé con ella en el antiguo Canio Mercantil, en los sótanos, que es donde tenía el estudio. Ha sido y será una persona muy querida para mí por todo lo que ha representado en mi vida artística".

Emilia Baylo con la joven Elena Gil y Blanca Carvajal.
Emilia Baylo con la joven Elena Gil y Blanca Carvajal.
Archivo Elena Gil.

La danza fue su pasión y la vivió con intensidad: como bailarina, durante seis años, entre los 18 y los 24; decía que había dejado los tutús porque «me enamoré y me casé». Solía recordar que había pertenecido a una generación de grandes bailarines y luego profesores como Víctor Ullate, Carmen Roche y Carmen de la Figuera, todos ellos vinculados de algún modo al magisterio de María de Ávila. Más tarde, le invitaron a dar clases en el Casino Mercantil y allí se le abrió el mundo. «Cuando bailas estás en una vorágine y no piensas en otra cosa. Son años estupendos, viajando sin parar». Creía que el mundo de la danza es complicado y exigente, y ella también lo fue, pero sin perder jamás el buen humor, el instinto de la perfección, la aspiración a la plasticidad, la ligereza y la gracilidad.

Otros grandes alumnos

Además de los citados, tuvo grandes alumnos como Ruth Miró, Natalia Arregui, Nieves Baquero o Víctor Orive. Emilia Baylo confesaba en HERALDO: «Antes se bailaba con menos técnica pero con mucha expresividad. Ahora quizá la técnica se ha impuesto a la expresividad de antaño. Lo más bonito de la danza es que un mismo ejercicio puede ser muy distinto según la persona que lo realice». Revelaba que el éxito de sus alumnos le había dado «seguridad en el trabajo». Si de algo se sintió orgullosa es de esa química afectuosa que logró con sus alumnos. Su estudio era un laboratorio de alegría, de ritmo, de sueño. Creía que «conseguir que mis alumnas me quieran a pesar de ser su maestra es un logro extraordinario. A veces me pregunto por qué he tenido tanta suerte en la vida», dijo. La realizadora Vicky Calavia la seleccionó para su documental 'La ciudad de las mujeres'.

Emilia Baylo: "Conseguir que mis alumnas me quieran a pesar de ser su maestra es un logro extraordinario. A veces me pregunto por qué he tenido tanta suerte en la vida"

Su compañero, el escritor, pintor e ilustrador José Luis Cano recordaba ayer su ironía, su sentido del humor (incluso negro), su pasión por vivir hasta el último suspiro. El cinéfilo Luis Alegre la definía como «un delicioso ser humano». Podrá velarse su cadáver hoy en Torrero, en la sala trece.

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