Carlos García Lahoz, artista aragonés en Kiev: "Lo de Ucrania se parece a una guerra civil"

El ascultor aragonés trabaja desde hace años en la antigua república soviética, donde ha conseguido que un parque lleve el nombre de 'Aragón'.

El escultor aragonés Carlos García Lahoz tiene varios proyectos artísticos en Ucrania.
El escultor aragonés Carlos García Lahoz tiene varios proyectos artísticos en Ucrania.
Toni Galán

Carlos García Lahoz (Zaragoza, 1969) es uno de los aragoneses que mejor conoce Ucrania. A lo largo de los últimos 10 años ha desarrollado varios proyectos artísticos allí y tiene varios más en marcha. Viaja con frecuencia a la república ex-soviética, donde reside algunas temporadas, y el reconocimiento que tiene es tan grande que incluso una de sus esculturas flanquea la entrada de la Academia Nacional de Bellas Artes de Kiev. También bautizaron un parque con su nombre en la ciudad de Uman, aunque él pidió que lo cambiaran por el de 'Aragón-Carlos García Lahoz' para que coloquialmente se conociera más como 'parque Aragón'. La situación que se vive en el país ha envuelto en incertidumbre todos los proyectos que tenía en marcha y que debían desarrollarse a lo largo de 2022.

Usted es casi ya más un artista ucraniano que español.

(risas) No eso es un poco exagerado, aunque es cierto que conozco más artistas ucranianos que españoles. Fui allí hace 13 años por un tema que nada tenía que ver con lo que hago ahora, me gustó el país y cuando decidí dedicarme por completo al arte encontré muy buena acogida. En 2013 presenté un proyecto al Museo de Arte Moderno de Kiev, les gustó y lo apoyaron, y desde entonces he inaugurado una veintena de exposiciones en ocho ciudades distintas.

¿Cómo ve la situación que se vive allí?

Muy peligrosa, porque chocan miedos de distinto signo. Ya hace 13 años, en mi primera visita a Ucrania, vi un país polarizado y dividido, con un sector de la población muy pro-soviético y otro muy pro-occidental, y sin diálogo de aproximación entre ambos. Y esa situación se mantiene aún hoy. Llegan noticias de que se están proporcionando armas a la población civil y eso me parece muy peligroso.

Carlos García Lahoz, primero por la izquierda, con alumnos de la Academia Nacional Malevich de Ucrania, con los que desarrolló un proyecto artístico.
Carlos García Lahoz, primero por la izquierda, con alumnos de la Academia Nacional Malevich de Ucrania, con los que desarrolló un proyecto artístico.
Heraldo.es

Parece que en la Unión Europea se está viendo a Rusia como a un enemigo.

La situación es compleja y no conviene simplificar. Entiendo que Rusia no quiera tener un país de la OTAN en sus fronteras, pero estamos en el siglo XXI y lo lógico es dialogar. Mi impresión es que va a ser difícil llegar a un acuerdo al margen de las armas, y el problema está en que no va a ser la propia Ucrania la que va a decidir si hay guerra o no. Hay muchos radicales, y son los radicales los que te acaban conduciendo a la violencia.

Ese sector pro-soviético, ¿es amplio?

No se puede entender lo que está pasando allí, la polarización interna, sin remontarse a la historia. Hay una parte pequeña de Ucrania que aún sueña con la URSS. Piense que en la Segunda Guerra Mundial murieron millones de ucranianos y que la URSS repobló algunos territorios. En la zona de Donbás, por ejemplo, se sienten plenamente rusos, no quieren pertenecer a la UE. Frente a esto, existen otras zonas en las que mayoritariamente se aspira a todo lo contrario. No hay que olvidar que entre 1932 y 1933 las autoridades soviéticas provocaron una hambruna en Ucrania que se saldó con millones de muertos. Las fuentes son muy variadas a la hora de calibrar las víctimas, se dan varias cifras, entre dos y doce millones de muertos. Si hacemos un promedio y pensamos que pudieran ser 7 u 8, estamos hablando en cualquier caso de algo que tuvo un tremendo impacto en la población. Cuando yo viajé por primera vez a Kiev, casi lo que más se escuchaba hablar en la calle era ruso. Ahora lo que se oye mayoritariamente es ucraniano y la mayoría de los jóvenes quiere hablar inglés. Ya solo el lenguaje que usas te alinea en uno u otro bando. También es cierto que ha habido medidas que lo han propiciado; en los supermercados, por ejemplo, está prohibido atender en ruso salvo que el interlocutor no conozca otro idioma.

Pero los ucranianos no querrán la guerra.

No, pero las posiciones están muy radicalizadas y no hay diálogo. Los ucranianos viven más el corto plazo, el hoy y el mañana, y no se preocupan por el pasado mañana. Eso se debe a que la URSS los convirtió en supervivientes.

Usted vivió en primera línea los sucesos de Maidan, la plaza de la Independencia de Kiev, donde una revuelta popular expulsó a los gobernantes y exigió un acercamiento a la Unión Europea. Y todo acabó con muchos muertos. 

Ucrania se independizó de la URSS en 1991 pero en realidad apenas hubo novedades  hasta lo de Maidan. En 2014 las cosas cambiaron y desde entonces creo que Rusia y Ucrania están condenadas a no entenderse. Durante los meses que duró la revuelta yo bajaba a Maidan todos los días, atravesaba las barricadas porque estaba preparando una exposición en la sede de la Unión de Arquitectos de Ucrania, que estaba allí. No quise irme hasta que no se clausuró la exposición, pero tuve que ir con mucho cuidado. La embajada me había avisado de que estuviera siempre listo por si había que fletar de urgencia un avión para que saliéramos todos los españoles allí. Había mucha violencia en la calle, disparos, palizas... Un día que hubo muertos en el metro me costó nueve horas regresar a casas. Veías cómo la policía protegía a autobuses llenos de pro-rusos que salían corriendo y pegaban a la gente con bates de béisbol y otras armas. En enero y febrero las palizas en la calle fueron habituales y los francotiradores mataron a más de 100 personas.

En medios de Estados Unidos y Europa se destaca la propaganda y la manipulación por parte de Rusia. ¿Se nota mucho allí?

Más que los tanques. La propaganda rusa funciona perfectamente desde todos los ámbitos. Desde hace tiempo se está intentando concienciar a los ucranianos de que la vida fuera de la órbita rusa no es posible. Funciona incluso aquí. Cuando regresé de Maidán en 2014, hablando con mis vecinos zaragozanos, les contaba lo que había vivido y algunos me decían que no, que no habían sucedido algunas de las cosas de las que yo hablaba. Y cuando empecé a investigar un poco vi que se habían difundido mucho ideas que no eran ciertas, como la de que en la revuelta solo estaban inmersos elementos de la ultraderecha, cuando allí hubo todo tipo de personas, incluso gente pagada.

¿Cómo se está viviendo la pandemia en Ucrania?

Mal, como en todo el mundo. Aunque allí se da una circunstancia especial, y es que desde octubre o noviembre pasado se exige el pasaporte covid para prácticamente cualquier actividad pública, y solo está vacunado el 20% de la población porque no hay mucha conciencia de que la vacuna sea necesaria y segura. Y esa situación bloquea ciudades enteras.

Carlos García Lahoz y el rector de la Academia Nacional de Bellas Artes de Kiev, en los jardines de la institución.
Carlos García Lahoz y el rector de la Academia Nacional de Bellas Artes de Kiev, en los jardines de la institución.
Heraldo.es

¿Qué proyectos tenía para este año?

Se cumple el 30º aniversario del reestablecimiento de las relaciones diplomáticas entre España y Ucrania y tengo previstos proyectos en ambos países. En Madrid, una exposición de diez pinturas vinculadas a otros tantos poemas de Lesya Ukrainka, una de las grandes escritoras clásicas de Ucrania. También he acabado una escultura inspirada en su obra y tenemos que buscar la fecha más adecuada para colocarla en la plaza que lleva su nombre en Madrid. También está pendiente la celebración de la cuarta edición del Festival Internacional de Cortometrajes Ucraniano-Aragonés, que se celebra cada año en Madrid, Zaragoza, Uman y Kiev, y que quieren acoger también otras ciudades. En Ucrania trabajo en colaboración con la embajada española. Tengo una escultura para la ciudad de Lviv, y una exposición, 'Almas gemelas', en Kiev, seguramene en la Academia Nacional de Bellas Artes. Es una muestra en la que mi obra establece un diálogo con las de Goya y Tarás Shevchenko. También tengo algún proyecto fuera, en Pakistán, y sigo desarrollando otro en la cárcel de Zuera, con los presos; este año en la técnica de la cerámica, vinculando el mudéjar aragonés y la obra de Kazimir Malévich.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión