feria de san jorge

Isiegas se justifica sin triunfo en el cierre de la Feria de San Jorge

El torero aragonés se topó con el peor lote de Castillejo de Huebra. Galván y Lorenzo estuvieron muy lejos de lo que se espera de ellos.  

Isiegas torea al natural.
Jorge Isiegas torea al natural.
francisco jiménez

Mientras Madrid vibraba con un extraordinario toro de Los Maños, Zaragoza cerraba con desencanto su Feria de San Jorge. Sueño -el sexto de Castillejo de Huebra- acaba de frustrar otro sueño, el de un Jorge Isiegas que perdió el triunfo por la mañana, durante el sorteo, cuando le correspondió ese mulo que cerró plaza; cuando lo mejor del desrazado encierro fue a parar a David Galván y a Álvaro Lorenzo (o a lo que queda de Álvaro Lorenzo).

La nota del todelano este domingo queda en interrogante por incomparecencia. Lo mejor que lleva ahora mismo es la cuadrilla. Curro Javier, principalmente. Y este debería plantearle si quiere terminar convertido en un pegapases o recuperar la identidad del buen torero que hace no mucho fue.

Frente al segundo de la tarde, un zapato que llevó una lidia sensacional a cargo del propio Curro Javier, Lorenzo no supo ni qué vender. Recorrió todos los terrenos y en ninguno fijó las nobles embestidas en la media altura. Anduvo muy perdido. Tanto como después, ante un Pájaro de 618 kilos que se dejó pegar un sinfín de muletazos sin alma. Decepcionante. Lejos de lo que se espera de un torero que, como Galván, quiere ser de ferias.

Con cuatro destellos no basta. Hay que cuajar los toros. De principio a fin. De delante hasta atrás. No como el gaditano este domingo, que solo engañó al que se quiso engañar. El resto, como los que frenaron su vuelta al ruedo, sabe que hace falta algo más.

Con el primero, se vio una faena de medio toro y medio muletazo. El animal andaba justito de fuerzas y Galván, que tardó en ver el pitón izquierdo, estuvo más pinturero que mandón. Nunca lo llevó toreado. Se limitó a dibujar esos pasajes sueltos que, por la embestida incierta del toro y su gusto, que lo tiene, adquirieron cierta importancia.

Después brindó al empresario una faena que no le valdrá para volver en el Pilar. En las tandas centrales no se cruzó; escupió al toro hacia fuera; y el arrimón final nunca puede justificar a un torero de su corte ni esa vuelta al ruedo que quiso dar. Se le fue un lote más que aceptable que bien hubiese querido para él Jorge Isiegas.

Aquel Sueño que cerró plaza pronto se tornó en pesadilla. Toda la entrega del toro acabó en la primera tanda. Isiegas lo sometió por bajo; se sintió podido y se rajó. Nada hubo que hacer ya en lo artístico. Quedaba justificarse. Y el zaragozano lo hizo, jugándose las femorales cuando enfrente solo había leña.

El sainete con la espada (pinchazo, pinchazo hondo y siete descabellos) tuvo que ver con el enfado, con la frustración. Hasta entonces, la cabeza le había funcionado bien. Tanto con ese complicado sexto, como con el tercero, un toro Bastote que tardó en definirse.

El zaragozano afincado en Madrid se fue con él sin probaturas, al natural en la segunda raya del cinco, y allí comprobó que el problema iba a ser la ligazón. Tapacubos lo quería todo de uno en uno. Y el torero lo dominó para llevarlo a los terrenos más propicios; a los terrenos en los que le robó un puñado de muletazos expuestos que, de ser acompañados con la espada, le habrían valido una oreja.

La Feria de San Jorge se cerró con una deslucida corrida de Castillejo de Huebra y poco público en los tendidos. De vuelta a casa, mientras remueve lo que pudo ser y no fue, Isiegas se cruzará por carretera con los que este domingo faltaron por acudir al desafío Saltillo-Los Maños en Las Ventas. Mientras un Sueño moría en Zaragoza, un Matón, de los Marcuello, era ovacionado en Madrid. 

Ficha

Seis toros de Castillejo de Huebra, de seria presencia, con cuajo y pitones, aunque con finas hechuras. En conjunto, de escasa entrega y poco empuje por falta de raza. Los de más opciones, con más fondo y empleándose más tras los engaños fueron segundo y quinto.

David Galván, de nazareno y oro: pinchazo, media estocada caída y descabello (ovación); media estocada (ovación).

Álvaro Lorenzo, de grana y oro: estocada tendida atravesada y cinco descabellos (silencio tras aviso); media estocada desprendida y cuatro descabellos (silencio tras aviso).

Jorge Isiegas, de blanco y oro: media estocada trasera y cuatro descabellos (silencio tras aviso); pinchazo, pinchazo hondo y siete descabellos (silencio tras aviso).

En las cuadrillas, Andrés Revuelta destacó bregando con el quinto, en el que saludó en banderillas Curro Javier. También José Montes saludó en el sexto.

Segunda y última corrida de la miniferia de San Jorge en Zaragoza, con menos de un cuarto de entrada en los tendidos.

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