Emilio del Río, escritor y divulgador: "Necesitamos a los clásicos para entendernos a nosotros mismos"

Nacido en Logroño en 1963, es profesor y divulgador apasionado de Roma y Grecia. Presenta hoy en Ibercaja (19.00) ‘Locos por los clásicos’ (Espasa).

Emilio del Río ha dedicado varios libros a los clásicos.
Emilio del Río ha dedicado varios libros a los clásicos.
Toni Galán

Emilio del Río pertenece a ese estirpe de enamorados del mundo clásico como Carlos García Gual, Nuccio Ordine, Irene Vallejo y Andrea Marcolongo. Recorre España con la toga y la corona. Y se la pone, en un santiamén, para las fotos. Reivindica la enseñanza del latín y del griego como "se hace en países que tienen poco que ver con estas lenguas" y habla de los autores como si fueran vecinos, amigos de edificio o antepasados de familia que viajan en nuestro ADN íntimo y social.

Empieza con el poeta Catulo. ¿Podría ser un emblema de la nueva sexualidad, tan debatida?

Él está diciendo algo que después cantará Alaska: ‘A quién le importa’. A quién le importa con quién yo me acueste o cómo lo hagamos. Ese capítulo lo tenía clarísimo: Catulo hacía una defensa apasionada del amor y del sexo.

Una de las narraciones más conmovedoras es la de Cleopatra y Marco Antonio.

¡Por favor! Puro romanticismo. Ella es una mujer para la eternidad y uno de los grandes personajes de la historia. Admira ver cómo ella está loca por Marco Antonio, y Marco Antonio lo deja todo por ella, deja el poder; podía haber optado a todo. Este es un momento estelar de la humanidad, como diría Stefan Zweig.Julio César tiene una historia de amor con Cleopatra y un hijo.Sí. Al que llama Cesarión. Y todo esto lo cuenta Plutarco en sus ‘Vidas paralelas’, que es un tipo divertidísimo. Hay tres autores infinitos que son Lope, Cervantes y Shakespeare, y este ve la fuerza dramática de esa historia. Escribe ‘Julio César’, una pieza sobre el poder, y escribe ‘Marco Antonio y Cleopatra’, que se sitúa a la altura de ‘Romeo y Julieta’.

Ya que lo dice, Catulo nació en Verona.

Y por eso Shakespeare, que se las sabía todas, ubica la historia de los eternos amantes de la literatura en Verona. Es un homenaje sin duda a Catulo. Dicho esto, los capítulos se pueden leer en cualquier orden, son cortos, como dice un amigo, es el libro ideal para el cuarto de baño. Pensé titularlo ‘Clásicos para cuñados’.

¿Por qué no lo hizo?

La editorial no se atrevió. Pero es el típico libro que, en una cena de familia, con tantas citas, da para provocar el asombro. El amor está presente en Safo de Lesbos, ese capítulo se titula ‘Mujer contra mujer’, como la canción de Mecano. Safo representa el amor bisexual, redactó poemas a las mujeres y a los hombres. Platón dice que en lugar de nueve musas hay diez, y la décima es Safo. También hablo de la primera poeta romana, Sulpicia, que redactó poemas de amor.

Hay otra historia de amor conmovedora: Píramo y Tisbe…

Píramo y Tisbe tienen un montón de recreaciones en la literatura, y Shakespeare se basa en esta fábula de amor para componer ‘Romeo y Julieta’. Este texto es una reescritura de ‘Píramo y Tisbe’; Shakespeare ya utiliza el mito en una ‘Sueño noche de verano’, mito que Los Beatles, por cierto, recrean años después.

Borges decía, y usted lo recuerda, que nos pasamos la vida contando cuatro o cinco historias.

Efectivamente. Ese mito lo reescribe Shakespeare y se reescribe en un musical como ‘West Side Story’. Tony y María, que se enamoran en Nueva York, son Píramo y Tisbe de la Babilonia legendaria que cuenta Ovidio, autor, además, de un libro maravilloso de cartas de amor como ‘Heroidas’. Esa capacidad de transformación de los clásicos demuestra que los necesitamos en el mundo que nos rodea para entendernos a nosotros mismos.

¿Hay algo de lo que no hayan escrito los clásicos?

Han escrito de todo, de lo bueno y de lo malo. Y lo han hecho con sentido del humor, con talento, ironía e ingenio, con belleza, y entendiendo algo clave: la literatura esencialmente es ficción.

¿Por qué dan miedo?

Los clásicos son divertidos. Es lo que yo quiero demostrar. No me creo que la humanidad haya sido tan estúpida durante cientos de años para leer autores tostones y aburridos. Todo lo contrario: son instructivos, amenos, y escriben para la vida. Es el mejor manual de autoayuda que podemos leer.

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