feria de san jorge

Orejas para López Simón y Juan Leal en la vuelta de los toros a Zaragoza

En la vuelta de los toros a Zaragoza, Antonio López Gibaja trajo una señora corrida de toros con más fachada que contenido.

Muchos kilos y poco motor. En la vuelta de los toros a Zaragoza, Antonio López Gibaja trajo este sábado una señora corrida de toros con más fachada que contenido. Juan Leal y López Simón cortaron sendas orejas a lo más destacado del encierro -un 3º con sus complicaciones y un 5º más enclasado-, y Curro Díaz se fue de vacío al topar con el peor lote.

Díaz abrió plaza con Untamanchas, un toro sin fuerza ni recorrido que se defendió más que embistió. Lo tuvo que poner todo el jienense. Muy poco rescatable. Si acaso, algún natural suelto. El derecho ni lo probó, antes de pinchar dos veces e irse a por descabello.

El cuarto tampoco fue el toro que le va. No tuvo tranco, fijeza ni prontitud. Difícil tomarle el tiempo y la distancia. Imposible enlazar una tanda completa. Nos fuimos sin ver a Curro; nos fuimos sin ver templar un toro…

El triunfo de Juan Leal viajó a otra velocidad. La marcó Perverso. Un toro alegre, vivo, entendido de entrada por el francés. Le dio distancia desde los medios; le concedió respiro entre muletazos, corriendo bien la mano; y de ahí surgió la emoción tan demandada.

El animal tuvo recorrido y profundidad por el pitón derecho. No por el izquierdo. Y Leal se acabó aturullando antes de enterrar un estoconazo -con más alma que técnica- que mereció la oreja.

También la cobró López Simón por lo ofrecido ante el quinto. Moroso, un galán de 695 kilos, blandeó en los primeros tercios pero después se vino arriba en la muleta. Metió bien la cara en la media altura y humilló templadito cuando se le bajo la mano. Con algo más de fuerza, era de lío gordo. La faena le vino hecha al torero madrileño, que abusó de los circulares y estuvo por debajo de su oponente. Todo quedó en una oreja tras estocada tendida.

Antes, López Simón tuvo que tragar más ante Unísono. Tan justo de fuerza como de raza, apenas le permitió ligar tandas de dos o tres muletazos. El mérito del de Barajas estuvo en asomarse a las dos perchas que sobresalían. Muletazos, ni uno para el recuerdo. 

A la corrida le sobró presencia y le faltó raza para mover los 700 kilos que rondaron la mayor parte de los ejemplares. A excepción de esos dos toros de triunfo, los que se lidiaron en tercer y quinto lugar, los de López Gibaja flojearon o se rajaron.

Ficha

Seis toros de Antonio López Gibaja, con los cinco años cumplidos salvo el sexto, con mucho volumen -los tres últimos rondaron los 700 kilos- y abundante aparato en las cabezas, pero tan grandes como vacíos de raza y energías. Solo tercero y quinto, por una mayor movilidad y duración, ofrecieron opciones de triunfo.

Curro Díaz, de añil y oro: tres pinchazos y cuatro descabellos (silencio); estocada delantera atravesada y descabello (silencio).

López Simón, de gris perla y oro: pinchazos y media estocada tendida (silencio tras aviso); estocada desprendida (oreja con petición de la segunda).

Juan Leal, de blanco roto y oro: estocada (oreja con petición de la segunda); pinchazo, estocada trasera tendida y descabello (silencio tras aviso).

Entre las cuadrillas destacaron Óscar Castellanos en la brega del primero, con el que saludó en banderillas Lipi, y Vicente González picando al sexto. Al final del paseíllo se guardó un minuto de silencio por dos miembros del equipo gubernativo de la plaza y por el resto de fallecidos por el Covid. Primera corrida de la miniferia de San Jorge, con casi un cuarto del aforo cubierto (algo más de 2.000 personas).

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