música

Sara Morales: "Ha sido un regalo que Ana Curra me haya confiado su historia"

La periodista zaragozana presenta este jueves en El Corte Inglés de Independencia (19.00) junto a Octavio Gómez Milián el libro ‘Conversaciones con Ana Curra’, en el que ‘desnuda’ a este referente de La Movida

La periodista zaragozana Sara Morales.
La periodista zaragozana Sara Morales.
Enrique Cidoncha

¿Cuándo y cómo entró la música en su vida?

Siempre ha estado presente. Si me remonto a los primeros recuerdos que tengo, ya veo por ahí la colección de vinilos que mis padres tenían en casa y las cintas de casete que mi hermano (seis años mayor) me iba dejando. La radio también jugó un papel esencial, todavía conservo mogollón de cintas en las que grababa los programas musicales con aquella grabadora Melody inolvidable. ¡Y los videoclips! A finales de los ochenta estaban en pleno auge y yo me quedaba pegada a la tele mirándolos y queriendo entrar en ellos.

¿Cómo fue su infancia y adolescencia en aquel Aragón de finales los 90?

Mi infancia y mi pre-adolescencia fueron muy felices por aquellas tierras. Nací en Zaragoza pero me crié, y siempre viví, en Andorra (Teruel). Mi pueblo del alma. La vida en los pueblos va mucho más deprisa que en las ciudades y, a los once años, mis amigas y yo ya habitábamos en los recreativos y en los garitos, con la música siempre sonando. Fue en aquellos años cuando terminó de convertirse en fundamental para mí. Por otro lado, las escapadas a Zaragoza eran constantes en nuestra rutina, íbamos cada dos por tres para cualquier cosa. Pero a los trece años, mi familia y yo nos vinimos a vivir a Madrid y aquí sigo. La gran metrópoli me atrapó desde el principio, pero siempre que puedo me escapo a Zaragoza y vuelvo a mi pueblo; en ambas continúan mis raíces y mis amigos de la infancia. Ambas siguen siendo casa.

¿Sintió cierto vértigo al decidir publicar su primer libro a los 38 años, tras toda una vida involucrada en medios de comunicación? ¿Le daba cierto respeto dar el paso?

Mucho, mucho respeto y mucho vértigo. A pesar de llevar media vida escribiendo artículos musicales en diferentes revistas, tratando personalmente con las bandas, asistiendo a conciertos, y viviendo por y para la música, escribir un libro son palabras mayores. Acojona al mismo tiempo que ilusiona y motiva. El director de la editorial Efe Eme, Juan Puchades, tras varios años tanteando conmigo la posibilidad de hacerlo, en 2020 me dio el empujón definitivo. Le estoy muy agradecida, él fue el primero que confió en mí.

¿Cómo convenció a una persona tan poco dada a mostrarse ante los medios como Ana Curra para que se abriera ante usted de la forma que lo ha hecho?

Cuando le propuse a Ana la idea de este libro, en octubre de 2020, fui muy clara y transparente. Había que ir a tumba abierta, sin amarallismos, sin morbo; pero sí hablando de todo y tratándolo en profundidad. Ella tuvo una reacción calurosa y afectuosa conmigo; aunque, como es lógico, me pidió tiempo para pensarlo. Yo era consciente de estar proponiéndole algo complicado y arriesgado en general para cualquier artista, que es abrirse de par en par en lo personal y en lo profesional; y en particular para ella por su hermetismo de años con respecto a ciertos temas. Pasado un mes de mi propuesta, me dijo que sí.

Si Calamaro no hubiera titulado así un disco, ‘Honestidad brutal’ hubiera sido un título muy indicado para este libro. Sobrecoge la sinceridad con la que Ana habla, no esquivando ninguna pregunta ni aferrándose a lo políticamente correcto. Trata absolutamente todos los temas muy directamente, desde el (mal) trato de Hispavox a las malas artes del hermano de Eduardo...

Ana ha sido muy valiente y extremadamente honesta, con una sinceridad sobrecogedora. Durante nuestras conversaciones, no solo no ha obviado ningún tema, sino que ha profundizado en ellos con una sensibilidad, una elegancia y un sentido de la justicia tremendos y admirables. Ella es así en su vida cotidiana, así se mostró ante mí y, en consecuencia, ante todos vosotros. Su vida ha sido dura, ha habido demasiado sufrimiento, muchas injusticias... Y, en mitad de ello, su virtud creativa siempre brillando. El compendio de todo la ha llevado a convertirse en la mujer íntegra, guerrera y generosa que es.

En el libro se habla mucho de música, con grupos fundamentales en la historia del pop rock nacional, pero las historias más contundentes son las humanas. De la lectura del mismo el lector obtiene una lección de vida a cargo de una persona que ha caído (o más bien) la han hecho caer mil veces, pero siempre se ha puesto en pie.

Exacto. Tiene una fuerza descomunal. Su ímpetu, su garra, su entrega al trabajo, al esfuerzo, su sentido del humor y su forma de ver la vida y comérsela, han hecho que nada ni nadie puedan con ella. Es figura fundamental de una etapa de nuestra música como creadora de bandas e himnos que han hecho historia, pero como bien has apreciado, el trasfondo humano que hay en todo ello es mucho más extraordinario todavía. Detrás del mito apasionante que todos conocemos, se esconde una mujer más fascinante todavía.

¿Cómo gestiona una conversaciones tan duras como la confesión de que fue violada de adolescente y fue a abortar a Londres?

La mañana que hablamos de aquello fue tremendamente cruda y emotiva. A pesar de llevar mi batería de preguntas y un guion con los temas a abordar cada día de entrevistas, ella misma me iba desmontando todo con sus propias respuestas, descuadrándome y obligándome a improvisar. De ahí también la frescura y la espontaneidad que emana de nuestras charlas, uno de los aspectos más mágicos del libro. Su relato sobre aquella experiencia tan horrible me pilló desprevenida, lo desconocía y me rompió los esquemas por completo. Me dejó hecha polvo. Nadie más allá de su entorno íntimo lo sabía hasta ahora; por eso me gusta insistir en la valentía y la generosidad de Ana con todos nosotros.

Otro capítulo trágico es el mortal accidente en que falleció su pareja, el gran Eduardo Benavente, camino precisamente de Zaragoza para ofrecer un concierto. Ana afirma que un hecho así nunca se supera, que se conforma con “integrarlo en su vida”. Incluso revela que la familia de Eduardo la denunció por lo ocurrido.

El día que hablamos de aquello también fue de los más duros. Eduardo para muchos, entre los que me incluyo como devota confesa de Parálisis Permanente, es un mito. Una promesa de nuestra música a la que no le dio tiempo de dejar mucho hecho, aunque sí lo suficiente como para encumbrarlo a esa categoría. Pero Ana no me hablaba del mito, me hablaba de su amor, de su compañero de vida; por eso, la empatía, la fascinación y la tristeza por parte de los de fuera crecen exponencialmente cuando lo relata. Lo que ocurrió en aquella carretera fue una de las grandes tragedias en la existencia de Ana y un punto de inflexión decisivo en nuestra historia cultural. Y lo que vino después, por parte de la familia de Eduardo, otra de las grandes injusticias que ha tenido que sufrir, y uno de los episodios de su vida que más me indigna a mí personalmente.

Los capítulos en los que habla de música son deliciosos, una crónica desde dentro de unos momentos únicos, con la explosión del punk y de La Movida. Desde la niña que idolatraba a los grupos que le descubrían sus hermanos Javi y Ángel hasta la adolescente/joven que formaba parte de bandas de moda como Alaska y los Pegamoides o Parálisis Permanente. Como entrevistadora ha debido ser un regalo muy emocionante escuchar en primera persona todo este relato.

Efectivamente, tú lo has dicho. Como periodista y, a nivel profesional, ha sido un regalo que ella me ha hecho a mí confiándome su historia. A nivel personal, como fan, ha sido un sueño cumplido poder llegar a ella y conocerla mejor. Ana es leyenda viva de aquel tiempo que tanto ha marcado nuestra tradición musical y cultural, es la reina punk de nuestro país, y escuchar (o leer) su experiencia y su visión de aquel tiempo en primera persona, era la pieza que nos faltaba para completar el puzle. Su testimonio era necesario. Y ahora, ya sabiendas de él, ha resultado ser conmovedor, tierno y edificante.

En lo musical, otra lección de Ana es que jamás se ha aferrado al pasado y, con sus intermitencias, ha seguido editando nuevas canciones, siempre evolucionando. Y tardó tres décadas en retomar el repertorio de Parálisis Permanente en sus conciertos.

Este es uno de los pasajes más bonitos de la carrera artística de Ana: cuando logró remontar de su caída y desplegar las alas de nuevo para homenajear a Eduardo y a Parálisis Permanente. Como dice ella, fue la entrega definitiva de su tesoro más protegido y mejor guardado, su manera de devolvérselo al mundo para poder seguir celebrando la obra maestra que levantaron juntos una vez. Pero para eso, primero debió desprenderse (aunque nunca del todo) de su propio dolor y de la nostalgia; de ahí que pasaran tantos años. Aún así, es necesario poner en valor toda la trayectoria musical de Ana, desde su papel totémico en los Pegamoides, hasta la inigualable leyenda de Parálisis Permanente, pasando por aquel desgarro en duelo que fue Seres Vacíos y su carrera en solitario con una nueva banda. A día de hoy, sigue gestando canciones sublimes: 'Hiel', el pasado mes de mayo, ha sido la última en ver la luz; 'Afrodita la monarca', va a ser la siguiente.

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