lírica

Eliberto Sánchez: "Para vestir a cada voz con el ropaje adecuado hay que tener oído, práctica y conocer bien a los personajes"

El repertorista (uno de los mejores de España), pianista y docente aragonés defiende el trato académico de la voz lírica como el instrumento especial que es.

Eliberto Sánchez, al piano.
Eliberto Sánchez, al piano.
HA

Eliberto Sánchez es uno de los mejores repertoristas de España, y ejerce su magisterio en Zaragoza desde hace más de tres décadas. El referido título se lo otorgan aquellas voces líricas que han conseguido trabajar sus capacidades a plenitud gracias al ojo clínico (oído sería una metáfora más acertada) de este profesional, siempre certero a la hora de saber qué partituras se ajustan mejor a cada intérprete.

“Empecé con la música de niño, en Vadorrey, tocando el armonium bajo la supervisión del padre José. Allí aprendí desde los seis años hasta los diez, cuando empecé en el Conservatorio de Zaragoza. En 1990 ya comencé a trabajar con repertorio de ópera en el propio Conservatorio”.

En 1992 aprobó las oposiciones de repertorio de ópera y oratorio para la plaza que ya ocupaba y también las de pianista acompañante de canto. “Ya había tratado con muchos instrumentistas, pero desde ese momento, hace justo 30 años, me volqué en esta tarea de acompañar a cantantes. También llevé la dirección del Teatro Lírico de Zaragoza entre 1995 y 1999; luego fundé la compañía de ópera Vox, que se mantuvo activa hasta 2004. En cuanto a los recitales, ya paso de los 800; durante todos estos años también he vivido experiencias muy gratificantes en el programa de Ópera Abierta en el Liceo de Barcelona, y entre 1995 y 1997 estuve como pianista en las becas de Montserrat Caballé de Ibercaja; luego fui pianista oficial del concurso de la propia Montserrat Caballé”.

El repaso continúa. Sánchez tiene un Excel en la cabeza. “Entre 2008 y 2012 intervine en todas las óperas del Auditorio como maestro repertorista, y he trabajado en la preparación de cantantes como Ainhoa Arteta, Minerva Moliner, Montserrat Martí, el gran bajo barítono Carlos Chausson o Ana María Sánchez. Eso sí, te puedo decir que de todo lo hecho, lo más increíble y quizá menos lucido fue ser pianista del concurso de Montserrat Caballé”.

Eliberto Sánchez acompaña al piano a una semifinalista del concurso Montserrat Caballé en 2013.
Eliberto Sánchez acompaña al piano a una semifinalista del concurso Montserrat Caballé en 2013.
Aranzazu Navarro

Sánchez describe el proceso de trabajo en el certamen. “El día anterior nos pasaban la plantilla de los cantantes del día siguiente, que eran entre 12 y 15; había 10 minutos de ensayo con cada uno, y la prueba llegaba apenas unas horas después. Esa tensión era motivadora; la sensación de acompañar a gente que a veces venía de Sidney, cruzado medio mundo para cantar 5 minutos ante un jurado, era tremenda. Tenías la gran responsabilidad de ayudarles sin fallar, de no arruinar sus opciones, mientras los buitres volaban sobre nuestras cabezas”, recuerda. “Como pianista acompañante, celebro haber tenido como maestro a Miguel Zanetti, uno de los dos grandes repertoristas españoles junto a Félix Lavilla, primer marido de Teresa Berganza, que murió en 2013. Miguel murió en 2009; fuimos muy amigos”.

Expandir el conocimiento

En 2013, Eliberto Sánchez se convirtió en miembro fundador de la asociación Zaragoza Lírico Cultural, de la que es tesorero en la actualidad, y que preside la soprano Conchita Pérez. Los objetivos de este impulso eran y son la difusión del arte lírico en sus diferentes facetas, la promoción de los cantantes líricos aragoneses, la orientación y ayuda a cantantes noveles y la realización de todo tipo de actos (cursos, conferencias, recitales, proyectos pedagógicos,…) dirigidos a divulgar y promocionar la lírica en nuestra sociedad, contando para ello con gentes de nuestra tierra.

“Se fundó -explica Sánchez- para tratar de paliar la falta de actividad lírica de la ciudad, y me enorgullece decir que muchos alumnos míos han realizado una gran labor de difusión del repertorio lírico; el mundo no se acaba en la ‘Traviata’, ‘Carmen’ o ‘Carmina Burana’. Ahora estamos ultimando repertorio y eligiendo cantantes para la quinta edición del ciclo ‘Lírica en la Magna’, en colaboración con la Universidad; el año pasado se desarrolló entre abril y mayo”.

Sánchez está especialmente orgulloso de su alumnado. “Puedo presumir de que casi el 100% de los cantantes lírico aragoneses de cierto renombre en las tres últimas décadas han pasado por mis manos, desde Beatriz Gimeno a Ana Anadón, Eugenia Enguita, Isaac Galán, Eduardo Aladrén… son muchísimos nombres, y con varios seguimos trabajando juntos. La técnica del canto siempre me ha despertado mucha curiosidad, especialmente la ópera; es un veneno, como decía Miguel Zanetti, y siempre se tiene la sensación de abarcar una mínima parte de todo lo abarcable, si llegamos a vivir ochenta años habremos podido trabajar el 2% del repertorio". 

Sánchez recalca que "cada voz es diferente, pero las técnicas, las bases son las mismas; no he creado a Beatriz, Isaac o Eduardo, pero sí he ayudado a que sacaran su máximo potencial. Un cantante con buen material en la voz que no trabaja un repertorio idóneo para su voz, aunque pueda cantarlo, puede comprometer su salud vocal y, por ende, su ánimo. Dos voces de tenor o barítono pueden ser diametralmente distintas, y no es verdad que cualquier barítono debe cantar un aria concreta, porque una te irá perfecta a ti y fatal a otro colega con la misma tesitura y distintas características vocales”.

El maestro repertorista se explaya con los ejemplos. “Para vestir a cada voz con el ropaje adecuado hay que tener oído, práctica y conocer bien a los personajes. A Eduardo le pasó con Pinkerton, su primer gran papel solista; tenía dudas, pero notaba que se encontraba muy cómodo, le animé y ahora lo hace de maravilla hasta haciendo el pino. Eugenia siempre ha sido la Reina de la Noche, de ‘La Flauta Mágica’. Cuando se marchó al extranjero ya hacía ese papel de maravilla”.

Zaragoza y la calidad

Eliberto Sánchez clama por algunos cambios en la estructura académica para potenciar el canto lírico hacia metas más ambiciosas. “A estas alturas de mi vida es lo que creo que debo hacer. Valencia se ha convertido en una fábrica de cantantes líricos, por ejemplo; aquí hay una cantera de voces con una calidad enorme, quizá sea por la jota, hay mucha gente que definitivamente tiene el material, pero otra cosa es que acaben siendo cantantes líricos. El canto se viene tratando de un modo equivocado desde el punto de vista académico. Planteé un currículo específico para los cantantes, aunque también fueran músicos, del 95 al 2005; pusimos en práctica un modo de trabajar, enfatizando asignaturas concretas, y llegó un aluvión de personas que acabaron el grado medio, siguieron adelante y hoy viven directa o indirectamente del canto. Hablo de solistas, coros profesionales, profesores en academias o coros, Zelia Lanaspa tiene en Mikrópera su propia compañía de ópera para niños”...

La queja tiene matices. “Por desconocimiento o quizá desinterés de la administración, se quitó. Desde 2006, el canto es otro instrumento más; en el grado superior hay idiomas, pero no especialización en teatro lírico o género de conciertos, como sí ocurre en el 90% de conservatorios superiores en todo el mundo, y los alumnos no tienen la oportunidad de hacer montajes escénicos. ¿Futuro? Triste. Hay un trabajo hecho durmiendo en un cajón, hecho a coste cero, que en su día sacó este talento antes mencionado. Da igual el potencial; si no hacemos las cosas mejor, seguiremos en tercera división”.

Eliberto Sánchez, en uno de los recitales didácticos de 'Lírica en la Magna'.
Eliberto Sánchez, en uno de los recitales didácticos de 'Lírica en la Magna'.
HA

Con el ciclo “Lírica en la Magna”, el enfoque es sobre todo divulgativo. “Queremos aportar, que la gente sea consciente del valor de la cultura. No hay una temporada regular de ópera, no se ha generado público, y eso se consigue con al menos un recital lírico al mes; y eso a pesar de la gran labor del Auditorio. El Teatro Real, además de su programación, sigue haciendo trabajo de difusión de la lírica con óperas de pequeño formato, recitales pedagógicos, adaptaciones… pero no hay que aspirar a barbaridades, sino exprimir lo que tenemos y así, en 30 ó 40 años, quizá tengamos la vida lírica de Málaga, Jerez de la Frontera, Oviedo, Bilbao o Santander, que no tienen 12 óperas anuales pero sí cuatro, y muchos recitales”.

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