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Verónica Forqué en Aragón: el irresistible encanto de una mujer que parecía feliz

Varios profesionales del cine recuerdan a la actriz, de origen aragonés, que visitó Calanda, Teruel, y que buscaba la huella de su padre en Zaragoza

Verónica Forqué con Paco Martín en agosto de 2018 en Teruel.
Verónica Forqué con Paco Martín en agosto de 2018 en Teruel. Ella está vestida para el corto 'Sobre ruedas'.
Desafío Buñuel / Carlos Gurpegui.

Ya en 2016, el cinéfilo y colaborador de HERALDO Luis Alegre escribía un artículo sobre Verónica Forqué en el que decía: “Verónica recuerda que, al leer las necrológicas de los periódicos, sentía envidia de los difuntos. Esta confesión es el dibujo más fino y potente que conozco de la depresión, esa fiera desbocada: la sensación de completa derrota, el no querer despertar, el lamentar no tener el coraje de pegarte un tiro. Hace poco la actriz bajó a ese infierno, del que salió gracias a terapias y fármacos. Vivan las drogas, dice ella”. En el mismo artículo, el colaborador de HERALDO, cerraba así su retrato de la actriz que acaba de poner fin a sus días a los 66 años en Madrid. “Cuando era niña, su padre le dijo: ‘Anda y arroja un poco de sol por ahí’. Y le ha hecho caso”. Aludía a su alegría, a su optimismo, a su cariño incondicional a los otros.

Los vínculos de esta actriz, -“con voz de comedia”, como dice su amigo Paco Martín- con Aragón son inmensos e intensos. Uno de sus amigos, el profesor, cinéfilo y gestor cultural Carlos Gurpegui, tiene muchos recuerdos de ella. “Nos conocimos hace 25 años, en la gala de los Premios Goya. Recuerdo que no parábamos de hablar y el gran Javier Gurruchaga, callado, mirando. Y desde entonces nos hemos visto mucho, aquí o en Madrid. Por ejemplo, recuerdo que una de las primeras veces que contacté con ella fue a mediados de los 90 para que ejerciera de mantenedora en la Feria del Vino de Cariñena”, dice. Cuando la llamó para proponérselo, Verónica le dijo: “No te lo vas a creer. Acabo de soñar con mi abuela, que llevaba una pesada cargas de uvas, en una canasta, a la espalda. Como te puedes imaginar, no te puedo decir que no tras este sueño. El azar nos ha conectado”, recuerda Carlos Gurpegui, y dice que Verónica, “con su inmensa humanidad y su capacidad para conciliar posturas antagónicas, se metió a la gente en el bolsillo. Sabía estar con unos y con otros. Tenía un carácter simpático, dichararero, inteligente, se entregaba y lo hizo de maravilla”.

Carlos Gurpegui, padre de la joven actriz Carlota Gurpegui de ‘Hit’ y ‘Las niñas’, recuerda otras citas. Una de ellas, alrededor de 1998. “Recibía el premio especial del Festival de Cine de Zaragoza y estaba emocionada por varias cosas. Era la ciudad de su padre José María Forqué, que había nacido en el barrio del Gancho, y acababan de dedicarle un plaza. Y allí fuimos a verla. Le encantaba hacer pequeños paseos, reencontrarse con el espíritu de su padre, que tanto le había marcado”.

Verónica Forqué con quien fue su marido hasta 2014: el director Manuel Iborra. Presentaban en el ciclo 'La buena estrella' la obra 'La dama boba'. Marzo de 2006.
Verónica Forqué con quien fue su marido hasta 2014: el director Manuel Iborra. Presentaban en el ciclo 'La buena estrella' la obra 'La dama boba'. Marzo de 2006.
José Miguel Marco.

Gurpegui introduce un matiz: “No solo lo adoraba a él, con el que trabajó en sus primeras películas, sino también a su madre, la escritora Carmen Vázquez-Vigo. Se sentía orgullosa de ambos, y adoraba a su hija María. Recuerdo cuánto me hablaba de ella: a veces cortaba la conversación o se iba porque decía que tenía quería conciliar la vida profesional con la vida personal, y debía hablar por videoconferencia con su hija María. Y a su hija la quería con locura y decía que era ‘lo más bello que ha pasado en el mundo’”, explica. “Para mí, más allá de su terrible destino, era una persona que aspiraba a la trascendencia, mística, más que religiosa, y te contaba que cuando meditaba o hacía yoga pensaba en su padre, y dialogaba con él. Recuerdo de ella que tenía un respeto brutal a la vida y a las personas, por eso aún conmueve más su final”. Luis Alegre decía en 2016: “Sufrió dos pérdidas que le destrozaron el ánimo. Una, inesperada y brutal, la de su hermano Álvaro, víctima de un infarto en la Nochevieja de 2014. La otra fue la pérdida de la ilusión sentimental que le había mantenido unida a su pareja [Manuel Iborra] durante 34 años. Un día decidió ser honesta con ella misma y su estupendo marido y cerró una relación que ya no le hacía feliz”. En marzo de 2016, precisamente estuvo en la Semana Santa de Calanda.

“Para mí, más allá de su terrible destino, era una persona que aspiraba a la trascendencia, mística, más que religiosa, y te contaba que cuando meditaba o hacía yoga pensaba en su padre, y dialogaba con él. Recuerdo de ella que tenía un respeto brutal a la vida y a las personas, por eso aún conmueve más su final”

Un cuarto de siglo da para mucho: para citas, para llamadas, intercambio de correos electrónicos y confidencias. “Estuvo aquí en un ciclo que se hacía en el colegio Pedro Cerbuna, ‘En nombre de mujer’, y fue un día precioso. La recuerdo serena, fresca, divertida, concienciada… -dice Carlos Gurpegui-. Quiso hacerse fotos en el Paraninfo ante la estatua de Cajal. Y podría contar algunas cosas más de su voluntad de empatizar”. En otra de sus citas recientes Gurpegui y Verónica Forqué hablaron mucho del director de cine Antonio Mercero y el alzhéimer. “Los dos lo admirábamos mucho. Recuerdo que acabamos llorando. ¿La depresión? A mí siempre me pareció uno de esos seres que ven la vida como si el vaso estuviese siempre medio lleno y esa era la mejor medicina para alcanzar la alegría”.

Uno de las últimos encuentros, “muy emocionante y a la par tranquilo”, fue en agosto de 2018 en el Desafío Buñuel que dirige Pimpi López Juderías en Teruel. “Se alojó en el hotel Botánicos, por la mañana recibía a los medios de comunicación y por la tarde rodaba. Estuvo encantadora, y luego el jurado le dio el triunfo al corto en el que participó: ‘Sobre ruedas’, de Rubén Pascual. Estaba contenta y disfrutó de la ciudad”.

Con dos amigos en Teruel, durante el rodaje de 'Sobre ruedas'. Agosto de 2018.
Con el actor Mariano Venancio y Antonio García 'Chaci', jefe de producción del rally Desafío Buñuel, durante el rodaje de 'Sobre ruedas'. Agosto de 2018.
Desafío Buñuel / Carlos Gurpegui.

Y no solo eso: recordó que en 1990 visitó la ciudad con su padre, que fue objeto de un homenaje del Festival de Cine de Teruel, que dirigía Fermín Pérez, cuando tenía carácter generalista. Guardaba el trofeo que le dieron en una de las estanterías de su casa. La profesora y cinéfila Aurora Cruzado paseó y conversó con ella. “Me pareció una mujer fresca, simpática, encantadora. Yo sabía que había pasado una depresión porque había oído una conversación suya con Julia Otero, pero en aquel momento estaba bien, relajada. No fui la que más habló con ella, pero tuvimos una de esas conversaciones de mujeres donde se habla de amor, de hombres, sin ofensa alguna, de picardías. Y hablamos de Pedro Almodóvar, al que quería mucho y al que le estaba muy agradecido”, recuerda.

Gonzalo Montón: “A mí me pareció una persona encantadora, una actriz muy profesional y paciente con el equipo de filmación. Disfrutó muchísimo de Teruel y de su gente"

Su marido Paco Martín, otro de los animadores de la revista ‘Cabiria’, exfuncionario y exconcejal de Chunta, conversó más con ella. “Coincidimos en la película, donde yo hacía un cameo. Ella era una mujer que estaba en la residencia en una silla de ruedas y quería huir de allí. Tenía esa voz de comedia que ha tenido siempre, pero en cuanto la oías con atención te impresionaba. Tenía criterio y sensibilidad. Aquel fin de semana fue una experiencia deliciosa y nada denotaba ese tormento interior que debía perseguirla. Te impresionaba porque era una persona cercana, amable, un encanto, que se adaptaba muy bien a la situación y no tuvo ni un solo destello de divismo. Hablamos de algunas películas, ‘Bajarse al moro’, de Colomo; de ‘Qué hecho yo para merecer esto’ o de ‘Kika’, de Almodóvar. Disfrutó de Teruel y nos dejó a todos un estupendo sabor de boca. Decía que Teruel la ponía bien”. Paco Martín dice que no volvió a hablar con ella y ha sentido mucho su adiós: “Me persigue ese recuerdo tana agradable y tan entrañable”, dice.

Gonzalo Montón, profesor de literatura y cinéfilo también, la evoca así: “A mí me pareció una persona encantadora, una actriz muy profesional y paciente con el equipo de filmación. Disfrutó muchísimo de Teruel y de su gente. Vino gracias a Carlos Gurpegui y participó en el corto 'Sobre ruedas', muy divertido. Ganó el premio a la Mejor película y el Premio especial del público”. 

Quizá por todo ello y por muchos recuerdos más -aquella impresionante representación en noviembre de 1987 en el Teatro Principal con ‘¡Ay, Carmela!’, de José Luis Sanchis Sinisterra junto a José Luis Gómez- se entiende a la perfección la pena de Luisa Gavasa: “Siento dolor. Mucho dolor”. Con ella coincidió en varias ocasiones; sin ir más lejos, en diciembre de 2016 en la Casa de la Mujer en un diálogo que moderó la cineasta Vicky Calavia.

1989. Zaragoza. María Barranco, Manuel Iborra y Verónica Forqué.
1989. Zaragoza. María Barranco, Manuel Iborra y Verónica Forqué.
Carlos Moncín / Heraldo.
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