Gavy Sander's: "La música me ha dado muchas alegrías; lo he pasado de miedo"

Javier Ezpeleta en el DNI (Zaragoza, 1944), Sander's es un cantante de rock que comenzó su carrera en 1962, estando por tanto entre los pioneros del género en España

Gavy Sanders posa con imágenes de su carrera como cantante, y su guitarra Jomadi de 1962.
Gavy Sanders posa el pasado miércoles en su casa de Zaragoza.
Oliver Duch

Han pasado 60 años desde cierto concurso de talentos en el Parque Grande.

Fue en el Jardín de Invierno, y quedé segundo. Después de eso me salió una actuación en la sala Cosmos, y como me faltaban dos meses para cumplir los 18, no pudo ser. Cuando los cumplí, Luis Lozano me volvió a llamar; un gran tipo, siempre se portó de maravilla conmigo. De hecho, tras un tiempo actuando en Ibiza, y ya casado, le llamé para decirle que estaba pensando en regresar a Zaragoza, y automáticamente me volvió a contratar. Allí duré varios años.

En 2013, junto a los Vibrants, cantó en el Principal, en los Premios de la Música Aragonesa.

Aún me moví ese día, ¿verdad? Tuve la suerte de que Falces y Chapín me dejaron hacer dos canciones. Encima, pude cerrar la gala; recuerdo a todo el teatro en pie, aplaudiendo. Mis nietos subieron al escenario a darme el Premio de la Música Aragonesa: Hugo, Alejandra, Elsa e Iván. Un recuerdo que me queda para el resto de mi vida.

Se marcó dos versiones que casi había hecho suyas en los años mozos.

Sí, empece por ‘Popotitos’ y cerré con ‘La plaga’, la he cantado siempre. Es un rockanrol único.

Durante unos años fue uno de los reclamos en las matinales del domingo del cine Pax.

Actuase o no –ríe– porque el que llevaba la programación me anunciaba a veces y cuando se llenaba, decía que había tenido una indisposición… y yo sin enterarme.

Gavy Sander's y sus cuatro nietos en el Teatro Principal en 2013.
Gavy Sander's y sus cuatro nietos en el Teatro Principal en 2013.
Guillermo Mestre

¿Actuó mucho fuera de Zaragoza en los 60 y 70?

Pasé una temporada en la Jamboree de Barcelona; también en Kit Kat, en la calle Escudillers. En Lloret de Mar fui tres años seguidos a la sala New Orleans; la Costa Brava es una maravilla, luego fui mucho de vacaciones con la familia. Otros años actué como artista fijo en salas de San Feliu de Guixols, Malgrat… también estuve en el Patio Sevillano de Sevilla: cuatro meses en el Rocío de Huelva, en el barrio del golferío, y también en el Pai Pai de Cádiz.

Ha visto cambiar Zaragoza y sus noches desde la primera fila.

En aquellos años jóvenes míos había siete salas de fiestas con dos orquestas, y otras cinco salas de baile, siempre llenas en las sesiones café, tarde y noche. En los ochenta se mantenían los sitios llenos: recuerdo Rumbo, Capri, Río Club… luego fue cambiando el panorama. ¿Primera fila? No sé –ríe de nuevo– yo es que soy de Torrero; ahí me salió la vena cantante gracias a un peluquero, el maestro Villanueva, que ponía megafonía, la guitarra y un micro en las fiestas para que cantase el que quisiera. Andaba yo con las rancheras entonces; el rock apareció en mi vida por los americanos.

El influjo de la Base.

Tenían unas emisoras de FM con puro rockanrol, yo las oía desde muy crío y me enganchó, aprendí a tocar la guitarra. No sabía inglés, hacía todo fonético, a mi aire. Un representante, Graci, que llevaba a artistas a actuar a la Base, me llevó tres veces al club de la tropa; era muy divertido, mejor que el de oficiales. Eso sí, seguro que los americanos me oían y pensaban que cantaba en alemán.

En 1975 llegó otro punto de inflexión en su vida: la sala Aída.

Ahí estuve cantando apenas un mes, haciendo alguna cosica con la orquesta. Una noche iba a actuar Rocky Kan, pero no pudo y salí yo. Después de aquello me dediqué a lo que ha sido el trabajo de mi vida; llevar las luces y el sonido de la sala. Estuve hasta que me jubilé, en 2009. Luego llegó lo del concierto en La Casa del Loco, en junio de 2012, el disco con Linacero, el premio en el Principal... creo que fue una buena despedida, además de una última canción en 2016 cuando Matías Uribe sacó en Delicias su libro de los 60, con Miguel Ríos entre el público.

¿Le tienta un regreso puntual?

Ya estoy mayor para tirarme al suelo de rodillas, y como he fumado mucho, no tengo fuelle... y eso que lo dejé hace dos años y medio. La música me ha dado muchas alegrías, me lo he pasado de miedo y con eso me quedo. Ah, y como Elvis no hay ninguno: once veces he visto ‘El barrio contra mí’, y alguna pose le copié. Iré a ver la película que le han hecho, aunque no sé, no sé… a ver.

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