La DGA ha dado luz verde al derribo del convento de Santa Inés de Zaragoza, para el que voces autorizadas, desde Apudepa al Instituto de Patrimonio y Humanidades de la Universidad, reclamaban su conservación. La directora general de Patrimonio, Marisancho Menjón, ha firmado en las últimas horas una resolución que desestima los argumentos que se habían presentado en favor de declararlo Bien de Interés Cultural y deja nula la suspensión de las obras de derribo decretada el pasado mes de diciembre. La decisión supone que puede continuar la demolición aunque, como en otras resoluciones de este tipo, se puede interponer recurso de alzada contra ella. Es decir, que aún no es firme. En las próximas horas se trasladará a todas las partes afectadas.

Se escribe así un nuevo capítulo, quizá el penúltimo, en la historia de este edificio, diseñado a principios de los años 60 del siglo pasado por Francisco Coello de Portugal y Acuña (Jaén, 1926-Madrid, 2013), arquitecto y fraile dominico cuya obra está repartida por los cinco continentes. Coello fue pionero en la introducción en tierras aragonesas del moderno lenguaje arquitectónico de posguerra y, de hecho, el monasterio pasa por ser el primero del citado arquitecto y el arquetipo de todos los que diseñó después. El edificio recibió el Trofeo Ricardo Magdalena de arquitectura en 1965 pero no tenía ningún tipo de catalogación o protección.

Parece que ello ha podido pesar en la decisión final de la Dirección General de Patrimonio, al igual que la reciente resolución que ‘condenaba’ al edificio del Buen Pastor, del que aseguró que "no es una obra de especial relevancia ni presenta ningún signo de evolución o progreso dentro de la obra de los hermanos Borobio".

Así está el monasterio de Santa Inés

De hecho la argumentación en ambos casos es muy similar. En cuanto al monasterio de Santa Inés, o de Nuestra Señora del Pilar, como también era conocido, la resolución de la Dirección General de Patrimonio asegura que "el estado de conservación del edificio es muy deficiente y muchos de los elementos originales han desaparecido como consecuencia del comienzo del derribo, sin posibilidad de recuperación". Este parece haber sido un punto clave, porque las obras de derribo ya estaban avanzadas cuando se detuvo la obra.

Al igual que en el caso del Buen Pastor, del que se aseguraba que no podía reaprovecharse, cumpliendo la normativa vigente, del monasterio de Santa Inés se dice que "no cuenta con las condiciones necesarias, tanto a nivel estructural como funcional y de dimensionado, para poder rehabilitarse de manera que cumpla las condiciones mínimas de seguridad y habitabilidad exigibles en el presente". La DGA entiende, además, que es imposible adaptarlo a un nuevo uso.

Apoyos a la conservación

Apudepa había insistido hasta ahora en que se trata de un edificio excepcional y que merece ser conservado. Y emitió un informe defendiendo su postura. 

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La Dirección General de Patrimonio, mientras el procedimiento ha estado abierto, ha recibido otros cinco informes más en la misma línea. Han sido redactados por la Fundación Docomomo Ibérico; la cátedra Ricardo Magdalena de la Institución Fernando el Católico; el Departamento de Arquitectura de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza; Miriam Ruiz, arquitecta y profesora que dedicó su tesis doctoral a la figura de Francisco Coello; y el Instituto de Patrimonio y Humanidades de la Universidad de Zaragoza. 

Este último lo firmaban especialistas como Concha Lomba, Ascensión Hernández, Carmen Díez, María del Carmen Bayod, Francisco Javier Monclús, Alberto Montaner y Alejandro Dean Álvarez.