cultura

Una exposición de zaragozanos anónimos retratados a la antigua usanza

La Galería Órbita expone los fines de semana de diciembre las imágenes captadas por el colectivo Rara Avis con una cámara minutera artesanal como las del siglo XIX.

Un momento de la toma de fotografías con Tristana.
Un momento de la toma de fotografías con Tristana.
Luis Areñas

El proyecto fotográfico ‘Retratos de una era’ toca a su fin después de meses y meses recorriendo los barrios de Zaragoza. Una exposición pone fin a la aventura de Luisa Monleón y Cristina Rico, que forman el colectivo Rara Avis, quienes han recorrido diez barrios de Zaragoza para retratar a sus habitantes con ‘Tristana’, una cámara minutera de fabricación propia similar a las que utilizaban los fotógrafos ambulantes de principios de finales del siglo XIX. En la exposición se pueden ver una selección de 40 retratos originales de los más de 150 obtenidos durante el proyecto, además de un mural con un buen montón de postales en la que los retratados escribían cómo había sido su año pandémico.

‘Retratos de una era’ es una iniciativa "artística y de participación ciudadana", que aspira a crear una radiografía “visual y emocional de la ciudad". El resultado del proyecto, financiado por el Ayuntamiento de Zaragoza a través de la plataforma ‘Viaje a la sostenibilidad’, puede verse en la Galería Órbita (Las Armas, 78, entrada por la plaza de Mariano de Cavia) el próximo fin de semana: el viernes 17 (de 19,00 a 21,00), el sábado 18 (de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00) y el domingo 19 de 11.00 a 14.00.

Junto a todos los retratos queda también expuesta la máquina que ha obrado parte del trabajo y que ellas han bautizado como Tristana: se trata de una cámara como las que eran muy populares hace cien años, y que ellas mismas han construido con documentación e ingenio.

"Cuando estudiamos fotografía, la analógica daba sus últimos estertores y nacía la digital, con lo que tuvimos que adaptarnos a la nueva era", cuentan las autoras, que quisieron volver su mirada sobre los procesos antiguos y artesanales. Así, investigaron cómo fabricar con sus propias manos una de estas máquinas, que tienen caja, lentes, bandejas de revelado y hasta un pajarito al que conviene mirar para no salir desenfocado. Monleón y Rico explican que encontraron mucha información en la web de Agfan Box Camera, donde los aficionados pueden descargar los planos de una cámara de estas características.

Algunos de los visitantes de la exposición se asombran de la definición que se consigue con estos retratos, cuando no es ni siquiera preciso estar quietos posando más de tres o cuatro segundos. Por su parte, los más jóvenes descubren una magia analógica, que apenas les suena conocida por el resurgimiento de las Polaroid. Las responsables de Rara Avis se quedan con el negativo original y acaban escaneando las fotos para digitalizarlas y poder hacer una proyección o compartirlas en las redes sociales. 

La exposición, con los retratos y la propia cámara.
La exposición, con los retratos y la propia cámara.
Heraldo.es
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