Manuel Azaña, sin tópicos ni incienso
Inaugurada en el Museo de Zaragoza la exposición de la Biblioteca Nacional que busca centrar la figura histórica del intelectual y político español
Ni oscuro funcionario, ni más republicano que demócrata, ni escritor sin lectores. La exposición 'Azaña, intelectual y estadista', que se presenta a partir de este viernes en el Museo de Zaragoza, busca combatir los principales mitos construidos en torno a la figura de un intelectual y estadista que aún hoy sigue generando controversia, malentendidos y falsedades. Un ejemplo: a Miguel de Unamuno se le atribuye una frase admonitoria: "Cuidado con Manuel Azaña; es un escritor sin lectores, capaz de hacer la revolución para tenerlos". Pero ni María Ángeles Egido ni Jesús Cañete, comisarios de la exposición y expertos en la figura de Azaña, a la que han dedicado monografías, han encontrado esa cita exacta en ninguno de los escritos del Unamuno.
La muestra fue organizada en 2020 por la Biblioteca Nacional de España, Acción Cultural Española (AC/E) y la Secretaría de Estado de Memoria Democrática para conmemorar los 80 años del fallecimiento de Azaña. Se trataba, asegura Cañete, de presentar una imagen certera de un importante personaje histórico, derribando mitos y sorteando la hagiografía: "Es un personaje al que hay que verle sus logros pero también sus debilidades. La exposición contribuye a deshacer malentendidos, a superar tópicos y lugares comunes, como que era un oscuro funcionario, un advenedizo de la política, cuando lo cierto es que desde muy pronto estuvo metido en la arena política. También se ha escrito mucho, y se escribe aún hoy, que no era en realidad un demócrata cuando, si uno lo lee atentamente, ve que sí lo es, y que cree firmemente en todos los valores e instituciones democráticos. Fue tan demócrata como republicano. Tampoco era antimilitarista; al contrario, quería un ejército fuerte. Pero también hay que verle las debilidades e incapacidades. Era un hombre con un don de gentes limitado y que confiaba en exceso en el poder de su palabra: pensaba que con solo dar un discurso era capaz de convencer a todo el mundo y resolver cualquier problema. Y no era así".
La muestra ha sido inaugurada este viernes por el presidente aragonés, Javier Lambán, que ya en su presentación en Madrid mostró un especial interés en que pudiera verse en Zaragoza. Se articula de forma cronológica y recorre diferentes periodos de su vida: su infancia y juventud en Alcalá, su posterior desarrollo en Madrid, su faceta como intelectual y sus primeros movimientos políticos ocupan la mitad del recorrido. Las elecciones de 1933 marcan la mitad del mismo, y el resto está dedicado a la Segunda República y la Guerra Civil.
La exposición presenta al público casi dos centenares de piezas, entre fotografías, documentos, libros y carteles, procedentes tanto de la Biblioteca Nacional como de otras instituciones españolas y extranjeras. Hay piezas raras o poco conocidas, como la única fotografía en la que pueden verse juntos a Azaña y Franco, tomada en La Coruña; un ejemplar de la revista satírica 'La avispa', que fundó en Alcalá; su collar de la Orden Civil de la República, que llevó en su toma de posesión como presidente en 1936, distinción de la que solo se hicieron seis unidades y tres fueron para presidentes de otros países; el retrato que Juan Alcalde le hizo a su muerte, estando aún de cuerpo presente; o la mesa en la que firmó su dimisión como presidente en 1939, ya en el exilio.
Lambán, que presentaba la exposición junto a sus comisarios y el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Felipe Faci, definió a Azaña como "uno de los tres hombres de Estado que ha tenido España en los últimos siglos", destacó del político su carácter "moderado y reformista, que devino republicano porque la monarquía de la época se reveló imposibilitada para traer la democracia a España. Quiso traer a España la democracia liberal". "Leer, reconocer y aprehender a Azaña solo conduce a una mejora de todos nosotros como personas y como demócratas", ha asegurado.
