La Comunidad Valenciana compra y exhibe una obra maestra de Miguel Ángel Navarro

Paga a Correos 22 millones por el edificio que el arquitecto zaragozano diseñó en 1915

El edificio está recibiendo numerosos visitantes en los últimos días.
El edificio está recibiendo numerosos visitantes en los últimos días.
Manuel Bruque/Efe

La gran atracción de Valencia en los últimos días está siendo su edificio de Correos. La Generalitat Valenciana cerró hace unas semanas su compra por 22 millones de euros (o 24, según las fuentes) y, una vez trasladados los servicios postales a otro edificio, ha querido abrirlo al público. Se trata de una de las obras emblemáticas del arquitecto zaragozano Miguel Ángel Navarro, que la diseñó en 1915. Se inauguró en 1923.

La compra no ha estado exenta de polémica por la elevada cuantía de la operación y porque no está muy definido su futuro, más allá de haber servido de balcón de lujo para la última mascletá. La Generalitat Valenciana ha asegurado que su objetivo es darle uso cultural al edificio, "pero no exclusivamente museístico". Al parecer, el presidente autonómico, Ximo Puig, quiere convertirlo en un centro cultural "de las regiones de Europa". El proyecto está aún por concretar, pero desde la Generalitat no se descarta contar con la colaboración del Comité de las Regiones de la Unión Europea. De momento el edificio está abierto como atracción turística, de martes a domingo en horario ininterrumpido de 12.00 a 20.00.

La sede de Correos y Telégrafos de Valencia formó parte de las infraestructuras subvencionadas por el gobierno de Maura para la modernización de los servicios postales en España. El jurado del concurso para el proyecto falló a favor de la propuesta del arquitecto zaragozano Miguel Ángel Navarro.

El palacio, de estilo ecléctico, ocupa un lugar preferente dentro de la plaza del Ayuntamiento y ha sido objeto de numerosas reformas y dos intervenciones integrales, la última reciente.

De carácter monumental, su fisonomía responde a la arquitectura ecléctica, afrancesada y modernista de la época, y además no quiso desentonar de la fachada del Ayuntamiento de Valencia, obra de Martorell y Carbonell y ubicada en la misma plaza. A la inspiración modernista general, Miguel Ángel Navarro añadió toques de corrientes arquitectónicas populares a principios del siglo pasado, como el clasicismo o el barroco. La entrada está ornamentada con cinco estatuas que simbolizan alegóricamente la comunicación en el mundo. 

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